Algunos relatos o personajes de la literatura se vuelven clásicos en el momento en el que se convierten parte de la cultura popular. Su historia, rasgos, particularidades e incluso las lecciones o mensaje, con su transformación dentro del relato, pueden trascender más allá de la página en el tiempo. Alicia en el País de las Maravillas es exactamente un libro así.
Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, que es el nombre completo de la novela literaria de Lewis Carroll, publicada en 1865, tiene una continuación, A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, de 1871. Todo sobre este mundo de fantasía y sus personajes se convirtió con los años en referente del género narrativo de la fantasía y hasta de relatos infantiles. El cuento y sus peculiaridades, la imaginación y sus analogías, han servido como punto de inspiración para el arte, la música, la danza, el teatro, los videojuegos, la televisión, el cine y mucho más.
Una de las adaptaciones más conocidas en pantalla es la versión de dibujos animados producida por Walt Disney en 1951. Luego la misma casa Disney llevó la historia al formato ‘live-action’ en 2010, una película dirigida por Tim Burton, para más tarde estrenar Alicia a través del espejo (EUA, 2016), cinta escrita por Linda Woolverton, dirigida por James Bobin y protagonizada por Mia Wasikowska, Johnny Depp, Anne Hathaway, Helena Bonham Carter, Sacha Baron Cohen y Rhys Ifans, entre otros.
El guión está ligeramente inspirado en el segundo libro de Lewis Carroll, si bien, toma sólo algunos elementos básicos de la novela literaria y, más que nada, reinventa o crea su propia historia, lo que le ganó algunas críticas negativas de parte del público, que sintió demasiada parafernalia pero poca historia substancial evocativa, considerando el material base que es tan rico y elaborado.
Sin embargo, ésta, más bien adaptación libre, cuenta con varios elementos interesantes de reflexión en temas como la capacidad o no de decisión, así como las consecuencias de las decisiones, de aferrarse al pasado como impedimento para avanzar hacia el futuro, o la percepción del tiempo, tan comúnmente catalogado como enemigo del hombre; enunciado elaborado a partir del miedo a la incertidumbre y el anhelo por retener algo concreto mientras parezca idóneo o ideal.
Aquí, a su regreso a Londres y tras pasar tres años navegando, Alicia recibe la noticia de que, una vez más, las mentes conservadoras de la sociedad negada al progreso quieren truncar su camino y su voz de mujer independiente, pues deciden quitarle los fondos financieros para continuar con sus viajes comerciales, obligándola a entregar el barco de su padre a cambio de poder conservar la casa de su madre, afianzando en el proceso ideas tradicionales de roles masculino y femenino; el hombre que sale al mundo a explorar y hacerse de conocimiento por medio de su labor de trabajo físico, y la mujer que se encarga de cuidar del hogar y quedarse en casa, esperando que algo importante suceda, para luego dejarlo pasar de frente.
Todas estas ideas, son unas que Alicia no comparte, porque su propuesta es la de una sociedad en la que las mujeres y los hombres puedan hacer lo que deseen, sin limitaciones de cánones prestablecidos. Así que, anhelando el tiempo pasado y ante la ansiedad e incertidumbre del futuro, Alicia regresa al País de las Maravillas al cruzar un espejo, en donde se entera que su amigo el Sombrerero necesita ayuda, pues ha caído en un estado de estancamiento, melancolía y tristeza y su luz se apaga, metafórica y literalmente hablando, al quedar convencido que su fallecida familia, al parecer sigue viva.
La Reina Blanca propone entonces acudir con Tiempo y usar su ‘cronosfera’ de poder para viajar al pasado y conocer la verdad de los hechos, sin embargo, Tiempo le insiste a Alicia que no se puede cambiar algo que ya sucedió, dado que cada experiencia es una lección de vida y, por tanto, no se trata de desear que un evento sea diferente, sino de reflexionar cómo es que se puede aprender de él.
Creyendo que la única forma de ayudar al Sombrero es salvar a su familia de la muerte en el pasado, Alicia roba la cronosfera pero termina en un tiempo diferente: el recuerdo de la coronación en que la Reina Roja debía heredar su papel como soberana. Ese día, el Sombrerero se ríe de ella frente a todos en la coronación, lo que causa que la Reina se inquiete, se enfurezca y termine por hacer un berrinche, provocando que su padre la declare incapaz de gobernar y nombre a la Reina Blanca como su sucesora.
En algún punto de la historia, Alicia regresa al mundo real, donde se le ha confinado a un hospital psiquiátrico alegando ‘histeria femenina’. Y así el paralelismo entre Alicia y la Reina Roja es sutil pero interesante, tomando en cuenta que para el siglo XVIII, XIX y todavía principios del XX, este término se usaba indistintamente para catalogar a las mujeres con trastornos mentales graves, otras veces mujeres incapaces de lidiar, sopesar o compartir decisiones, presa de las condiciones desde donde alguien cataloga y menosprecia a raíz de la desinformación o el prejuicio; y dejando a la deriva a aquellas mujeres viviendo realidades que hasta ese momento eran ajenas y poco estudiadas, como por ejemplo la ‘depresión posparto’, o la angustia generada por violencia intrafamiliar, o por sobrecarga doméstica a consecuencia del excesivo número de hijos que debían afrontar sin ningún respaldo social.
Finalmente, la histeria era el escudo exprofeso que tomaba fuerza como mecanismo de control, ya que en el momento en que una mujer alzaba la voz, era el momento en que se la llevaban a un hospital mental para recibir tratamiento, alegando que se trataba de un caso de histeria, porque eso era lo que se repetía la gente, porque el control se ejercía por medio etiquetar a la persona como enferma para olvidarse de solucionar los problemas realmente existentes.
El paralelismo se retoma a partir de lo que les sucede a ambos personajes en la película y es interesante porque se trata de mujeres señaladas por el simple hecho de hacer escuchar su voz y lo que piensan. Quizá la Reina Roja no se haya expresado en el pasado con la madurez de una futura soberana, eso es cierto, pero tampoco se expresa sin fundamento.
En la película, una vez que Alicia viaja todavía más atrás en la cronología temporal lineal, se entera que la enemistad entre la Reina Roja y la Blanca comienza con un incidente aparentemente inocente como es tomar una galleta y dejar migajas en la habitación.
La Reina Blanca culpa a su hermana a pesar de ser ella la responsable, haciendo que la otra comience a ganar fama de caprichosa, traicionera y petulante. No obstante, estas actitudes se van forjando más bien del trato hacia su persona y la serie de eventos desafortunados que rondan su pasado, al caer y golpearse la cabeza, lo que provoca la hinchazón inicial tan pronunciada. Y así recuerda el dicho “la mula no era arisca, sino que la hicieron” porque la actitud hipócrita de la hermana es lo que provoca el castigo y el rechazo hacia la Reina Roja, igual que la hinchada cabeza producto de un accidente, es asumida con burlas y deprecio de propios y extraños, en lugar de comprensión y afecto.
¿Quién tiene entonces la culpa o la razón? ¿Por qué alguien se gana señalamientos en su contra a partir de hacer algo que le permite expresar sus opiniones o ideas? ¿Quién señala a partir del menosprecio y descalifica en el proceso a toda persona ajena a su causa? El problema de fondo son las relaciones sociales, a partir de prejuicios y supuestos, sin valorar a las personas en su esencia, de tal forma que incluso entre familiares se dan malentendidos, como le sucede al Sombrerero, a la familia real e incluso a Alicia con su madre. La complejidad de cada persona es lo que enriquece verdaderamente al mundo; salir a explorar cosas nuevas, tal y como lo hace Alicia en sus aventuras.
“No puedes cambiar el pasado; aunque podrías aprender algo de él” o “Solía pensar que el tiempo era un ladrón, robando todo lo que amaba. Ahora comprendo que el tiempo te da algo antes de quitarte algo. Y cada día es un regalo, cada hora, cada minuto, cada segundo”, son dos oraciones clave en la historia, porque abordan en su mensaje la importancia de aprender del pasado pero aprender también a desprenderse de él, una vez que haya aportado todo lo que tenía que aportar.
Vivir aferrados a lo que fue y anhelando un recuerdo, no permite a las personas avanzar. El Sombrerero se estanca emocionalmente ante la incertidumbre del destino de su familia que él cree muerta, aunque al final su familia sí está viva; la Reina Roja los había encarcelado como venganza contra él por burlarse de ella en su coronación. Lo mismo puede decirse que aplica para el resto de los personajes; la Reina Blanca y la Reina Roja confrontadas en ese resentimiento de enemistad que le da vueltas al rencor, en lugar de resolver sus diferencias; incluso Alicia y su anhelo por regresar a vivir como fueron las cosas en el pasado, cuando las circunstancias han cambiado, sus decisiones tuvieron su efecto en el entorno social, comercial y familiar, por lo cual deberá construir su presente, aquí y ahora, al margen de añoranzas.
Al final ella lo entiende y se da cuenta que tiene que dejar ir el barco para conseguir explorar el mundo como desea; no necesita del recuerdo (aunque tampoco debe olvidar), sino del ánimo por buscar su propio camino, su propio barco y su propio destino, no el que ya transitó alguien más, en este caso su padre. En breve, ser el arquitecto de su propio destino.
“La única forma de lograr lo imposible, es creer que es posible”, “No puedes hacer que las cosas sean de la manera en que tú quieres. Toda mujer debe enfrentar ese hecho” o “Todos eventualmente se separan de lo que más aman”, son otras frases más que fungen como reflexión sobre varios temas, ligados a avanzar en la vida y tomar decisiones, pero además, con énfasis en el papel de la mujer dentro de la sociedad, reivindicándola como mujer fuerte pero no ajena a su contexto.
Este ha sido un punto importante constante que recalcan las cintas en su versión ‘live-action’ de Disney, la idea de una protagonista que se abre su propio camino a pesar de los retos y dificultades, sea que vengan o se vivan dentro de un mundo de fantasía en que hay personajes que velan por sus propios intereses, o circunstancias que son baches destinados para superarse y aprender. Y luego es cómo todo esto salta de la metáfora a la vida real y se traslada a un mundo en el que también sucede lo mismo: personas siempre en contra que se mueven por la envidia o los intereses propios, además de caídas que no son más que vicisitudes que tienen que superarse para avanzar. Como dijera el poeta: Si te postran diez veces, te levantas, otras diez, otras cien, otras quinientas: no han de ser tus caídas tan violentas ni tampoco, por ley, han de ser tantas (Almafuerte).
Amor, amistad, hermandad, valentía, perdón y familia son parte de los pilares centrales del relato, mientras recalca también que madurar no significa dejar atrás la curiosidad, la inocencia, la sorpresa y el ánimo por explorar. Alicia se despide del País de las Maravillas para dejar de soñar despierta y comenzar a tomar acción en el mundo real. Así que no se trata de detener el tiempo en el pasado, sino de vivirlo en el presente para que tenga su impacto en el futuro.
El tiempo y el recuerdo son lo que cada quien quiere que sean y crecer es una de las claves más importantes en las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas; lo que se logra a través de una joven protagonista que sopesa regularmente lo que viene, no sólo lo que fue. Crecer es avanzar, lo que indudablemente implica tiempo, pero más importante, implica poner en práctica la clásica frase de Alicia: para lograr lo imposible hay que creer que es posible; o como también dirían en otro punto de la historia: “No es imposible, simplemente es muy cercano a no posible” (lo que a esta alturas a forma de conclusión, implica que es posible).
Ficha técnica: Alicia a través del espejo - Alice Through the Looking Glass