Recuerda…
“El único remedio del juicio es el perdón”. La única manera de salir verdaderamente de todos nuestros problemas, angustias y desajustes en nuestra vida, es perdonando, pero que sea un perdón verdadero, definitivo, total. Hay mucha gente que dice “perdono pero no olvido”, es decir, que quieren, pero la realidad es que no pueden, pues posiblemente su odio o su juicio son mucho muy profundos.
Hace algún tiempo participaba en un grupo de oración, donde cada semana nos reuníamos y una de las partes finales de esta reunión era rezar el “El Padre Nuestro”. Una de las también asiduas asistentes, una persona mayor, en esta parte, abandonaba la sala y se dirigía a la habitación contigua, que se había acondicionado como cafetería, a esperar que saliéramos los demás participantes. Uno de los días, el guía no se pudo contener y le preguntó que cual era la razón de que no se quedara al “Padre Nuestro”. - ¿Qué no es usted Católica?- Le interrogo-. Sí, claro que soy Católica, pero en el Padre Nuestro hay una sentencia que yo no puedo ni siquiera mencionar- contestó aquella dama. - ¿Cuál de ellas?- inquirió nuestra guía. –Ahí donde dice: “Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a quien nos ofende” – dijo casi llorando la mujer. - ¿Qué es muy grande su odio que no puede ni siquiera pensar en perdonar?- Volvió a la carga el instructor. –Pues verá usted- por fin se decidió a confesar – Mi hijo se enredó con una mujer mayor que él, y la embarazó y tuvo que dejar la escuela, pues ella lo obligó a que se casaran y tuvo que ponerse a trabajar para poder mantener su hogar, y eso no se lo perdonaré nunca- terminó llorando aquella ofendida madre.
Y usted, ¿Cuántas cosas tendrá en su mente que no puede perdonar? Otra señora que vino a platicar a la oficina, no le podía perdonar a su padre, que cuando murió su mamá, él se hubiera vuelto a casar y que a ella y a otra hermana las dejara en casa de la abuela. Ella no podía ver que su padre nunca se desentendió económicamente de ellas, que siempre estaba pendiente de sus necesidades, y cuando ya crecieron les heredó en vida, varias propiedades que les redituaron lo suficiente, pues el odio venía por haberlas abandonado. Era tanto el odio de esta mujer, que cuando se refería a su padre, no podía hacerlo ni con el nombre ni con la palabra “padre” o “papá”, sino que lo mencionaba como “ese viejo ca…” después de hacerle ver que si no fuera por él y su madre, ella no habría nacido, que le dio la forma de desarrollarse, de estudiar, de que se había preocupado siempre por sus necesidades, etc., etc., por fin pudo decirle papá.
-Cierra los ojos – le dije relajándola – toma una respiración profunda, imagínate que tu padre está frente a ti, ahora dile “Papá, te amo”. –Papá, te amo – repitió obediente. –Te acepto como eres – Te acepto como eres – volvió a repetir, -Te perdono tu abandono - … silencio – Te perdono tu abandono – le insistí más fuerte. - …silencio, pero con el dedo índice de su mano derecha hizo el movimiento de izquierda a derecha y de derecha a izquierda señalando “¡NO!”. - ¿No le puedes perdonar? – Pregunté incrédulo -, ella abrió los ojos, rasados en llanto y dijo: - Que Dios me castigue, pero “NUNCA” se lo perdonaré – dijo levantándose y saliendo de la oficina violentamente.
Una señora asistía a un grupo donde había recibido apoyo toda su familia, al parecer las cosas iban mejorando entre ellos (su familia), pero de buenas a primeras esta persona empezó a quejarse de ciertas situaciones del grupo que no tenían lógica ni cordura, queriendo deshacer el grupo donde había recibido apoyo, haciendo juntas por separado con cada miembro de los matrimonios y como no tuvo eco, inventó cosas y empezó a hablar (dicen que el pez por su boca muere), con otras personas, con otros grupos y hasta con los dirigentes de todo el movimiento. Lo más triste es que envenenó, al matrimonio que fungía como dirigente aquí en Torreón en aquel tiempo y ahora la situación ha afectado a toda esa familia de alguna manera, todo por el odio que lleva en su alma esta persona.
Y cuantas personas conoce usted, que cuando hacen un juicio a una persona, a su tumba se lleva su odio, su resentimiento, su deseo de venganza, pero no perdonan. Podría usted, recordar ¿Cuál fue la primera situación que pasó en su vida, que no le gustó como sucedió? La primera cosa que nos pasó a todos y que no nos gustó como sucedió, fue el haber nacido. Todo mundo dice lo doloroso que es para la madre el parto pero nadie hace mención del dolor del niño. Cuando el niño está en el vientre, ahí no tiene ningún problema, no hay ninguna angustia, pues si tiene hambre, nada más con pensarlo, el alimento le llega a través del cordón umbilical, no hay frío, no hay calor, es decir, no hay ninguna molestia ni preocupación alguna. De pronto, empieza a sentir que lo expulsan, empieza un largo camino por un canal estrecho, oscuro, interminable, la cabeza tiene que alargarse para poder pasar por entre los huesos de la pelvis de la madre, algunas están tan estrechas que lo tienen que jalar con “fórceps”, imagina el dolor, y luego la sensación extraña del mundo exterior, el aire al que aún no está acostumbrado, la luz intensa, que para ese pequeño ha de ser intensísima, pues viene de un mundo de penumbra, luego el ruido de voces, instrumentos, aparatos, etc., que deben martillarle los tímpanos, pues también eso es algo desconocido, el corte del cordón umbilical que debe doler, pues forma parte de él y luego la nalgada.
-Bienvenido – le dice el doctor, y el niño contesta con un llanto angustioso, y aquí viene su primer pensamiento de odio, impotencia, rechazo, etc. – Si yo estaba tan a gusto allá adentro, para qué me sacaron a este mundo hostil -. Ese pensamiento nos va a manejar, inconscientemente, toda la vida. Cuando nos molesta, cuando las situaciones se ponen difíciles, ¿Qué nos decimos a veces?: Para que habré nacido!! – Mejor no hubiera venido a este mundo! O bien: - ¡Quisiera irme a un lugar donde nadie me moleste!- Es decir, inconscientemente estamos pidiendo volver a aquel paraíso que era el vientre de nuestra madre. Aquí hacemos nuestro primer juicio “yo no debería haber nacido”. Y también aquí dictamos nuestra primera sentencia: “Pero me las vas a pagar”. De alguna manera ese niño empieza a ejercer la venganza, ¿Cómo? – Despertando a media noche, llorando de una manera desesperante, enfermándose constantemente, orinándose en los momentos más inoportunos, rompiendo cosas, rayando paredes, maltratando animales, plantas, etc., etc., a tal grado que la madre, a pesar de su cariño y su ternura, tendrá que devolverle el castigo, y lo empieza a maltratar, a golpear, a amarrarlo, a encerrarlo, etc.
Aquí la venganza del niño toma nuevas proporciones y ahora la sentencia es más fuerte, pues manejado por ese comportamiento, ahora será un criminal en potencia, un drogadicto, un violador de mujeres, un ratero y hasta un asesino, con tal de ver a su madre derrotada y lastimada hasta sus últimas consecuencias.
La Biblia habla de un paraíso donde estaban nuestros primeros padres y cuando cometieron la desobediencia de comer del árbol de la sabiduría, del bien y del mal, fueron arrojados para que sintieran hambre, frío, calor, y tuvieran que ganar el pan con el sudor de la frente. Ahora vea y compare esta parábola con el principio de nuestra propia vida: “Nuestros primeros padres, los que nos dieron la vida, son el espermatozoide masculino y el óvulo femenino, el paraíso es el vientre de nuestra madre, donde no sentimos hambre, ni calor, ni frío, el fruto prohibido es el juicio que hacemos al nacer y ahora sentimos el hambre, el frío pues ahora tendremos que ganar el pan con el esfuerzo propio”. Este juicio será el principio de una larga cadena de hechos o situaciones que nos irán reafirmando o reacondicionando nuestra mente y nuestra vida para tener la justificación de nuestros enojos, berrinches, fracasos y porque no decirlo, nuestra muerte.
Hay personas, que cuando las cosas se les ponen muy difíciles, terminan suicidándose de una forma directa, con un balazo, unas pastillas, ahorcándose, lanzándose de un alto edificio, etc., o bien indirectamente a base de alcohol, la droga o las enfermedades, los chismes, la intriga, la soledad, pues en su mente se empieza a hacer la obsesión. – Como quisiera no estar pasando por esta situación – Quisiera dormirme y no despertar hasta que todo haya pasado – etc., pero lo que realmente están pidiendo es la muerte. Una de las consecuencias lógicas del “Juicio”, son las enfermedades explosivas como el infarto, las úlceras. Dolor de cintura, embolia, diabetes, ronchas, alergias, etc., que nos darán pie y justificación para seguir odiando y acusando a nuestro ofensor de todas nuestras desgracias.
Si usted, pudiera ser verdaderamente consciente de todos sus juicios, vería que ellos son la razón de todas sus desgracias. Comentábamos anteriormente que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios. - ¿Qué quiere decir imagen y semejanza? – Igual - ¿Qué quiere decir igual? - ¿Qué no somos ni mejor, ni peor que él – Sin embargo, Dios, siendo Dios, no nos ha juzgado – Dicen que va haber un “Juicio Final”, donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos, pero por lo pronto, esto no ha sucedido, sin embargo, nosotros ¿Qué tal somos para juzgar?- Creo que muy buenos – Dios sin habernos juzgado, ya nos perdonó- ¿Qué no envió a su hijo único, a su unigénito, a que viniera a morir por nosotros para redimirnos de todos los pecados - ¿Cuáles pecados? – pasados, presentes y futuros, ¡TODOS! – Y nosotros, ¿Qué tal somos para perdonar? – Creo que muy malos - Es decir, buenos para juzgar, entonces ¿Somos mejor que Dios? – Malos para perdonar, entonces somos mejor que Dios y ya hubo uno que se creyó mejor que Dios, ¿Quién? – Lucifer, Satanás, El Diablo – ¿Y qué hizo Dios con él? Lo mando al infierno - ¿Y no estamos nosotros en un “infierno” cuando no perdonamos? –. A veces estamos en una fiesta disfrutando, gozando del ambiente de la reunión, cuando en eso llega alguien, que nos ha ofendido y que no hemos perdonado, aquella fiesta deja de ser tal, pues ya no podemos estar más ahí, nos provoca un fuerte dolor de cabeza, todo nos va a molestar de ahí en adelante y terminaremos por abandonar la reunión. Lo más dramático de la situación, es que aquella persona ni cuenta se da del daño que nos está causando, pues para él pasamos desapercibidos, no somos lo suficientemente importantes para causar daño, por lo tanto, los mismos afectados somos nosotros.
Tal vez nuestro juicio sea tan grande, que ahora no solo cuando veamos o estemos ante la presencia de la persona odiada nos sintamos mal, sino que basta con que el lugar donde estamos sea frecuentado por él, y esto será suficiente para que nos eche a perder el día… Dios te bendice y te acoge!!!
Despertar…es
“La esperanza es algo bueno, tal vez lo mejor. Y lo bueno nunca muere. Estaré deseando que estas palabras te encuentren, y te encuentren bien”. A la luz de nuestras familias, decía Jesús, “No me digas que me amas, dime como vives”. “La familia que ora unida, permanece unida”. INICIATIVA LAGUNA un proyecto de valor y de valores para los laguneros y el MUNDO!!! Estoy a sus órdenes en la dirección electrónica: [email protected]. A través de Twitter: @Germandelacruzc Lo invito a visitar mi blog con más de 760 artículos de su interés: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/blogs/familia
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”
Germán de la Cruz Carrizales
TORREON, COAH. MÉXICO
MMXXIV