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Que siga AMLO

Rock Rodríguez
Rock Rodríguez

El pasado domingo se llevó a cabo por primera vez en el país la consulta de revocación de mandato, la cual fue implementada por el actual presidente de la república Andrés Manuel López Obrador como un ejercicio democrático para determinar si la ciudadanía está o no conforme con la actuación del mandatario y, en caso de no estarlo, destituirlo de manera constitucional. Sin embargo, pese a los resultados de dicha consulta, la realidad es que estos números no demuestran confiablemente la empatía general del ciudadano con la presente administración. Veamos los números: con casi el 100% escrutado, el INE contabilizó una participación ciudadana del 17.77%, lo que significa un total de 16.5 millones de votos, de los cuales 15.1 millones (91.9%) votaron a favor de que Obrador siga en el cargo, frente a 1.06 millones (6.44%) que votó en favor de la revocación, además de unos 280,000 que emitieron votos nulos. Los números resultan aplastantes, sí, y probablemente si la participación ciudadana hubiese sido más prolífica el resultado hubiese sido la continuidad del Jefe del Ejecutivo, aunque seguramente por una diferencia bastante menor, lo cual pudiera hacer ver al presidente que una gran parte del país no está de acuerdo con sus decisiones.

Aún con todo, ese casi 18% que salió a votar (fuese el resultado que fuese) no era suficiente para hacer vinculatorio el ejercicio democrático, ya que se requiere de al menos un 40% de participación ciudadana. Al respecto AMLO acusó al Instituto Nacional Electoral (INE) de tramposo, además lo culpó de boicot contra la revocación de mandato argumentando que sólo se instalaron un tercio de las casillas comparado con las elecciones de 2018. Es decir, ni con este resultado quedó a gusto. Y es que según dicen los que saben, esta práctica tenía un trasfondo: el de eliminar la autonomía del INE, pero las cosas no le resultaron como esperaba, ya que el organismo cumplió al pie de la letra su función y dentro del marco legal al que se somete. Así pues, si por ahí iba el asunto además de echarse flores él mismo, la tirada no le salió.

Al respecto, Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE declaró en conferencia de prensa que: "La narrativa de boicot del INE es falsa. Si hubo un boicot aquí fue de los que no dieron el dinero para que se pudieran instalar todas las casillas" y me parece una respuesta totalmente coherente. Sin embargo también declaró: "No vamos a caer en la falacia de decir desde el INE que si hubieran habido más casillas habría más participación. Votamos quienes quisimos votar, quienes no pues no, y es un derecho que hay que respetar" y es aquí donde realmente radica el mayor problema que tenemos como ciudadanos; la abstinencia. En las pasadas elecciones de 2018 se registró un 62% de participación ciudadana, nada mal comparado con ejercicios anteriores, pero un 17.7% para la revocación de mandato resulta casi en un insulto para la democracia del país. Algunos no votaron por considerarla innecesaria al igual que el gasto que significó, algunos otros más porque las casillas estaban “muy lejos” y en el peor de los casos, los restantes, porque de plano no les importó.

No es Andrés Manuel y sus cada vez más radicales decisiones y acusaciones, ni MORENA. Tampoco son los simpatizantes de la 4T (porque ellos evidentemente sí salieron a votar), somos todos los que no salimos a demostrar el descontento que se tiene con el manejo del país. Aunque estábamos igual antes al no ir a votar argumentando que hasta los muertos votaban, entonces ¿de qué nos quejamos?

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