Continuación…
Recuerda…
Cuando iba en una ocasión en autobús a la ciudad de Matamoros, Tamps., a renovar mi visa, justo dos asientos atrás de mí, empezaron a platicar cuatro personas acerca de la Biblia, de Jesús, de Dios. Coincidiendo los cuatro en el punto básico, pero se armó tal discusión entre ellos, que en poco tiempo el autobús completo empezó a mofarse, a callarlos, a agredirlos verbalmente, pues estando de acuerdo en lo religioso, ellos discutían detalles tan insignificantes, que se hacían aparecer a los ojos de los demás como unos verdaderos necios.
¿Y usted, no será de esas personas que por todo tienen que discutir? ¿Qué por todo se tiene que hacer un escándalo a voces; alterados; que por la menor insignificancia, usted levanta la voz en una forma agresiva? ¿Qué discute con la cajera del autoservicio por lo caro de los artículos? ¿Qué discute con el maestro de sus hijos por las malas calificaciones que le pusieron en su boleta? ¿Qué discute con el muchacho que recoge la basura porque le golpean su bote? ¿Que discute con su esposa por qué no está lista, porque no se decide a que quiere ponerse ese día? En fin, que busca cualquier pretexto para pelear, hacer mohín, hacer la rabieta, etc., sería conveniente que platicara con sus padres o algún pariente mayor, que le informara cómo (de verdad) se hallaban sus padres cuando usted estaba recién nacido.
Hemos platicado de una posibilidad de grabación, pero cuantas más posibilidades pudieron haber existido en esa época de nuestra vida, tales como la pobreza, la enfermedad, la intranquilidad, la inseguridad, el miedo, etc., y que ahora esos sentimientos se hacen presentes en cada una de las acciones de nuestra vida activa.
Estando de vacaciones mi familia en Mazatlán, Sin., bajo la sombra de una palapa, rodeada de mucha gente, otras familias, parejas, en su mayoría extranjeros quienes se asoleaban, tomaban sus bebidas refrescantes y al mismo tiempo hacían compras de diversos artículos que los vendedores ambulantes típicos de la playa les ofrecían, desde paseos en yate, vuelos en paracaídas, cobijas, hamacas, sombreros, vestidos, cintos, joyería de fantasía, artesanías en general. Nos divertíamos viéndolos probarse cada una de las prendas ofrecidas, cuando de pronto vimos algo que nos causó un poco de inquietud.
Entre ese enjambre de vendedores, que de esa manera honesta se ganan la vida, estaba una joven mujer con los rasgos característicos de una mujer costeña, envuelta en harapos, con un rebozo muy sucio, en el cual colgaba un pequeño niño de pecho, y tal vez para hacer más dramático aquel cuadro miserable que pretendía proyectar esta mujer, traía a la vista de todos los turistas un flácido seno, del cual, aquel niño se prendía, tratando de sacar un poco de leche.
Aquella madre no vendía ningún producto, solo exhibía su miseria y extendía la mano para recibir aquella moneda de las personas que la observaban. Yo pensaba dentro de mí: -¿Qué estará pensando esa mujer?- al ver aquellos extranjeros, con sus cuerpos tan esbeltos, casi desnudos, tomando sus bebidas y degustando esos platillos exquisitos de aquellos hoteles de cinco estrellas, viendo como derrochan el dinero al adquirir prendas o artículos, que tal vez jamás usen en sus vidas, y ella tan pobre, tan miserable, tan invalida, y nosotros que sabemos cómo influye en la mente de los hijos. -Pensaba- que ese niño, cuando creciera, no iba a saber porque, pero sería muy difícil tener el éxito económico, o bien, se convertiría en una persona con resentimiento social, con todo lo que implica eso, porque aun cuando él no lo quisiera, esas personas tan opuestas: la riqueza enfrente de él, en cierto momento tendrá que hacer conflicto y llevarlo a un total desequilibrio.
Hoy día aquí en Torreón, Coah., como en las principales ciudades de nuestro país vemos (casi en cada esquina del primer cuadro) a familias compuestas de tres o cinco miembros, el padre, la madre (generalmente jóvenes y sanos) y dos o tres niños, desde el clásico en los brazos, como otros que apenas caminan, solicitando la caridad pública.
Y uno se pregunta: -¿Qué no les dará vergüenza pedir limosna?- pues no les da porqué tal vez éstos sean producto de aquélla madre que con el niño prendido del seno también pedía limosna, y esa información se quedó grabada en la mente del niño y ahora “Él no puede ser de otra manera”
¿Nos damos cuenta de la responsabilidad tan grande que tenemos como padres de familia? ¿Qué hemos inculcado en nuestros hijos desde el momento de nacer? Siendo muy sinceros, veamos esta situación, aclaremos nuestra mente y si esto o algo parecido ha sucedido en nuestra vida hagámoslo consciente y tratemos de cambiar nuestro punto de vista.
Cada día que usted se arregla frente al espejo, refleja un rostro muy conocido para usted, tal vez usted use un espejo en su baño o recamara donde se vea de cuerpo entero y usted conozca o sepa muy bien cómo es su figura, tal vez delgada, gorda, bajita, alta, morena, calvo, con cabellera abundante, etc., etc.
Cada día que usted se ve en el espejo no recibe ninguna sorpresa, porque así se ha vistió muchos años y usted ya se conoce perfectamente, ¿O no es cierto?
Pero ahora imagínese que el espejo donde usted se refleja fuese uno de esos espejos cóncavos que a veces hay en las ferias o en los parques de diversiones, que distorsionan la imagen haciéndolas aparecer corta y amplia o exageradamente largo de piernas, etc., y que usted nunca se hubiera visto realmente como es, que usted “creyera” que así era su físico, ¿cree que tal vez usted llegaría a apreciar realmente su verdadera identidad?
Así que, quisiera que vea ahora este símil con lo que ha pasado en su vida, si desde que usted estaba en la cuna todo lo que su mente grabó fue: como se parece a fulano..., igualito que mengano..., o bien, todo lo que se decía a su lado eran puros problemas, que la vida está muy cara..., como estoy enfermo..., ya no se puede vivir en este mundo..., etc., etc., es decir, le hicieron ver la vida en el espejo distorsionado, tal vez usted “crea” que así debe ser... pero yo le quiero decir que eso no es cierto, que la vida es hermosa, que tenemos todo el derecho a ser felices, que no tenemos por qué vivir en la pobreza.
Todo lo que tenemos que hacer, es realmente querer y podemos “vivir otra vida”, una vida llena de bendiciones, de abundancia en todos los niveles… Dios te bendice y te acoge!!!
Despertar…es
“La esperanza es algo bueno, tal vez lo mejor. Y lo bueno nunca muere. Estaré deseando que estas palabras te encuentren, y te encuentren bien”. A la luz de nuestras familias, decía Jesús, “No me digas que me amas, dime como vives”. “La familia que ora unida, permanece unida”. INICIATIVA LAGUNA un proyecto de valor y de valores para los laguneros y el MUNDO!!! Estoy a sus órdenes en la dirección electrónica: [email protected]. A través de Twitter: @Germandelacruzc Lo invito a visitar mi blog con más de 730 artículos de su interés: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/blogs/famili
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”
Germán de la Cruz Carrizales
TORREON, COAH. MÉXICO
MMXXIII