De una vez por todas
La eliminación del América con gol de último minuto bien anulado por fuera de juego checado por el VAR y el triunfo dramático de River Plate ante Racing que provocó que Boca Juniors saliera campeón, son dos hechos que ojalá de una vez por todas nos inviten a creer en el deporte antes de asegurar que todo está arreglado y que un poder superior siempre decide quien le gana a quien, ya estuvo, ya basta.
Los arreglos y partidos amañados lamentablemente han existido y no se pueden esconder, pero sinceramente la cantaleta de que al América le ayudan por decreto o que River que ya no peleaba nada se iba a dejar ganar porque estaban amenazados de muerte por la hinchada, son leyendas urbanas que ya cansan y nada ayudan a que el deporte sea además de una diversión una manera de inculcar valores y juego limpio.
El futbol definitivamente es lo más importante de lo menos importante y deja ver la calidad social y cultural de quien opina de él. En este país tan polarizado y lleno de resentimientos, el discurso del amaño y del arreglo es muy fácil de colocar. Los comunicadores que abusan y viven de ese tipo discursos deberían considerar el daño que hacen, no exagero, el venderse como un personaje es válido, pero tejer e inventar complots y supuestos arreglos de los que no se tiene ni una sola prueba es, lo menos, irresponsable. Dejar a nuestro nicho de diversión supuestamente sin protección y a merced de los corruptos, genera frustración y violencia que de alguna forma aparecerá tarde o temprano en las calles.
El deporte es pasión y basta con una rivalidad deportiva para tener un espectáculo fabuloso. Nada ayudan los complots inventados, al contrario, restan. Deberíamos simplemente por dar una muestra de inteligencia, dejar de creer en las “ayudas al América” la evidencia es contundente, quien sostenga que aún hay una orden “de arriba” para que el América salga campeón, simplemente es una persona que no sabe contar ni ver las evidencias, a menos que ese poder superior sea desobedecido prácticamente siempre.
De una vez por todas dejemos de hacerle el trabajo fácil a comunicadores resentidos que se aprovechan de un país polarizado para instalar un discurso fácil pero muy venenoso que a la larga es un freno para mejorar en todos los aspectos.
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