¨Comparaciones en la familia¨               

German de la Cruz Carrizales
German de la Cruz Carrizales

Recuerda…

“Eres igual que tu… tío, hermano, padre, etc.” He aquí otra limitación que nos han puesto en la mente, cuando por alguna razón nos empiezan a comparar con otro miembro de la familia: “Eres igual de mentiroso que tu padre”, “Eres igual de borracho que tu tío”, “Eres igual de atenido que tu tía”, “Eres igual de olvidadizo que tu madre”. Y cuantas más comparaciones nos han hecho en nuestra vida, que ahora, aun cuando nosotros quisiéramos ser de otra manera, “algo” nos obliga a actuar inconscientemente, cometer el error y luego arrepentirnos de nuestra actuación.

A la niña que no comprendía lo que pasaba a su alrededor, su tía le pareció muy bonita, cada vez que la veía arreglada para irse a su trabajo y tal vez en su interior empezaba a gustarle la idea, de algún día ser como ella. 

Y un día la tía se había ido al trabajo, la mamá estaba con alguna vecina platicando, la niña se encontraba sola en la casa, se metió al cuarto de su tía, y se empezó a pintar la cara, a polvearse, a perfumarse y peinarse como su tía. En eso estaba muy concentrada, cuando llegó su madre y al verla, no pudo contener su rabia ni su boca y le gritó con todo el odio del mundo: 

-Quítate esa pintura, pareces una p… ¡Eres igual a tu tía!-  y al mismo tiempo que le daba de cintarazos le seguía repitiendo aquella terrible orden: - ¡Eres igual de p… que tu tía!- Y esto se quedó grabado indeleblemente en el subconsciente de la niña. De tal manera que conforme iba creciendo y pasando los años, aquella orden, se va cumpliendo más y más, así que ahora, aun cuando ella reciba todos los castigos del mundo, y haga todas las promesas que le piden, ella tiene que ser como su tía una PROSTITUTA.

Así que amigo lector, tenga mucho cuidado de sus comparaciones, de sus palabras, que aun cuando usted no quiera decirlo por hacer daño, sino por ayudar a comprender a sus hijos de lo malo que están actuando, no sabemos cómo lo aceptará la mente de ellos y eso puede llevarlos a fracasos y situaciones negativas, que harán que no pueda disfrutar la vida.

Me decía un alumno en uno de mis cursos: “Dentro de mi familia, a uno de mis sobrinos le han hecho creer que se parece mucho a mí, pues efectivamente, en fotos mías de niño, los rasgos, la forma de los ojos, la nariz, etc., es muy grande el parecido. De tal manera que aunque parezca imposible, ese niño siempre ha tratado de ser diferente a los demás, y el otro día platicando con mi padre, de la vida de ese sobrino, veíamos la similitud que ha tenido la vida de él con la mía. Ojala y algún día él pueda entender que no tiene que parecerse a nadie, que tiene que ser él por él mismo –me decía-. A un primo hermano también le pasó lo mismo.  Me platicaba mi tía que cuando nació y al verlo, le impresionó mucho el parecido que tenía conmigo en ese tiempo. Conforme han pasado los años, la vida de ese hombre ha sido casi una copia de la mía. Estudió en la misma escuela, compró bicicleta cuando yo la compré, vendía periódico cuando yo también vendía, y así se han ido empalmando las situaciones que hacen que cada vez podamos ver en vivencias personales, la orden puesta en la mente, tarde o temprano se convierte en realidad. En una ocasión, la madre de este hombre, decía asombrada: -Es increíble, lo oigo hablar a usted y créame, que estoy oyendo hablar a mi hijo. Es decir, hasta en la forma de hablar y de expresar nos parecemos” –terminaba de narrarme aquel alumno-. 

Y a usted, ¿Con quién lo han comparado? Aun cuando parezca que esto no es importante, pero nos puede aclarar muchos casos de la actuación de nuestra vida. Cuando tuve oportunidad de platicar con el primo de aquel alumno, pudimos ver esta situación, comprendió a qué se debía que no duraba en los empleos, siempre buscaba nuevos horizontes, pero la realidad es que él mismo se estaba revelando a vivir la vida de otro. Gracias a Dios lo ha comprendido y creo que ahora sí llegará el éxito grande. A veces hacemos unas comparaciones de una manera inconsciente, o con el fin de corregir situaciones, pero desgraciadamente, lo que no comprendemos es que podamos acabar con la felicidad o deseos de vivir de los demás.

En uno de los cursos que estábamos impartiendo en Reynosa, Tamaulipas asistió una agraciada joven, que tenía el rostro adusto, un gesto de amargura. Cuando yo decía algún comentario chusco, una alumna, que se ría muy alegre, muy fuerte, hasta un tanto en forma escandalosa, a esa joven le molestaba sobre manera aquella espontaneidad de la carcajada. En uno de los recesos del curso, me acerqué a ella y traté de sacarle conversación y sobre todo, hacerle consciente qué era lo que le molestaba cuando aquella alumna reía. Comentaba que ella, antes, se reía muy fuerte, todo mundo volteaba a verla, cuando en una reunión o en la calle, al platicar con alguien, surgía la situación cómica, ella disfrutaba riéndose sonoramente. Solo que su padre empezó a molestarla, a compararla, pues cada vez que ella reía el padre le decía: -Cállate no te rías tan fuerte, solo las p… se ríen así- -Solo las mujeres de la calle se ríen con tanto escándalo- etc., etc. Y como ella no quería parecer una mujer de la calle; decidió no reír más. Así que ahora le molestaba oír a alguien reír de una manera escandalosa, porque ella no podía hacerlo.

Otro amigo mío me confiaba su gran dilema: -Fíjate Germán no sé qué hacer con mi mujer, hemos visitado médicos, sexólogos, psicólogos, etc., etc., y nada-. -¿Pues qué le pasa a tu mujer?- pregunté un poco intrigado. –Tenemos varios años de casados, tenemos 8 hijos, y ella nunca, nunca ha tenido un orgasmo, es solo un trapo, un instrumento, y aun cuando yo trato de excitarla, ella solo se hecha boca arriba y como si no estuviera presente. -¿Por qué te casaste con ella?, ¿Qué fue lo que te atrajo de su persona?- Traté de investigar. Cuando éramos novios lo que me atrajo de ella era precisamente su forma de vestir, su desenvolvimiento, su manera de maquillarse, pues ella vestía muy sexy, muy coqueta y se perfumaba y se pintaba un tanto exagerada – me confesó. –Solo que cuando nos casamos tuvo un cambio total, ya no se vistió con aquellos atuendos provocativos, sino todo lo contrario, ropa mucho muy conservadora, su peinado habitual, era una señora de mucha edad, es decir, un chonguito en la parte superior y todo el pelo recogido, ya no se volvió a maquillar, ni a pintar los labios, es decir, un cambio radical.

Cuando vino la señora a platicar y después de varios análisis de su vida, llegamos a la verdadera razón de esta situación. En una época de adolescencia y cuando llegó a señorita, a ella le gustaba mucho vestirse muy provocativa, y su padre la molestaba mucho y como ella no le hacía caso de que se vistiera con más recato, el señor empezó a marcar su vida diciéndole: -Parece una prostituta-, -Te vistes como una ramera-, -Te pintas como una mujer de la calle-, -Las mujeres decentes no se visten así-, -Te van a confundir con una p…, etc. De tal manera que cuando ella se casó su subconsciente la obligó a vestirse como una “mujer decente”, pero no tan solo eso sino que la limitación llegó hasta la cama y eso era lo que no le permitía dar ni sentir placer sexual, pues ella no quería ser una prostituta, pues solo ellas pueden disfrutar el sexo (esa era su creencia).

Cuando esta buena señora, hizo consciente aquel terrible mensaje que estaba anidado en lo más profundo de su ser, lo pudo comprender y decidió volver a ser ella, tuvo un cambio tan sorprendente, que no se podía creer.

Un día fuimos a cenar a un restaurante y vi al amigo del relato anterior en otra mesa, acompañado de una mujer despampanante y le dije en voz baja a mi esposa: -¿Con quién andará aquel, ya se divorciaría de su esposa?-. Pero mi sorpresa fue grande cuando ellos se levantaron de su lugar y se encaminaron hacia nuestra mesa y fue entonces que reconocí a la señora. Se veía mucho más joven, el peinado había cambiado, la ropa era ahora más alegre, más fresca, sus formas de mujer saltaban a la vista por el vestido tan ajustado y el escote que traía esa noche.

Es decir, que esas comparaciones que hacemos, pueden en un momento dado, cambiar nuestra personalidad, nuestra vida y nuestra felicidad. Lo más dramático es que no tan solo hacemos comparaciones con personas, sino que a veces las hacemos con animales.

Por lo lento que eres, pareces tortuga. Eres venenosa como una víbora de cascabel. Hablas como si fueras guacamaya. Tienes memoria de cuervo. Eres escurridizo como una anguila. Eres un zorro por lo ventajoso. Eres ciego como un topo, etc.

Y lo que no sabemos, es que en un momento dado, nuestro comportamiento ante nuestros parientes, conocidos y la sociedad empieza a deteriorarse, empezamos a sufrir las consecuencias, hacemos firmes promesas de cambiar, pero inexplicablemente volvemos a cometer el error una y otra vez.

Así que ahora trate de hacer conciencia, de ver su situación y llegar a la (o las) comparaciones que han hecho de usted. Recuerde que eso es solo una idea, que no tiene por qué ser realidad, no existe ninguna razón para dejar que nos siga manejando.

Recuerda cuando hacíamos el comentario de que comprendiera que “Somos el número  uno”, es decir, que no tenemos que parecernos a nadie, que nadie debe manejar nuestra vida, pero desgraciadamente como todo esto está guardado en nuestro subconsciente, aun cuando nosotros queremos actuar o sentir de otra manera, ese “algo” nos obliga.

Recuerde que solo tenemos esta vida, que esta es nuestra única oportunidad, que no va a nacer otro tiempo, que si no lo aprovechamos hoy, ya nunca más podremos hacerlo, solo que la vida debemos vivirla por nosotros mismos y por nadie más.

Creo que esto es más difícil de lo que parece. 

Quizás usted recuerde aquella película llamada “LA OTRA VIDA DE AUDREY ROSE”, ¿recuerda el argumento?, ahí tratan de hacer ver a la gente como, en un momento dado, empezamos a vivir la vida de “alguien” a quien ni siquiera tuvimos la oportunidad de conocer personalmente, pero que a través de diferentes circunstancias, ese “alguien” se posesiona de nuestra vida y nos maneja como un títere o robot… Dios te bendice y te acoge!!!

Despertar…es

“La esperanza es algo bueno, tal vez lo mejor. Y lo bueno nunca muere. Estaré deseando que estas palabras te encuentren, y te encuentren bien”. A la luz de nuestras familias, decía Jesús, “No me digas que me amas, dime como vives”. “La familia que ora unida, permanece unida”. INICIATIVA LAGUNA un proyecto de valor y de valores para los laguneros y el MUNDO!!! Estoy a sus órdenes en la dirección electrónica: [email protected]. A través de Twitter: @Germandelacruzc Lo invito a visitar mi blog con más de 750 artículos de su interés: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/blogs/familia

 

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”
Germán de la Cruz Carrizales
                                                                          TORREON, COAH. MÉXICO

                                                                                         MMXXIV

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