Sobre el movimiento feminista en México

Hace unos días se viralizó un video de un grupo de feministas mientras protestaban que, definitivamente, se vio ridiculizado por la 'participación' de una integrante (?) que lejos de apoyar la causa desvirtuó el movimiento que sus compañeras defendían. Hablamos del tema 'El violador eres tú', que dicho sea de paso nace en Chile y adoptan varios países para exigir un alto a los feminicidios y al machismo en general. Y es que lejos de brillar por ser una iniciativa como tal, cae en las garras del mexicano que vuelve todo a burla en redes sociales y viraliza todo excepto el mensaje que dicha manifestación proponía, debido en gran medida al ‘efusivo’ baile que, como comentábamos líneas arriba, protagoniza una participante de la protesta que, siendo totalmente sinceros, no me parece para nada que sepa bien por lo que está luchando y cómo lo está haciendo.

En primera instancia y aunque se niegue, sí, en México aún prevalece el machismo; en mucha menor medida que en los tiempos en los que la esposa tenía qué quitarle las botas al marido al llegar de trabajar, pero existe y permanece, eso es un hecho. Partiendo de aquí encontramos que la violencia de género es una realidad contra la que todos como sociedad debemos luchar, no sólo es tarea de un grupo de ‘feminazis’ que exijan valer sus derechos, sino de un todo como país comenzando desde casa.

Sin embargo (y como en todo movimiento), siempre existe el fanatismo y las ideas totalmente radicales de lo que según algunas personas ‘creen’ de cómo deberían ser las cosas, cayendo entonces en la intolerancia, el repudio y la falta de respeto a las demás maneras de pensar. Es decir, es realmente absurdo que critiques la intolerancia a tus ideales, pero no toleres las ideas de los demás. Así, no se pinches puede. Así, sinceramente no se le ve un principio ni un fin a un movimiento que bien deberíamos tomar con la importancia necesaria todos y cada uno de los que vivimos en este país.

Las protestas son necesarias, el alzar la voz es imperativo y más cuando al género femenino se le enmudece con las acciones del día a día de cada uno de nosotros. Pero comenzar a vandalizar y protestar de maneras poco aptas para público sensible como lo son los infantes, definitivamente me parece que no ayuda mucho al movimiento y al contrario, hace que pierda la seriedad que necesita a ojos del ciudadano promedio. Por este tipo de acciones, el grueso de la población, a burla si quieres, las llama ‘feminazis’ y no ‘feministas’. Por este tipo de ‘integrantes del movimiento’ pierden credibilidad quienes de verdad buscan hacer un cambio, quienes tienen sus convicciones firmes y fundamentos para exigirlo, quienes día a día, con sus acciones van fomentando el cambio; este tipo de ‘feministas’ son las que hacen falta, quienes además de luchar por su causa, respetan a los demás, quienes luchan desde su trinchera y no desde las redes sociales, quienes con cada acción y cada palabra concientizan (sin fanatismo) al círculo que les rodea.

Creo, muy humildemente, que el ser o no feminista ni siquiera debería ser una etiqueta, dado que son valores que debemos inculcar desde el nicho familiar a nuestros hijos; aplica lo mismo para el término machismo. Mientras sigamos fomentando lo segundo, lo primero nunca tendrá oportunidad de florecer. Así pues, mi estimado lector, cambiemos la forma de ver las cosas y pensemos como si realmente viviéramos en el siglo XXI, educando a una generación que no tenga qué etiquetarse con algún término que tan de moda se han puesto, simplemente ser personas de bien que, de manera natural, eviten el machismo, la sumisión y promuevan la igualdad y el respeto por sus iguales.

En fin… yo nomás digo.