Este 19 de Junio termina el ciclo escolar a nivel nacional, aunque para muchos terminó hace meses.
La pandemia nos sumergió en un aprendizaje virtual al que me parece no estábamos preparados, sobre todo para los niveles de preescolar y primaria.
El tiempo necesario para dedicarle a las labores académicas de los niños se vio, sin duda alguna, rebasado.
Por lo tanto la calidad de la educación difícilmente llegó a ser del nivel que hubieran obtenido los estudiantes dentro de una institución escolar, con sus clases y con el simple hecho de interactuar con otras personas de su misma edad.
Lo anterior contando a las familias que tenían las herramientas básicas para tomar los cursos por internet.
La realidad es que hay una parte importante de la población que no cuenta con ellas y tuvieron qué hacer su esfuerzo para visitar a los profesores y pedir las actividades de manera física para luego poder trabajar en casa.
Claro está que no solo para los padres fue una tarea difícil, sino también para los maestros. Muchos de los cuales, aún en esta época cibernética, no estaban familiarizados con las tecnologías que se utilizaron durante esta contingencia para enseñar al alumnado.
No olvidemos tampoco a los niños, quienes al día de hoy siguen acumulando su energía para cuando el momento de explotarla llegue.
Definitivamente, el socializar y divertirse de manera natural mientras se acude al colegio es una de las principales motivaciones para ellos; ver caras distintas, entablar una conversación con un ‘igual’, desenvolverse en su ambiente, desestresarse, pues...
Y así, con todo, el viernes es el último día de ‘clases’ de un ciclo escolar que se recordará a lo largo de los años.
Las costumbres cambiaron por completo, la idea de responsabilidad no es el misma, el interés en el estudio se vio mermado, el protocolo diario se convirtió en la monotonía de no saber si es martes o domingo.
Despertar tarde, saber que todo el día estarán en casa, que a una determinada hora llegarán papá y mamá para comenzar a ‘trabajar’ con sus tareas para, al final del día, regresar a cama y volver a empezar al día siguiente.
Difícil y triste es ver esta realidad a la cual no se le hace mucho caso o se trata de minimizar.
Lo cierto es que después de tres meses ‘estudiando’ en casa, ahora siguen casi un par más igual en casa, pero sin ‘estudiar’. Y eso, si no nos alargamos.
¿Y entonces?
Pues que estas próximas ‘vacaciones’ tenemos qué compensar el tiempo de alguna manera. Debemos darnos oportunidad como padres para generar actividades extra que distraigan a nuestros niños.
Al final creo que son uno de los sectores más golpeados por la pandemia y pocos volteamos a verlo.
La ‘nueva normalidad’ nos dejará definitivamente un cambio radical en nuestros usos y costumbres, y es por ello que debemos irnos adecuando desde hoy para crear los tiempos recreativos necesarios de nuestras familias mañana.
Ya sobre el tema de que todo el alumnado va a pasar de año, algunos sin tal vez merecerlo, luego hablamos...
Twitter: @rockrdz