El pasado domingo tuvo lugar la 94ª edición de los Premios Óscar, mismos que desde su primera edición en 1929 han reconocido a actores, directores y escritores con el máximo honor: una estatuilla chapada en oro que tiene como nombre original “Premio de la Academia al Mérito”, pero es mejor conocida como Óscar. Dicha ceremonia a lo largo del tiempo ha cautivado a cientos de miles de cinéfilos y cada año su popularidad ha ido en aumento; vamos, que es como el mundial de fútbol para los amantes de dicho deporte. Así, la edición de este año dio muchísimas sorpresas que tuvieron qué ver con los ganadores de las estatuillas en las diferentes categorías, pero más aún con la polémica que causó el actor Will Smith (ganador por cierto del Óscar al mejor actor) al propinarle una generosa bofetada al presentador Chris Rock. Esto después de que el también comediante y actor hiciera una broma de mal gusto con respecto al problema de salud de la esposa de Will, Jada Pinkett Smith, quien sufre de alopecia. Ante esto, el “príncipe del rap”, se levantó de su asiento, se dirigió hacia Chris, lo abofeteó, regresó a su lugar y molesto le gritó que quitara el nombre de su esposa de su maldita boca. De inmediato todo internet colapsó; una guerra entre posturas de si lo que había hecho el actor fue lo correcto o no, una lluvia interminable de memes que hicieron gala de la creatividad de los internautas y notas periodísticas a lo largo y ancho de los portales web del mundo reventaron la red.
Pero ¿es entonces justificable o no la reacción del ganador a mejor actor de los galardones de este año? Las opiniones son divididas y lo cierto es que cada quién tomará la postura que mejor se adecúe a sus principios morales. Sin embargo, y a título personal, me parece que hay límites entre una broma y una falta de respeto, existe una delgada línea que a veces no es muy clara y que constantemente es cruzada por quienes intentan ser graciosos a costa de los demás, lo cual fue claramente lo que sucedió: una “broma” pasada de tono que terminó generando la molestia de Jada y desencadenando después el acto que, para bien o para mal, se llevó la noche. Si bien la violencia no es la mejor de las alternativas, en ciertas ocasiones la situación, combinada con el furor y la adrenalina, termina propiciando este tipo de finales que realmente no pasó a mayores pero sí puso punto final a una clara falta de respeto disfrazada de humor.
Tras los sucesos, el protagonista de los Hombres de Negro se disculpó públicamente con Chris Rock y con la Academia, lo cual me parece un gesto bastante valiente y honesto de su parte, más cuando el presentador no se ha pronunciado al respecto y, pésele a quien le pese, fue quien originó el conflicto. Para muchos una bofetada no habría sido suficiente y me parece que en ese momento para Will tampoco lo fue, sin embargo guardó lo poco que le quedaba de cordura para sólo proporcionarle un no tan blandito “estate quieto”, que seguramente en el futuro hará pensar a Chris Rock dos veces los malos chistes antes de decirlos y creo que es un precio bastante aceptable; la mayoría de las veces uno se gana lo que se busca.
Franco
Por otro lado y hablando de los malos chistes está el desatinado comentario del también comediante Franco Escamilla, quien tras la muerte del baterista de los Foo Fighters, Taylor Hawkins, tuiteó lo siguiente: “Creo que juntarse con Dave Grohl es de mala suerte”, haciendo referencia a la pérdida de su amigo y compañero de banda en Nirvana, Kurt Cobain quien se suicidara en 1994, insinuando que estar cerca de Grohl es peligroso. ¿Qué necesidad? Si como bien dijo el “Benemérito de las Américas”, Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz” ¿No cree?