El dedazo del preciso

El próximo 12 de diciembre es la fecha límite para que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) dé a conocer a su candidato para la contienda por la gubernatura de Coahuila en 2023 y las cosas se ponen cada vez más interesantes al interior del partido. Por un lado, el más que obvio “dedazo” del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, hacia el subsecretario de seguridad Ricardo Mejía Berdeja, a quien durante meses ha estado proyectando en espectaculares y bardas a lo largo y ancho del estado para que la ciudadanía lo vaya ubicando, lo cual, en lo personal, considero un acto de proselitismo puro y una clara evasión a las leyes electorales que no permiten hacer campañas hasta entrando enero del próximo año. Por el otro, la guerra interna que ha comenzado a dividir al partido; y es que bien sabido por todos es que tanto Armando Guadiana como Luis Fernando Salazar desde el inicio levantaron la mano para apuntarse a la candidatura, esfuerzos que han servido de poco porque al parecer AMLO ya tiene todo decidido.

Aún cuando la propia Comisión Nacional de Encuestas de Morena informara el pasado miércoles 16 de noviembre que los resultados de su encuesta de reconocimiento favorecen por un amplio margen al empresario muzquense con un 76.1% de conocimiento, seguido por Luis Fernando Salazar con un 53.2% y en tercera instancia a Berdeja con 45.9%, el mandatario nacional sigue con la idea de que esos números no le cuadran y realizarán una segunda encuesta en la que se medirán atributos como la honestidad, la cercanía con la gente y la credibilidad, con el fin de contar con el mejor coordinador de los Comités de Defensa de la 4T elegido de una manera “democrática”, aunque por lo visto tal parece que la democracia interna es algo de lo que carece Morena.

Y es que el propio López Obrador está poniendo en riesgo la pequeña ventaja que pudiera tener contra la coalición PRI-PAN-PRD por negar lo que la mayoría dice: que Berdeja no es el mejor candidato para contender en Coahuila. Esto lo corrobora una encuesta de El Financiero, la cual posiciona con 47% del electorado a favor de la citada coalición, mientras que el 43% tiene preferencia por Morena. Sin embargo, esta diferencia de cuatro puntos se revierte si se considera en vez de partidos a candidatos, dando un 43% de preferencia a Guadiana, contra un 42% de Manolo Jiménez. Caso curioso si se pone en disputa a este último con Ricardo Mejía Berdeja, ahí los números indican que Jiménez encabeza las encuestas con un 45%, contra 36% de Ricardo Mejía. Los números no mienten, pero es algo que el presidente nunca ha entendido y tal parece que la probabilidad más fuerte de que pueda lograr la alternancia en Coahuila después de nueve décadas de priismo, la va a desperdiciar por la arrogancia de no aceptar lo que la vox pópuli demanda continuando con su ya cantado y decidido dedazo.

Por su parte, Rodrigo Fuentes, presidente del PRI, Elisa Maldonado, presidenta del PAN, así como Mary Telma Guajardo, en representación de la dirigencia del PRD, dijeron que escuchar a la militancia es la base para encontrar la mejor estrategia para continuar creciendo de la mano, más allá de cualquier figura política, decidiendo así lo que ya muchos anticiparon: una coalición entre los tres partidos. Los tres sabían de antemano que contendiendo de manera independiente indudablemente se quedarían en el camino y, haciendo caso a la lógica, decidieron hacer lo que el raciocinio manda y esa me parece una decisión bastante acertada e inteligente, en vez de estarse dando de garrotazos a la vista pública como lo está haciendo Morena, quien genera un ambiente de incertidumbre ante el electorado. ¿O usted qué opina?