Una ‘prueba’ no es sólo la razón o evidencia que sirve para demostrar la veracidad o falsedad de un argumento, la palabra también se refiere al instrumento o muestra que mide el potencial resultado de un ejercicio o un experimento; en el proceso educativo la “prueba” es propiamente la evaluación para conocer si los individuos tienen la capacidad suficiente para incursionar en nuevos y más elevados niveles educativos. En todos los casos el efecto es el mismo, una justificación que respalda un propósito, con que se comprueba aquello que se propone. Una prueba de capacidad para sobrevivir significaría colocar al sujeto en condiciones adversas, para exigir su mayor esfuerzo, potenciar sus conocimientos y habilidades.
En Maze Runner: Prueba de Fuego (EUA, 2015), la segunda entrega de una trilogía (literaria y cinematográfica) que se ambienta en un futuro postapocalíptico, la humanidad se encuentra en busca de la cura, o vacuna inmunológica a un virus mortal que convierte a las personas en una especie de zombis (cranks les llaman aquí). En este ambiente un grupo de jóvenes, aparentemente inmunes, son sujetos de observación, sometidos a pruebas para demostrar su potencial.
Esta secuela fílmica está dirigida por Wes Ball, quien trabaja con un guión de T.S. Nowlin, escrito a partir de la novela homónima (en inglés, The Scorch Trials) de James Dashner. Protagonizada por Dylan O'Brien, Kaya Scodelario, Thomas Brodie-Sangster, Aidan Gillen, Patricia Clarkson, Ki Hong Lee, Jacob Lofland, Giancarlo Esposito, Rosa Salazar, Barry Pepper y Lili Taylor; la historia continúa exactamente donde la cinta anterior concluyó, cuando un grupo de chicos que escapó del “Laberinto” (un lugar donde son enviados para sobrevivir por sí solos, estando rodeados por un laberinto gigante vigilado por criaturas que les impedían encontrar la salida) son rescatados por militares que les aseguran los pondrán a salvo de cualquier amenaza, del peligro exterior y de la organización tras el experimento: CRUEL (Catástrofe y Ruina Universal: Experimento Letal).
Liderados por Thomas, los chicos piensan que han encontrado la ayuda que tanto buscaban, hasta que descubren que este refugio es también manejado por CRUEL y que el administrador Janson sigue las órdenes de Ava, líder visible de CRUEL, a quien ellos creían muerta y que es responsable de los ensayos clínicos que aún continúan sucediendo. En las instalaciones Thomas se entera que la sangre de todos los refugiados, sobrevivientes de otros laberintos, es drenada para crear un suero, en el entendido de que los chicos, o la mayoría de ellos al menos, son inmunes al virus.
Las opciones que tienen en su afán por sobrevivir y encontrar la libertad son pocas. Quedarse implica aceptar una muerte casi segura, pero irse hacia lo desconocido, no viene libre de riesgos, en especial si no conocen cómo es el mundo fuera tras las paredes vigiladas por CRUEL. La importancia de arriesgarse radica en la posibilidad de escapar de un mundo que, ya saben, viene de la mano de experimentos, sufrimiento y muerte. Hartos de ser ‘prisioneros’ de una agencia como CRUEL que parece estar más preocupada por una cura a la cual sacarle un beneficio económico, que por el bienestar de los jóvenes con quienes experimenta, o la sociedad a la que pueden salvar con la vacuna, el incentivo para Thomas y los demás es dejar de vivir según les dicta una compañía que los trata no como humanos, sino como objetos o cosas de su propiedad.
El recorrido se vuelve una prueba muy personal en la que los personajes deben decidir hasta qué punto pueden seguir adelante, conforme a sus limitaciones, capacidades, aspiraciones, anhelos y oportunidades, y hasta qué punto tienen en realidad la voluntad y la fuerza para continuar intentándolo. La prueba verdadera es más ética que de potencial personal, porque la realidad los llevará a sopesar quiénes son, a dónde van, qué están dispuestos a hacer o a sacrificar por alcanzar su meta y dónde queda en la balanza su bienestar personal en comparación con el del colectivo. CRUEL quiere la cura pero, ¿por qué y a qué precio? Los sobrevivientes quieren salvación, ¿a costa de qué o de quién?
La idea del Laberinto consistía en formar a los niños y jóvenes dándoles herramientas para sobrevivir. En el fondo, el propósito era que la experiencia les ayudara a desarrollar su inmunidad ante el virus, para luego extraer los anticuerpos, drenando su sangre; pero por ello mismo, la dinámica era también una medida de control de masas, pues CRUEL permitía el desarrollo físico, emocional y personal sólo hasta cierto punto, para luego limitarlo cuando el individuo comenzaba a salirse de su propósito, de sus parámetros, de su molde.
La pregunta es qué harán estos chicos con las herramientas de supervivencia aprendidas, ahora que CRUEL es sólo uno más de los obstáculos que enfrentan. ¿El problema real? A veces ni los chicos mismos saben con exactitud qué persiguen y por qué. ¿Buscan libertad, redención, ayuda?, ¿o una autoridad que los guíe y que alguien más tome las riendas de la situación y las decisiones difíciles?
Han aprendido a sobrevivir en un ambiente medianamente controlado, o al menos vigilado y monitoreado, desde que tienen memoria (dado que sus recuerdos previos al laberinto han sido borrados), pero en el mundo más allá de CRUEL, la vida es incertidumbre y la incertidumbre nunca es fácil de enfrentar. La cuestión no es si los chicos se atreverán a salir, porque de alguna forma no tiene opción, sino qué harán y cómo sobrevivirán, una vez que salgan. En corto, lo que enfrentan no es más que una metáfora de la vida misma, en la que el individuo tiene que cortar con su zona segura para aventurarse a salir al mundo y aprender a sobrevivir, a partir de lo que sabe, ha aprendido y espera hacer.
El reto de sopesar el bien común ante el personal es, en corto, la ‘prueba de fuego’ (en el sentido metafórico, es decir, la prueba más importante y difícil). Estos chicos pelean como equipo porque se han acoplado como grupo dadas las experiencias vividas juntos, que hace surgir entre ellos una lealtad importante (factor que más tarde juega un papel significativo en la evolución de los acontecimientos), pero, al mismo tiempo, pese a que viajan y se mueven como grupo, cada personaje debe tomar sus propias decisiones de vida. Por ejemplo, cuando Winston se contagia, es él quien decide quedarse, sabiendo que no hay mucho más que hacer por él y que su muerte da una mayor oportunidad de vida a sus amigos; comprende que replegarse no es darse por vencido, sino tomar su destino en sus propias manos; decide entonces que si va a morir porque está infectado, prefiere suicidarse antes que convertirse en crank.
Esta realidad de tener que decidir, de analizar qué se gana y qué se pierde ante una acción, sucede de forma parecida para muchos de los personajes. Sucede por ejemplo para Brenda y Jorge, que junto con un grupo de sobrevivientes escondidos, se dedican a negociar con el mejor postor, según les convenga ayudar a CRUEL o ayudar al “Brazo Derecho” un ejército que lucha contra la agencia al no coincidir con sus métodos.
Brenda y Jorge sólo velan por Brenda y Jorge, porque saben que están en un mundo en donde el otro siempre es el enemigo, en esencia porque lo que queda de la sociedad se mueve por intereses y conveniencias, más que por solidaridad o camaradería, y donde, precisamente por ello, el apoyo y la lealtad de un amigo es vital para sobrevivir. El mundo no puede forjarse por personas que actúan solas. Si Brenda y Jorge deciden ayudar a Thomas y los demás, es porque potencialmente ellos pueden guiarlos hasta el Brazo Derecho. El beneficio es mutuo y, como puede apreciarse después en la película, puede logarse con solidaridad y retroalimentación, no con la conveniencia o el aprovechamiento del otro.
¿Cómo se forman las alianzas en la vida real y cómo funcionan mejor? Abusar del otro, como lo hace CRUEL, provoca desconfianza y descontento, porque se trata de un poder que somete al más débil o a aquel del que quiere sacar provecho. Una relación de colaboración y ayuda mutua encuentra un mejor resultado cuando se sabe cómo lograr el balance de fuerzas, alimentándose de las cualidades de ambas partes y ayudando a sobrellevar los puntos más débiles del otro. Es lo mismo en cualquier tipo de alianza o colaboración, hasta llegar al entretejido que conforma una sociedad, pues se encuentra mejor respuesta y armonía en el colectivo si se trabaja para llegar a la meta en conjunto, en comparación con el individualismo o el autoritarismo, por ejemplo.
La persona que más claramente representa el debate ético sobre hacer lo ‘correcto’ o ‘incorrecto’ es Teresa, quien para entonces no sólo ya sabe que trabajaba para CRUEL, sino que también recuerda el por qué apoya a la agencia para tomar medidas tan drásticas con tal de encontrar una cura: el virus avanza y la esperanza de vida disminuye. Teresa entiende que el objetivo a la larga (idílicamente aunque no siempre llevado a la práctica) es el bien común: la cura para todos. Sacrificar a unos cuantos para salvar a la mayoría se convierte en una idea que divide opiniones, según los personajes, y/o el público, analicen la vida que han sufrido y el papel que juegan en la ecuación. Para Teresa, esta justificación es válida, pero para aquel que es sacrificado, no.
Teresa entra en conflicto porque, aunque entiende la motivación de los chicos por querer huir, o la razón del Brazo Derecho por salvar a los retenidos contra su voluntad por CRUEL, como científica, busca respuestas y su meta final es el conocimiento. Para ella no se trata de salvarse a sí misma, sino de cumplir con su trabajo y con el propósito para el que vive. Encontrar la cura implica experimentar con gente inocente pero, a su parecer, el sacrificio es necesario si al final se salvarán miles de vidas. Teresa quizá no condona los métodos brutales y hasta inhumanos de CRUEL ni comparte su política (como sí lo acepta Ava, porque su mira por llegar al éxito la hace creer en la excusa; o Janson, quien parece disfrutar del ejercicio y abuso del poder) pero Teresa insiste y se alía con ellos porque es alguien buscando respuestas, como Thomas, sólo que eligiendo otro camino para llegar a ellas. Hay que tomar en cuenta, además, que CRUEL finalmente se mueve por intereses monetarios más que humanos. [¿Cuál es la prioridad de CRUEL, sino, por encima de la ayuda al prójimo, el beneficio político y económico que significa tener la cura?]
En contrapeso, Thomas, aunque ahora no lo recuerda, pues al entrar al Laberinto perdió la memoria, creía más valioso, más importante, salvar la vida de los inocentes que encontrar un suero para los vivos, sabiendo que esa posible cura no será para la humanidad, sino para CRUEL. En respuesta, Thomas se convirtió en el informante del Brazo Derecho, por lo que dar a los rebeldes información valiosa para derrocar a la agencia, fue su forma de rebelarse a las decisiones que cree incorrectas por parte de CRUEL.
Al final, la decisión de Teresa para compartir con CRUEL la ubicación del Brazo Derecho se sustenta en la creencia en la utilidad y beneficios que pueden proporcionar los inmunes a favor de la sociedad. Teresa entiende el daño que ha hecho CRUEL, pero ve más importante el bien que pueden hacer los experimentos y la investigación que financian. ¿Puede el motivo ser correcto, pero el método incorrecto?
Su decisión es tomada por los otros como una traición, pues en efecto, tiene una base deshonesta, porque Teresa no intenta hacer entender a los demás el porqué de su decisión, sino que lo hace a sus espaldas. En el fondo el fundamento de Teresa tiene su lógica, el sacrificio de unos cuantos para la salvación de muchos, el bien de la mayoría por encima del bien de sólo algunos, pero el cómo procede parece fundado más en el individualismo egoísta que en la solidaridad.
Según parece para Teresa, salvarse y huir como propone Thomas (y el resto del Brazo Derecho) es una esperanza sólo momentánea y para fines prácticos, indiferente al problema de fondo, el virus. Si el Brazo Derecho encuentra un refugio y salva a aquellos entre sus filas, deja a su suerte al resto de los humanos. ¿No tiene entonces Teresa razón al querer regresar y seguir trabajando por una solución que los ayude a todos? ¿No tiene al mismo tiempo el Brazo Derecho razón, en querer salvar a los que puede ayudar en ese momento y dar una oportunidad a los que ahora mismo se mantienen en pie?
El plan de uno nunca funciona sin la ayuda de otros, o hasta que otros se unen a su causa. Thomas y compañía, por ejemplo, no habrían llegado lejos sin la ayuda de Jorge y Brenda, pero ellos mismos tampoco habrían encontrado la posibilidad de una salvación, sin el recibimiento del Brazo Derecho, así como la masacre de CRUEL habría sido mayor, de no ser por la unión de ambas fuerzas con Thomas contra CRUEL. El conjunto siempre es más fuerte que el individuo aislado; por tanto, deben aprender que trabajar en equipo no tiene por qué chocar con los intereses personales de cada quien.
¿Qué quieren realmente Thomas y Teresa?, o en general, ¿qué quieren la mayoría de los cabecillas de cada grupo dentro de la historia? La vida que viven es, metafóricamente hablando, una gran prueba que los guía, o debería guiar, a comprender hacia dónde quieren dirigirse, quién quieren ser y cómo quieren vivir. La cuestión es si lo entienden; si dimensionan la diferencia entre caminar sin un plan ni objetivo o avanzar con una claridad de metas a cumplir, asumiendo retos, resultados, consecuencias y sacrificios implícitos. La prueba siempre está ahí, es la vida de cada uno, ahora, lo importante es reconocerla y decidir, antes de que otros lo hagan en su lugar.
Ficha técnica: Maze Runner: Prueba de fuego - Maze Runner: The Scorch Trials