PARA EMPEZAR
TORNEO EXTRAÑO
Aunque nuestro torneo de Liga MX sea nuevo y no una reanudación, no ha escapado de ser extraño en muchas cosas. Es un torneo dentro de este nuevo futbol de la pandemia: sin público, con partidos aplazados, con su sana distancia, con demasiado VAR, etc... Sin ser fatalista no es un exceso adelantar que lo más seguro es que se juegue así completo, nos guste o no, los números del Coronavirus no dan para ser optimistas, pensemos que si nos va bien, quizá en enero podamos darnos algunos lujos como tener algún porcentaje de público en los estadios y la cosa se empiece a sentir más normal.
Nuestra Liga MX de por sí siempre ha sido bastante pareja y también irregular. Hoy son pocos los equipos que pueden presumir de tener una consistencia y actuaciones buenas cada semana, es más, quizá solo el Cruz Azul pueda ufanarse de andar bien, lo demás son claroscuros. Querétaro gana a los líderes y después pierde con un colero como el Atlas. Chivas parecía que reaccionaba pero vuelve a las andadas hasta en temas disciplinarios, el América ya tiene dos semanas de dar pena después de ser líder, en fin, a todos o casi todos le salen encanta la irregularidad.
Nuestro sistema de competencia es en gran medida el que provoca la inconsistencia. Es inevitable ir midiéndole el agua a los camotes y administrar esfuerzos, el mismo Gignac lo ha aceptado, para qué llegar en primer lugar a la liguilla con el plantel vaciado físicamente si se puede darse unos “lujitos” durante las 18 fechas del torneo regular. Aparte el ejemplo mata: cuántos campeones han sido los que mejor cierran el torneo y no necesariamente los primeros lugares de la general. Definitivamente hay equipos que no tienen el acelerador a fondo y no llevan prisa porque se saben de plantel grueso y de calidad para poder apretar en el momento que se requiera.
El caso de Santos no es de estar voluntariamente jugando mal y calculando el momento. Santos ha sido un plantel muy golpeado por lesiones y por el maldito virus. El equipo de Almada se va rezagando y aunque se puedan poner mil razones válidas es momento de despertar de alguna manera. Almada se nota desesperado, está convencido de haber puesto en la cancha todo lo que tiene disponible, no hay para más.
Hoy el balón está en la cancha del técnico uruguayo. El sabe mejor que nadie que dos partidos más sin ganar pueden ser fatales para las aspiraciones de liguilla. Debe buscarle y encontrar alguna manera para mejorar, animar a Furch, buscar la manera de generar más juego ofensivo.
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