Carta de la Tierra

   Desde hace mucho tiempo, muchas de las mejores personas de nuestra raza se han dado cuenta del abuso que la humanidad en general y algunos pueblos en particular han hecho de nuestro planeta con la adoración de ese nuevo, poderoso, multicultural y atractivo Dios llamado Consumo.

   La creación de la Carta de la Tierra ha sido producto de un proceso de consulta a todos los pueblos, dónde, desde diversas perspectivas, pasando desde las científicas hasta las filosóficas, se terminó de elaborar un documento que reconoce que la protección ecológica, la erradicación de la pobreza, el desarrollo económico equitativo, el respeto a los derechos humanos, la democracia y la paz, son interdependientes e indivisibles.

   El documento fue publicado en el año 2000 y el ejercicio de reflexión global llevó 7 años, es decir, se comenzó a trabajar desde 1993.

   Los principios que postula la carta de la tierra y que pueden y deberían ser adoptados por personas, organizaciones, empresas, instituciones o gobiernos son los siguientes:

1)      Respeto y cuidado de la comunidad de la vida.

   a)      Respetar la tierra y la vida en toda su diversidad.

   b)      Cuidar la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor.

   c)      Construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas.

   d)      Asegurar que los frutos de la belleza de la tierra se preserven para las generaciones presentes y futuras.

2)      Integridad ecológica.

   a)      Proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que sustentan la vida.

   b)      Evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y cuando el conocimiento sea limitado, proceder con precaución.

   c)      Adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario.

   d)      Impulsar el estudio de la sostenibilidad ecológica y promover el intercambio abierto y la extensa aplicación del conocimiento adquirido.

3)      Justicia social

   a)      Erradicar la pobreza como un imperativo ético, social y ambiental.

   b)      Asegurar que las actividades e instituciones económicas, a todo nivel, promuevan el desarrollo humano de forma equitativa y sostenible.

   c)      Afirmar la igualdad y equidad de género como prerrequisitos para el desarrollo sostenible y asegurar el acceso universal a la educación, el cuidado de la salud y la oportunidad económica.

   d)      Defender el derecho de todos, sin discriminación, a un entorno natural y social que apoye la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual, con especial atención a los derechos de los pueblos indígenas y las minorías.

4)      Democracia, no violencia y paz.

   a)      Fortalecer las instituciones democráticas en todos los niveles y brindar transparencia y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad, participación inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia.

   b)      Integrar en la educación formal y en el aprendizaje a lo largo de la vida, las habilidades, el conocimiento y los valores necesarios para un modo de vida sostenible.

   c)      Tratar a todos los seres vivientes con respeto y consideración.

   d)      Promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz.

   Como podemos observar, si efectivamente nosotros como personas, padres o madres de familia, emprendedores, empleados, gerentes, dueños de empresas, funcionarios públicos, gobierno y aunque pareciera imposible; si en cada una de las decisiones que habremos de tomar pusiéramos como filtro estos principios, lograríamos sin lugar a duda preservar el mundo en que vivimos para futuras generaciones tal y como lo conocemos.

   Habríamos de preguntarnos entonces si en nuestro México el proyecto del Tren Maya entre otros cumple con todos estos preceptos, si la generación de energía con combustibles fósiles es una buena decisión, si en Estados Unidos la decisión de abandonar los acuerdos de Paris es la mejor, si en Venezuela la decisión de cientos de miles de Venezolanos de dejar su país es un asunto menor, si la sola existencia de campos de refugiados en cualquier parte del mundo debiera o no darnos vergüenza, si es justo que los Cubanos vivan en medio de libertades coartadas y que no puedan aspirar a viajar libremente por el mundo, si es correcto que la violencia de género esté normalizada y que además todos, culturalmente, sin darnos cuenta, hombres y mujeres, la reforcemos desde la cotidianidad de la familia en acciones tan sutiles como las de permitir que solo las mujeres laven los trastes, que solo los varones puedan salir hasta tarde.

   Las decisiones son nuestras, siempre serán nuestras, son nuestra responsabilidad, la tierra, a diferencia del pueblo, si es sabia; actualmente, en el mundo consumimos 1.7 planetas tierra por año, es decir, gastamos más de lo que tenemos, no hace falta ser un erudito para entender que ese tipo de comportamiento nos llevará a un gran desequilibrio, en ese momento, el planeta buscará otro punto de equilibrio, ¿cómo? No lo sé, lanzando un virus tal vez, inundando la tierra quizá, formando huracanes que generen más números en la escala actual de clasificación, ahí, en los nuevos puntos de equilibrio nuestra sabia madre tierra habrá tomado su decisión, ahí, la teoría de la selección natural con alguna variante seguramente retomará su vigencia.

   Invito a mi familia, a mis amigos, a mis hijos a tomar decisiones acotadas a marcos como el de la Carta de la Tierra. Las decisiones de mayor impacto ciertamente estarán de la mano de los gobiernos. Les invito a que nosotros, hagamos lo nuestro responsablemente, ya que no necesitamos ser gobierno para cambiar, aunque, llegado el momento, si podemos cambiar a un gobierno irresponsable.