¨Origen, causa y efecto ¨                (3ª. parte)

German de la Cruz Carrizales
German de la Cruz Carrizales

Recuerda…

“No existe la naturaleza humana, el hombre es producto de sus propias decisiones”. Cuantas veces justificamos nuestros errores, fracasos o actitudes diciendo: “Así somos los mexicanos”, “que se puede esperar de un ranchero”, “tenía  que ser flojo, así son todos los Pérez”, etc., etc. Creemos que por el hecho de ser de tal o cual condición, tenemos que actuar de una manera predeterminada.  La realidad es que si tenemos una forma especial de actuar, solo se debe a que así lo “decidimos” sin importar nacionalidad, situación económica o racial.

Claro que las decisiones que luego se hacen en nuestra vida no son propiamente a conciencia o bien, fueron situaciones especiales que en determinado momento dejaron marcados nuestros caminos, y ahora, aun cuando deseamos que la vida lleve otro cause no hay manera (aparentemente) de cambiar.

Una verdad a medias es ese dicho muy popular “genio y figura hasta la sepultura” pues cuando llegamos a conocer o concientizar cuales fueron las razones que nos dimos para tomar nuestras decisiones, estas podrán ser modificadas y su influencia sobre nuestra manera de vivir la vida se podrá cambiar de una manera radical.

El otro día estaba viendo una película antigua con el actor Jorge Negrete como estrella principal. Hay una escena en la trama de la cinta, donde está prisionero en una celda, acompañado de varios reclusos que ya estaban confinados en aquel cuchitril. 

Jorge y su clásico valet (el cómico de la cinta de charros) deciden escaparse, para lo cual Jorge, con aquella voz tan privilegiada, empieza a cantar, para que su amigo pueda serruchar los barrotes de la ventana de aquella celda.

Desde luego, antes de que Jorge terminara la canción, ya su criado había quitado los barrotes, dejando un hueco por donde podían caber y salir de la prisión. También invitan a los demás presos a que se escapen junto con ellos. Sin embargo estos no aceptan la invitación pues prefieren quedar recluidos en aquella pocilga, ya que ahí tienen un montón de paja donde dormir y además les dan algo de comer, sin tener que trabajar.

“Deciden” quedarse donde están, no obstante de que tienen la posibilidad de obtener la libertad y tal vez vivir mejor, solo tienen que cruzar por aquel pequeño hueco, salir a la calle y buscar un buen empleo.

Solo que esto implica cierta responsabilidad de su parte. ¿Y cuántos de nosotros estaremos presos en una “pocilga” o en un “muladar” y teniendo todas las oportunidades a nuestro alcance, no queremos  hacer ningún esfuerzo para “escapar” de esa prisión y realmente poder vivir la vida en toda la extensión de la palabra.

A veces vienen personas a mi oficina a platicar para tratar de encontrar la solución a sus problemas, y esas personas creen que con el simple hecho de cruzar el umbral de la oficina, éstos deberán desaparecer como por arte de magia.

Un día vino una señorita, que acompañaba a su hermano, y me dice inmediatamente que entra a la oficina: “Ahí se lo dejo Ing. De la Cruz, a ver como lo arregla”. No!!! le contesté. Yo no voy a hacer nada por él, él tendrá que hacerlo todo. La mayoría de las personas, siempre queremos que otros sean los que nos resuelvan nuestros problemas.

Una estrategia que he seguido, es dejarles tarea a las personas, y que regresen días después para un análisis más detallado de cada uno de los pasajes de su vida, que deberán traer escritos en un cuaderno.

Y realmente me doy cuenta que nos cuesta mucho trabajo hacer lo que se nos pide, nos disculpamos por no haber podido realizar aquel trabajo que se nos solicitó, con el pretexto que no tuvimos tiempo, que no nos acordamos de nada importante, etc., etc.

Lo que verdaderamente sucede, es que no queremos hacer nada por nosotros mismos, no estamos dispuestos a pagar el precio, a hacer ningún esfuerzo pues definitivamente es muy cómodo quedarnos donde estamos.

En cada grupo de estudiantes que asisten a mis cursos, (que a la fecha en 2023 ya son más de quinientos mil) en las empresas donde cada año participo en sus programas de crecimiento, siempre hay una o dos personas que desde que llegan me doy cuenta que asisten a fuerzas. Pues su rostro refleja un estado de ánimo muy agresivo, las mandíbulas las tienen contraídas, apretadas, salidas, a tal grado que cuando digo algún chiste o presento alguna situación cómica, y mientras algunos ríen a pulmón abierto, esas personas solo hacen una horrible mueca de enojo o aburrimiento.

Estaba en un auditorio de una universidad de la Comarca Lagunera impartiendo una conferencia para un departamento de la administración pública municipal, y narraba textualmente lo que ocurría en una situación entre jefe y colaborador… el auditorio se carcajeaba, pues tal vez se veían reflejados en esa situación. Terminó la conferencia y los participantes se acercaban a mí para saludarme y felicitarme. Se acercó al final una señora muy enojada para decirme que sí le había gustado la plática pero que no le parecía correcto que empleara algunos términos, pues a ella le causaban mucho conflicto y que hasta le había dolido la cabeza por haberlos escuchado. Claro que había algo que la hacía reaccionar y le decía yo que debería buscar en ella, qué era lo que le lastimaba en relación con ese concepto. Después me comentaban que esta persona tenía muchos problemas laborales con muchas personas, que tenía  un carácter muy malo y se quejaba amargamente de muchas cosas y situaciones propiciada por ella.

Inclusive se han dado casos que ha habido la necesidad de rescindir los contratos de estas personas, pues siendo tan negativas, los empresarios o jefes prefieren que les cueste dinero, pero se quitan de una vez el problema que puede ocasionar una persona con una actitud negativa.

Aun cuando las empresas o instituciones nos están dando la oportunidad de capacitarnos, de ayudarnos a encontrar nuevos caminos en nuestra vida, a veces estamos como esos presos de la película de Jorge Negrete, no queremos salir de donde estamos.

He recibido infinidad de testimonios de personas que me han hecho saber, que cuando se les invitó  al curso, su primera reacción fue la de negarse a asistir, sin embargo una vez que empezaron a oír aquellos conceptos, que lograron comprender lo equilibrado de su actitud, a lo largo del curso, su estado de ánimo fue cambiando, su manera de ver las cosas tuvo otra perspectiva y casi siempre son los que les pesa más que la semana se termine y ya no haya otra oportunidad de seguir escuchando más.

El otro día tuve una agradable sorpresa con uno de los estudiantes; un ingeniero que por más de tres años estuve invitando para que asistiera al curso y por una u otra causa siempre lo posponía, hasta que algo pasó y tuve la suerte de verlo en uno de los grupos.

Casi un año después de aquella experiencia, se presentó en mi oficina. Mostraba aquel hombre una cara radiante, dichoso, sonriente, cuando lo vi entrar y al darle un abrazo de saludo me dice con una profunda emoción: “No sabes Germán, de que pozo tan profundo me sacaste” y luego me explicó una serie de situaciones por las que estaba pasando, pero que gracias a los conceptos del curso, había logrado que todo cambiara.

Desde luego que esa es solo una situación real, que todos podemos cambiar, pero lo cierto es que no a todos les funciona igual, pues algunos “sí quieren” salir del pozo donde se encuentran, mientras otros todo lo que hacen es remolinearse en la silla, o en el lugar donde se encuentran pero no se deciden a dar el brinco… Dios te bendice y te acoge!!!

Despertar…es

“La esperanza es algo bueno, tal vez lo mejor. Y lo bueno nunca muere. Estaré deseando que estas palabras te encuentren, y te encuentren bien”. A la luz de nuestras familias, decía Jesús, “No me digas que me amas, dime como vives”. “La familia que ora unida, permanece unida”. INICIATIVA LAGUNA un proyecto de valor y de valores para los laguneros y el MUNDO!!! Estoy a sus órdenes en la dirección electrónica: [email protected]. A través de Twitter: @Germandelacruzc Lo invito a visitar mi blog con más de 740 artículos de su interés: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/blogs/familia

 

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”
Germán de la Cruz Carrizales
                                                                          TORREON, COAH. MÉXICO

                                                                                         MMXXIII

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