Recuerda…
Estamos empezando el adviento, podemos estar aquí gracias a Dios un año más, y podremos celebrar una vez más la Navidad. Algunos que nos acompañaron el año pasado ya no están entre nosotros y confiamos que estén en un lugar mejor, un lugar de paz y felicidad. Pero nosotros estamos todavía aquí, ¿cómo debemos preparar la Navidad? Creo que ante todo hay que recordar que la Navidad es el Nacimiento, la llegada de alguien que viene a salvarnos y tenemos que hacer algo para prepararnos para la llegada de ese personaje, nuestro Salvador. Pero la labor principal la va hacer Él. Si sabemos que viene a salvarnos, tenemos que prepararnos para que esa salvación surta efecto en nosotros, es decir, no le cerremos la puerta, no sea que Él no pueda entrar, pero insisto, la labor principal la hace Él. Nosotros no nos salvamos a nosotros mismos, Cristo es nuestro Salvador, Cristo es nuestro Redentor. Pero no nos salva en contra nuestra, San Agustín decía: ¨Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti¨.
Podemos decir que es el primer Adviento de nuestra vida, sin que importe que hayamos celebrado muchos Advientos, muchas Navidades. ¿Por qué? Cuando el año pasado por estas fechas iniciamos el Adviento, éramos distintos: nuestra familia era diferente, el mundo también era distinto. Claro que ante una mirada superficial pareciera que todo era igual, pero no es verdad. ¿No somos nosotros parecidos, semejantes, los mismos, pero a la vez diferentes? ¿No ha habido este año, desde el Adviento pasado hasta ahora, cosas que han cambiado nuestras vidas? No digo que de forma radical, aunque pueda ser que sí. Pero algo como: un ser querido que ya ha partido a Casa del Padre y que seguramente extrañaremos en esta Navidad; pasamos quizás por pruebas o dificultades que nos han marcado para bien, o quizás para mal. Por eso tenemos que celebrar este Adviento como si fuera el primero de nuestra vida. Más aun, tenemos que celebrar este Adviento como si fuera el primero de la historia.
Imaginemos que estamos en el año ¨cero¨, incluso podemos pensar que somos habitantes de aquel Israel, provincia del Imperio Romano que vivía con sus tensiones de tipo político, personas que no sabían aun qué iba ocurrir, pero que alguien les anunció, y creyeron en el anuncio, que iba a nacer el Redentor.
Imaginemos que somos los pastores de Belén, o los Magos de Oriente, o los posaderos de Belén que se preparaban para alojar a todos los que acudían a la ciudad porque tenían que empadronarse allí. Somos habitantes de aquel Jerusalén, de aquella Belén, o de aquel Cafarnaúm. Somos personas que tienen sus problemas, sus alegrías, sus miedos. Personas creyentes en Dios, pero personas también, que saben, que necesitan un Salvador, que necesitan ayuda.
Preparémonos para esto, para acoger a aquel que viene para darnos la ayuda que necesitamos. Imaginemos que nos dicen, que un Ángel nos dice: ¨Dentro de tres semanas (más o menos) nace tu Salvador¨, viene a ti tú Redentor. ¿Qué haríamos?
Que haríamos si nos dijeran que un personaje ilustre, admirado, una estrella de la televisión, un político famoso, un gran líder que tiene miles de seguidores viene a tu casa a estar contigo. Prepararíamos la casa, buscaríamos quizás la mejor forma de agasajarle con una espléndida comida.
Bien, pues viene nuestro Salvador, viene a salvarnos.
Somos habitantes de aquel Jerusalén, de aquella Belén, y nos han advertido: viene, nace tu Salvador, viene alguien que te va a ayudar, viene alguien que va a enderezar tu camino, viene alguien al que tú necesitas. Prepárate a recibirlo.
Esa debe de ser la idea que domine nuestro Adviento, el único Adviento, porque es diferente a los anteriores, y diferente a los que si Dios quiere, vendrán. Soy distinto y tengo que prepararme para acoger al Señor, no como lo hice el año pasado porque soy distinto. Tengo que prepárame ara acoger a mi Salvador, a mi Redentor, para que venga el medico que va a curar mis heridas, para que venga a quien va dar Esperanza a mis noches oscuras. ¿Cómo tengo que hacerlo?
Limpieza: Primera idea, viene mi Redentor. Tengo que limpiar la casa, viene un personaje importante, tengo que arreglar mi morada, limpieza, limpieza… es decir Confesión. A lo largo del Adviento tiene que haber una buena confesión. En algunos sitios es una proeza confesarse, hay que intentarlo prepararse para tu casa, límpiala, viene tu Salvador.
Preparar nuestro cuerpo. Segunda cosa que tenemos que hacer. No solamente nuestra alma con nuestra confesión, sino que también nuestro cuerpo se prepara para recibir a nuestro Redentor, por eso Penitencia que significa: renunciar a lago que te gusta, no tomar ese dulce que se te antoja, no fumar o bajarle al cigarro. Limpieza por dentro del alma, limpieza por fuera del cuerpo con la penitencia.
Mas oración: Tercera idea, más tiempo dedicado a Dios, escuchar más la Palabra: Los primeros capítulos del Evangelio de San Lucas, o simplemente con calma el prólogo del Evangelio de San Juan y meditar la Palabra para enterarnos bien lo que significa la Navidad.
Caridad: Cuarta idea. El Señor viene a salvarme, pero también viene a salvarnos a todos, no solo viene a salvarte a ti. Que la llegada de tu Salvador sea para ti un motivo de agradecimiento tal, que te lleve a ayudar a la gente que te necesita, por lo tanto Caridad, más Caridad.
Estos días además, para bien o para mal son días de derroche, recién pasamos el ¨Black fridey¨, muchas veces se derrocha sin necesidad y se vienen los grandes excesos de la Navidad y que convierten a esta fiesta en todo lo contrario de lo que fue. Con un motivo honesto y legítimo, la alegría: la alegría de estar reunida la familia, la alegría de recibir al Salvador, pero cae en los excesos, en el derroche, y a veces en los pecados de gula o de beber en exceso.
Por eso la Caridad, ayudar a quien no tiene, nos va a ayudar a equilibrar las cosas de este modo. Prepara este Adviento como si fuera el primero de tu vida, como si estuvieras tú allí en Belén, y hubieran anunciado que viene el Salvador, tu Salvador.
Entonces empieza a prepararlo de esta manera: empieza con la confesión limpiando tu casa; con la penitencia limpiando tu cuerpo; empieza con la oración para estar bien preparado para entender lo que significó la Redención; y luego que la caridad sea la expresión de tu agradecimiento hacia aquel que viene a dar la vida por ti… Dios te bendice y te acoge!!!
Despertar…es
“La esperanza es algo bueno, tal vez lo mejor. Y lo bueno nunca muere. Estaré deseando que estas palabras te encuentren, y te encuentren bien”.
A la luz de nuestras familias, decía Jesús, “No me digas que me amas, dime como vives”. “La familia que ora unida, permanece unida”. INICIATIVA LAGUNA un proyecto de valor y de valores para los laguneros y el MUNDO!!! Estoy a sus órdenes en la dirección electrónica: [email protected]. A través de Twitter: @Germandelacruzc Lo invito a visitar mi blog con más de 800 artículos de su interés: www.familia.blogsiglo.com
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”
Germán de la Cruz Carrizales
TORREON, COAH. MÉXICO
MMXXIV