@@GOOGLE@@

El planeta de los simios: (R)evolución

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

La experimentación genética es un campo de la ciencia que manipula o modifica los genes de un organismo desde diferentes técnicas de ingeniería y edición del genoma. Idealmente el objetivo es mejorar las características del ser vivo, haciéndolo más resistente o más útil, para que se desarrolle y viva ‘mejor’, en cierto sentido más productivo y próspero, o más valioso y eficiente.

El problema es que estas técnicas perseguidas en nombre de la ciencia no dejan de ser experimentales, sujetas a la observación, la conjetura, el ensayo y el error, donde nada es absolutamente seguro y los resultados no pueden ser predecibles. Se trata de experimentos realizados a partir de una teoría hipotética, que necesitarían ser comprobados una y otra vez hasta estar lo más seguros posible que no pueden alterarse por ninguna variable existente, pues se han considerado todos los escenarios probables durante la investigación. Sin embargo, la vida y la evolución no son circunstancias estáticas o categóricas, pues constantemente cambian y se transforman, porque el universo y todo ser vivo en él siempre están en movimiento, en transformación, y eso significa que su evolución es parte natural del instinto de supervivencia. 

Si este proceso natural de metamorfosis, crecimiento y desarrollo se modifica artificialmente por la mano de un agente externo, en este caso la del humano, ¿no se alteran los resultados propios dentro la evolución de las especies? ¿Qué pasa cuando el experimento genético aparentemente contenido con éxito en un laboratorio se sale de control y sus efectos no previstos tienen consecuencias fatídicas? ¿Qué hacer cuando la intención por crear vida termina trayendo muerte? A estas reflexiones se adentra la película El planeta de los simios: (R)Evolución (EUA, 2011), dirigida por Rupert Wyatt y escrita por Rick Jaffa y Amanda Silver a partir de la novela literaria ‘El planeta de los simios’ de Pierre Boulle, que fue adaptada inicialmente al cine en 1968.

Luego de cuatro secuelas que siguieron a aquella cinta original, esta nueva película del siglo XXI se forja como un ‘reboot’ del concepto, es decir un reinicio de la saga. Aquí protagonizada por Andy Serkis, James Franco, Freida Pinto, John Lithgow, Brian Cox, Tom Felton y David Oyelowo. La historia se centra en el científico Will Rodman, quien trabaja para los laboratorios de biotecnología llamados GEN-SYS. Will se encuentra experimentando en chimpancés un nuevo compuesto químico que espera sirva para curar a su padre del Alzheimer, ya que en teoría el químico creado permite a las células regenerarse a sí mismas y hasta el momento parece tener resultados exitosos en los animales con los que se prueba la fórmula. 

Cuando Will convence a su jefe, Steve Jacobs, de que las conclusiones favorables significan el primero paso para iniciar pruebas clínicas en los humanos, el día que el proyecto se presenta a los inversores para su financiación, la chimpancé Bright Eyes (Ojos Brillantes), que ha demostrado un particular desarrollo de inteligencia y habilidades desde que se usa en ella el virus ALZ-112, reacciona violenta y agresiva y, eventualmente, es sacrificada.

Para Will la muerte del animal significa el fin de su investigación, pues el ADN que demuestra la efectividad de su experimentación muere con el chimpancé. La pérdida es significativa y aparentemente total, desde el punto de vista científico, hasta que Will se da cuenta que el comportamiento hostil de Ojos Brillantes se debía a que escondía a su cría para protegerla. Una vez que Will descubre que este pequeño chimpancé parece haber heredado los genes mutados de su madre, integrando en lugar de rechazar al virus en su ADN, se lo lleva a casa, donde no sólo se encariña con el animal, sino que le permite dar seguimiento a su investigación. 

Con el tiempo César, nombre que le da al chimpancé, demuestra una capacidad intelectual y de comunicación más avanzada que la de otros animales similares a él, y también, según el análisis y seguimiento de su desarrollo, todo indica que su cuerpo se ha adaptado por completo al virus, lo que le permite ciertas aptitudes mucho más complejas que las de otros simios. César, por ejemplo, aprende fácilmente el lenguaje de señas para comunicarse y es capaz de entender ejercicios y tareas de razonamiento básico, tanto numérico como escrito.

En esencia parece que el virus está arrojando los resultados ideales para los que fue creado, a partir del objetivo que Will inicialmente ansiaba combatir, el proceso degenerativo de las células, logrando no sólo evitarlo sino también contrarrestarlo. Pero hay muchos detalles que incluso como científico Will desconoce y variables que no puede prever, pues se quedan atrapadas entre la incertidumbre, la desesperación, el orgullo y la ignorancia. ¿Cuáles son los efectos secundarios a largo plazo? ¿Cuáles las secuelas que puede tener en los humanos, si hasta ahora el virus se ha probado únicamente en animales? Finalmente, el ADN de las personas y el de los simios es similar pero no idéntico, así que la reacción o asimilación de un agente externo, como un medicamento, substancia, solución o fórmula química, podría variar entre uno y otro.

Desesperanzado y testigo del deterioro, sobre todo mental, de Charles, su padre, ante una enfermedad incurable que desgasta y merma su vida, Will modifica en su laboratorio casero el compuesto químico, convencido de que estos nuevos ajustes en la secuencia mutada son suficientes para una mejor eficiencia y resultados. Así, en un impulso, ante la noción de que las cosas no podrían ir peor para su salud, decide usarlo con su padre, quien inmediatamente presenta una mejora favorable de su estado, revelando con eso que el virus no sólo combate la enfermedad, también la contrarresta. 

La cuestión es que en ese momento Will está impulsado por la impaciencia, creyendo erróneamente que como científico debería tener todas las respuestas o que sus respuestas son las soluciones correctas. Sabe que médicamente lo que está haciendo es ilegal e incorrecto: probar en humanos una ecuación genética que no ha sido aprobada por las instancias de salud correspondientes, en corto, experimentar con humanos sin tener claro las consecuencias de sus acciones, en parte anhelando que la mejora de su padre traiga a su vida una segunda oportunidad y demuestre al mismo tiempo el éxito de sus teorías e investigaciones.

El éxito, no obstante, sólo es momentáneo y luego de cinco años sin que ningún efecto secundario preocupante se haga presente, ni en César ni en Charles, repentinamente el sistema inmunológico de éste comienza de nuevo a perder la batalla, creando anticuerpos que neutralizan la solución, es decir, que la enfermedad de Alzheimer encuentra la manera de sobrevivir, adaptarse y avanzar más rápido que la ‘cura’ (es decir el virus), lo que a su vez demuestra de una forma cruda pero real cómo el ciclo de la vida avanza por su propio camino como proceso de selección natural.

En un último intento por hacer que la mutación genética tenga el efecto planeado, una completa recuperación cognitiva en pacientes con Alzheimer, Will reinicia las pruebas biogenéticas en chimpancés en los laboratorios GEN-SYS con el nuevo virus, el ALZ-113, una cepa más poderosa e inadvertidamente más peligrosa. No es sólo esto sino la ambición capitalista de Steve que hace que todo se escape de control; a diferencia de Will, que tiene una vocación científica muy marcada, Steve está en cambio motivado por la codicia y quiere conseguir que el compuesto sea aprobado únicamente para comercializado.

La avaricia de sus anhelos no se sustenta en un deseo por ayudar a enfermos o para curar males genéticos en aras de mejorar la calidad de vida de los humanos, lo que Steve busca es ganar dinero vendiendo el químico al mejor postor de cualquier farmacéutica o centro médico que ofrezca el precio más alto por los descubrimientos y experimentos hechos por sus empleados a expensas de la vida animal. ¿Pero lo justifica sacrificar a decenas de chimpancés con tal de conseguir un químico que cure enfermedades como el Alzheimer? ¿Es ético modificar genéticamente el curso natural de la vida para mejorar la existencia humana?  

Steve da luz verde a las pruebas clínicas en humanos sin considerar los parámetros médicos y éticos involucrados y sin prever todas las posibilidades de los efectos secundarios que el ALZ-113 pueda tener. Su intención es apresurar los resultados y acomodarlos a su favor para conseguir lo más pronto posible un tratamiento médico vendible, no forzosamente eficaz; como si la vida no importara, sino la ganancia capital, como si la ciencia no fuera más que otro medio para sacar provecho de las enfermedades y explotarlas, algo relevante en la historia de la humanidad considerando que históricamente algunos males, afecciones y virus han sido provocados o creados por el propio humano.

En efecto, en la cinta el químico modificado genéticamente encuentra su propio camino y sobrevive a las adversidades; el ALZ-113, más fuerte, nocivo, invasivo y cargado con suficientes cambios biológicos generados por la mano humana, sobrepasa la capacidad de la comunidad científica para tener control sobre su creación, así que muta de una manera que nunca se consideró: así como el virus hace más inteligentes a los simios, también se vuelve letal para las personas.

En consecuencia y como resultado prácticamente inevitable, el compuesto provoca la casi desaparición de la raza humana. La historia ejemplifica así los riesgos de la experimentación genética, de los virus creados en laboratorios y probetas sin un parámetro científico/médico ético que cuestione qué tan lejos llegará el ser por su ambición de controlar la vida, la muerte y la existencia, o qué tan comprometedor puede ser experimentar desde la biogenética con la vida, sean personas, animales o plantas, por ejemplo. 

Asimismo, a través del papel que juegan GEN-SYS y Steve, la cinta analiza el gran riesgo que representa la codicia circulando dentro la industria farmacéutica, científica y médica detrás de laboratorios cuya investigación promete ser el camino hacia la mejora de la existencia, sin verdadera seguridad de las consecuencias que sus trabajos puedan causar en el ambiente y la naturaleza biológica en el planeta.

Los simios son animales salvajes, aparentemente amigables e inocentes (hasta cierto punto), pero no son humanos; sus reacciones y respuestas no son racionales y si se les trata mal responderán como cualquier animal salvaje haría en su lugar, con violencia e instinto de auto-preservación. La pregunta es si el humano también actúa de forma innata de esta manera, visceral e instintiva, en busca de su supervivencia. Dentro de la ficción de la narrativa, a través de un virus creado, estos simios son dotados con habilidades extraordinarias, se vuelven inteligentes y pensantes, comienzan a organizarse y comunicarse entre sí gracias a un lenguaje en común que eventualmente evoluciona a un lenguaje verbal y que les dota la capacidad de orden, jerarquía, liderazgo y comunidad. 

Eso es algo que ni Will ni los científicos a su lado tienen tiempo de considerar o investigar, el efecto que tiene en un chimpancé criado en cautiverio poder reconocerse a sí mismo como un ser vivo conviviendo en una sociedad de humanos, tratado al mismo tiempo como un ser evolucionado y como mascota, o ser inferior. Así que César comienza a hacerse preguntas sobre su propósito y existencia, tal como lo han hecho las personas desde que evolucionaron de otras especies más primitivas, tratando de encontrarle sentido a la vida y en busca de una trascendencia que les dé al mismo tiempo un motivo para coexistir con su comunidad.

La teoría de la evolución habla de un cambio gradual genético en los organismos, que ocurre por mutaciones en su ADN. Estas variaciones que son parte de la selección natural implican un proceso de desarrollo y adaptación que se hace presente en todas las especies del planeta. Lo que la película plantea es un escenario en el que esta evolución se interrumpe y altera de forma antinatural, rompiendo el flujo que debería seguir. En breve, el ser humano modificando su entorno y su propia evolución sin medir las consecuencias de sus decisiones.

César, un chimpancé genéticamente ‘mejorado’, busca su propia sociedad cuando se le hace evidente que no encaja con los humanos y crea su propio entorno para lograr satisfacción con su existencia, liberando a los simios de sus captores u opresores, hasta liderar un levantamiento en contra de la humanidad; posible, además, gracias a la extinción de la especie hasta entonces dominante, el llamado homo sapiens, a consecuencia de negligencia, indiferencia, insolencia, codicia y ánimo depredador de individuos  acostumbrados a actuar con superioridad y prepotencia ante cualquiera a su alrededor.

Si lo que nos hace humanos es nuestra capacidad de inteligencia, razonamiento, creación y dominio, sea para bien o para mal, qué sucede entonces cuando aparece otro ente que nos iguala en aquello que nos define como predominantes; cómo vislumbrar la amenaza ante la extinción, si la arrogancia es más grande que el instinto de supervivencia. ¿Puede el ser humano evitar su propio fin o está destinado a ser presa de su congénita soberbia disfrazada de progreso? ¿La humanidad se puede autodestruir por sus propios descubrimientos? ¿La forma en que altera al mundo natural será una de las causas de su deterioro cognitivo y físico? ¿Se acerca la extinción de la especie humana?

O tal vez en esto consiste la evolución, cambios súbitos y radicales casi accidentales que modifican por completo el rumbo de las especies; en este caso, sabiendo el desenlace de la historia y la saga fílmica original, con el desplazamiento del ser humano por el simio, que se convierte en la especie racional y civilizada, ante individuos casi extintos, que en lugar de avanzar parecen ir en retroceso y pierden, en su mayoría, la capacidad de raciocinio, orden y lenguaje. En la ficción todo comienza con un virus, en la vida real, lo peligros científicos y tecnológicos latentes aún están por verse.

Ficha técnica: El planeta de los simios (R)evolución - Rise of the Planet of the Apes

Fotos más vistas en 15 días

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok