@@CLIMA@@

Enrique

César Garza

“La influencia que la vida de una persona ejerce sobre la otra, es incalculable.”

Ralph Bunche

 

   Enrique, un nombre que me resulta en lo personal poderoso, nada que ver con los monarcas de aquellos países que vinieron a ultrajarnos hace siglos, es grande porque así se llamaba mi abuelo, parafraseando a Silvio Rodríguez, diría que hay hombres que no hay libro que los aguante, así era mi abuelo, no hay textos que atestigüen su vida, pero está mi memoria, nuestra memoria familiar.

   Cuando salía de la secundaria y posteriormente de la vocacional, tenía muchas dudas sobre lo que habría de estudiar, a que actividad dedicaría mi vida, mi futuro. La mayoría de mis amigos del alma que con el tiempo se volvieron mis hermanos se decidieron por la Ingeniería electrónica que en aquel tiempo era cómo ahora estudiar mecatrónica o robótica, yo me decidí por una ingeniería más clásica, la eléctrica, el único ingeniero electricista que conocía a la fecha era el tío Enrique, así que me parece que a él le debo el haber tomado esa decisión, nunca se lo había dicho, aprovecho este espacio para hacerlo ahora.

   La fama del tío Enrique en la familia le precedía, el primer profesionista de la dupla Enrique-Adela, mi madre me contaba el orgullo que sentía la familia de tener un hijo-hermano estudiando para volverse ingeniero en esa mágica ciudad de México, la ciudad de los palacios, todo un destino.

   Trato de imaginar lo que, para un muchacho de rancho, en la mitad del siglo XX, significó el enfrentarse a la gran ciudad, imagino su limitado equipaje, la despedida de la familia en la parada del tren, las bendiciones que debió haber recibido de su madre, el abrazo del padre con un nudo en la garganta, la familia atestiguando el momento, lo que en esas horas del ruidoso viaje debió haber pensado, imagino que la incertidumbre del futuro inmediato era un pensamiento dominante, las limitaciones eran fuertes. ¿Podría con la escuela?, ¿le alcanzaría el dinero?, ¿dónde viviría?, ¿volvería?.

   Una cosa es lo que imaginamos y otra lo que en realidad vivimos, el miedo seguramente lo acompañó en esos primeros días, el miedo puede ser un gran problema, puede encadenarnos, puede condenarnos, él, Enrique; seguramente decidió enfrentarlo y después de algún tiempo la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del Instituto Politécnico Nacional finalmente lo reconocería como uno de sus hijos.

   Ese día, en esa estación de tren, marcarías tu destino e indirectamente, con esa primera y valiente incursión en la selva de concreto, el de toda tu estirpe, gracias tío.

Fotos más vistas en 15 días