Conocí a “Chumel” Torres en Torreón, en un teatro patrimonio de la Humanidad. Vino hasta aquí invitado por la Universidad Autónoma de Coahuila, mi alma mater. Era el otoño de 2014. Mi labor como editor en el principal diario de la región me permitía moverme con cierta libertad en diversos círculos “faramallosos”, por horario de trabajo y las propias credenciales. Esa vez, conversé con el hoy criticado ‘youtuber’.
Comediante, conferencista, líder de opinión, “Chumel” se portó amable tras bambalinas, luego de haber cautivado a su joven audiencia. Tengo que ser honesto, el tipo tiene facilidad para hablar y cierto encanto, aunque en lo particular, yo suelo reírme en el cine cuando nadie más lo hace... y viceversa. Siguiendo en esa línea de honestidad, lo único que recuerdo del discurso de aquella tarde es que no se vendería a las grandes televisoras; era independiente y fiel a su creencia, público y mercado.
Por estos días, “Chumel” ha estado en boca de todos. En un principio, me causaba pereza asomarme a ver cuál era el motivo, pero fue inevitable. Compartir la foto con él de nuestro fugaz encuentro, y sus respectivas reacciones, despertó en mí ese interés inusual por empaparme de los ‘trend topics’ en turno. Y es que en México, cualquier tontería es susceptible de entrar a esa “élite” de contenido, desde la señora que se enoja en la pizzería hasta las ocurrencias matinales del presidente.
“Chumel” se metió en un embrollo “por ser como es” y, al parecer, no piensa cambiar; ser así le ha generado más de 2 millones 700 mil seguidores en Twitter y en Youtube, una cifra similar con El Pulso de la República. “Chumel” se debe asimismo y a su equipo de trabajo. Sin embargo, su programa en la cadena internacional HBO fue puesto en pausa por pasarse de “transgresor”.
El ‘youtuber’ acusa que la censura viene de un mandato presidencial luego de haber llamado “Chocoflán” al hijo menor de primer mandatario. ¿Hay entonces un atentado contra la libertad de expresión en este caso?
Primero habría que delinear bien el concepto de “libertad de expresión”; ¿hasta dónde somos libres de expresarnos y dónde se infringe esa línea del respeto hacia los demás? Porque de entrada, todos somos merecedores de respeto como cohabitantes de este mugriento planeta.
Desde aquel encuentro hace casi 6 años con “Chumel” Torres en el Isauro Martínez a la fecha, el personaje en cuestión ha dado pasos agigantados en popularidad. Su forma de abordar las noticias, de comunicarse, de hacer chistes, de burlarse y hasta de insultar puede ser amena para las nuevas generaciones, por lo que sobre él recae una gran responsabilidad. Sin embargo, su “humor” está lejos de ser ejemplar; ser popular no garantiza un contenido sustancioso. Insultar con gracia en redes puede redituarle en ‘retuits’, pero no puedes ir por la vida agrediendo a diestra y siniestra sin esperar consecuencias.
“Chumel” fue invitado a un foro para hablar sobre la discriminación en el país, organizado por el Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación). El foro fracasa antes de su realización pero las ganas no se quedan ahí. Una nueva charla virtual se lleva a cabo con personalidades de currículum amplio… y “Chumel”.
Y “Chumel” se presenta sonriente, hace su lucha, lo intenta, pero sus argumentos son pobres y conforme avanza la charla El racismo no es un chiste, la figura de “Chumel” se desmorona entre profesionales que sí saben lo que dicen. Conocen del tema. El actor Tenoch Huerta, principalmente, refuta a Torres de forma enérgica, pero respetuosa. Lo invita a hacer comedia más inteligente y salirse del esquema tradicional mexicano de burlarse de cierto sector de la población. Y tiene razón. “Chumel” ya no es un niño, a sus 38 años de edad tendría que justificarse de mejor manera, no solo diciendo que él fue educado por la Escuelita VIP, de Jorge Ortiz de Pinedo. “Chumel” es parte del problema.
Y así, uno a uno de los ponentes fueron poniendo en su lugar al comediante, que al final ni siquiera tuvo palabras para despedirse. ¿Se habrá dado cuenta en verdad de lo que pasó?
Hoy, se queda sin su programa en HBO por “irreverente”, aunque en los medios que le han dado fama sigue con la broma: “Oigan, se me abrió un espacio en la agencia (hasta nuevo aviso). Recomiéndenme series”, dice @Chumibebé.
Finalmente, en el foro, el personaje fue exhibido. Se trata de hacer sátira para incomodar a los de arriba, no para ensañarse más con los que están abajo. Así ha sido desde su concepción en la antigua Grecia. ¿Atentado a la libertad de expresión por parte del presidente? Eso sería algo grave y un retroceso de décadas, aunque en este caso me parece que solo se trata de un comediante que se quiso pasar de chistoso.
La empresa privada HBO aclara su postura a través de un comunicado: “HBO Latin America es reconocida por llevar a la pantalla producciones que generan reflexión y promueven la discusión de temas cruciales en nuestra sociedad, como la diversidad, la inclusión y la no-discriminación”.
No son tiempos para denigrar a nadie, “Chumel”. Tal vez sean tiempos para ver series. O pensar.
*Un saludo a mi carnal Víctor Hernández
**Texto tomado del Nuevo Evangelio según el Dihablo