Monotonía es uniformidad, es ser o estar homogéneo, significa rutina, repetición siempre de lo mismo, lo que implica una simpleza que puede resultar en calidad de aburrido, cansado incluso. Romper la monotonía no implica como tal romper las reglas, romper el orden establecido, sino proponer una innovación creativa, que vislumbre diversidad y anuncie cambios. Esta realidad está presente siempre en toda faceta de la vida del hombre y se hace significativa en el proceso de crecimiento, adaptación y dinámica relacional, por lo que puede llegar a significar en ciertos casos pérdida de oportunidades.
Monótono no es ir con la corriente y uniformidad no es perder individualidad, porque ambos se refieren más bien a unidad, que es ir al unísono, en sintonía, y no choca con que haya espacio para nuevos caminos de descubrimiento e inventiva, al contrario, un orden en desorden puede llegar a ser la mejor forma de encontrar las respuestas. Se trataría, en suma, de cómo encajar grupalmente, actuar en sintonía y trascender en función de aportaciones que beneficien en lo individual y colectivamente. De estos conceptos se rodea la película Notas perfectas (EUA, 2012), dirigida por Jason Moore y escrita por Kay Cannon, quien hace un guión ligeramente basado en el libro de no ficción de Mickey Rapkin, titulado ‘Pitch Perfect: The Quest for Collegiate a Cappella Glory’.
Protagonizada por Anna Kendrick, Brittany Snow, Anna Camp, Skylar Astin, Rebel Wilson, Adam DeVine, Alexis Knapp, Hana Mae Lee, Ester Dean, Ben Platt, John Michael Higgins y Elizabeth Banks, la historia pone al centro a Beca, una estudiante universitaria que acepta unirse a uno de los grupos a capela de la institución para convivir con gente interesada, como ella, en la música (y a solicitud de su padre para socializar con sus nuevos compañeros). Aubrey, capitana del equipo coral, y su amiga Chloe, están reclutando nuevas integrantes con un solo objetivo en mira, ganar la competencia nacional, pues luego de una actuación que las puso en ridículo en las finales del año anterior, conseguir ocho jóvenes que se unan a las “Bellas”, el grupo, no es una tarea sencilla, específicamente porque las expectativas de Aubrey del tipo de candidata que busca y la lealtad que espera de ellas, demasiado exagerada y muchas veces sin fundamentos y sin dar suficiente flexibilidad a las estrictas reglas y disposiciones que establece, de tal forma que el grupo apenas y logra conformarse.
Aubrey además pretende jugar a lo seguro, con ideas que le han funcionado en el pasado pero que terminan por ser obsoletas; así, nunca cambian ni en ritmo ni en sonido, ni en su concepción ni en su presentación frente al público, es decir, no buscan innovar sino repetir, lo que Beca considera un factor en contra de su desempeño, porque ya ni siquiera son ordinarias y previsibles, sino que el halo que las rodea se ha vuelto tan soso que se han vuelto aburridas. La estrategia de Aubrey les es suficiente para pasar la primera ronda de la competencia, pero cuando se enfrentan a grupos de cantantes con ingenio, chispa y originalidad, la falta de vivacidad puede ser la razón por la que queden lejos de su objetivo.
¿Qué necesitan para sobresalir, para ganar la competencia y para destacar? El balance entre unidad e iniciativa, creatividad y disciplina. No pueden crecer mientras no salgan de su zona de confort y del bache de control en que algunas viven por miedo a cometer errores. En esta situación se encuentra específicamente Aubrey, la más reacia al cambio porque ve en la mezcla de ideas un desorden caótico equívoco, en lugar de una posibilidad, producto de la educación que le impusieron.
Pero tampoco podrán salir adelante mientras no descubran la forma de trabajar en equipo, de colaborar, de encontrar su punto en común y demostrar solidaridad entre ellas, por lo que necesitan, además de coordinación, también empatía y sinergia, es decir, conocerse, respetarse, escucharse y nutrir al grupo de sus fortalezas individuales sumando esfuerzos, entusiasmo e imaginación.
Beca quiere ser productora de música y tiene buen oído para la mezcla de canciones, sonidos y tonos. Ese buen oído musical, conocimiento, creatividad e iniciativa artística es todo lo que Aubrey no posee. Y ese sentido del orden, disciplina y autocontrol es todo de lo que Beca carece. Ser diferentes es positivo porque cada una tiene algo que aportar al grupo, si tan sólo estuvieran dispuestas a escuchar y dialogar aquello que la otra, e incluso las otras chicas, tienen que decir. Escuchar, razonar, dialogar y proponer es el camino que tendrán que seguir para hacer más visible el cumplimiento de sus anhelos.
¿Qué ganan con ser diferentes y qué pierden con no serlo?, deben preguntarse, e igual de importante es entender el porqué de su actitud; la inflexibilidad de Aubrey para con el cambio o su temor a intentarlo, pero también la rebeldía o terquedad de Beca, no dispuesta a relacionarse con otras personas por la barrera que se ha autoimpuesto como forma de auto preservación, de barrera defensiva, que la hace ser percibida como una persona arrogante y soberbia.
El padre de Beca le exige que se integre a su contexto social; y a fin de cuentas es lo mismo que las demás chicas deben hacer entre ellas, conocerse, respetarse y comprenderse para ir más allá de la inercia que provoca la simple convivencia que dan por sentado. Mientras Aubrey prefiere no arriesgar, Beca proponía espontaneidad, y en lugar de llegar a un diálogo productivo, lo que resultaba era una dinámica desgastante de confrontación. No era sólo un escenario de lucha entre tradición e innovación, sino también, o sobre todo, una fijación obsesiva y errónea originada en principio por prejuicios y, en parte, en una idílica perfección que nunca existirá. Pero sólo se puede abrir la puerta al cambio si se está dispuesto a él.
Nada puede ser posible sin respeto y aceptación, tanto hacia uno mismo como para con el prójimo. Conocer y reconocer debilidades y fortalezas, pero además estar abierto a la posibilidad de cambiar, adaptarse y evolucionar; sólo entonces las Bellas logran encontrar su sonido, ritmo, armonía y estética.
Creatividad además no significa ir en contra del canon, sino reconocer las particularidades y potencialidad que poseen, para llevarlas hacia nuevos territorios, experimentar dentro del marco de sus posibilidades y dejar fluir su espontaneidad. Cuando Beca crea mezclas de canciones y propone a sus compañeras llevar esa dinámica en sus presentaciones, lo que expone es una forma diferente e innovadora a la línea rutinaria. Tal vez no es una propuesta cien por ciento novedosa (aunque es nueva para ellas), pero sí es fresca y distinta, que les proporciona una nueva imagen apelando a explotar la esencia y capacidades que tienen como grupo para diferenciarse de los demás (grupos).
No basta con ser distinto, más importante es ser propositivo, audaz para sorprender con ideas en lugar de apegarse a la forma ordinaria, y dar con ello un cambio de paradigma, donde lo más relevante no es el fin último, en este caso ganar (que las Bellas eventualmente sí logran, por cierto), sino reconocer cómo se da ese proceso que lleva a ese cambio, o cómo es la dinámica para salir del camino obsoleto, pero no sólo porque sí, sino para proponer uno diferente, alternativo para transitar con satisfacción, bienestar y éxito.
‘Alternativo’ no es ‘mejor’ o ‘peor’, es la posibilidad de opción, o la opción misma que rompe con el genérico establecido. Al final puede no convertirse en la nueva norma, pero importa por ser, en efecto, prueba de la esencia significativa de la posibilidad y la relevancia de la diversidad, lo que, principalmente en contextos como este, de cultura, conocimiento, arte, creatividad, dinámicas sociales y desarrollo humano, es bastante positivo.
Ficha técnica: Notas perfectas - Pitch Perfect