Star Wars: Episodio IV - Una nueva esperanza

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Las películas más icónicas dentro de la historia de la cinematografía son aquellas que logran revolucionar el arte por medio de propuestas con creatividad, iniciativa y reinvención, no sólo en su proceso o método de realización sino sobre todo con su narrativa. Son únicas, diferentes y novedosas porque presentan una forma nueva de hacer cine, que se sale de la norma común de su época. Tal vez son los personajes, o la estructura del relato, el contenido, la técnica y hasta la comercialización, lo importante es que haya en ellas algo que deje huella en la historia de la cinematografía.

El universo ‘Star Wars’ (La Guerra de las Galaxias) es un claro ejemplo de ello, emblemáticamente conocido, celebrado y afamado, que constantemente crece dentro de la cultura popular expandiéndose más allá del cine, como las series de televisión, libros, videojuegos y otras apuestas comerciales: figuras de acción coleccionables, vasos, vajillas, llaveros, entre otros. Esto no sólo es evidencia del impacto que una idea bien trabajada, con mucho que ofrecer a la imaginación, puede tener en la sociedad, sino la importancia de saber narrar una historia y construir un mundo de ficción con autenticidad y verosimilitud, no importa que se trate de una realidad basada en la fantasía. 

La franquicia comenzó con Star Wars: Episodio IV - Una nueva esperanza (EUA, 1977), la película que abrió el camino hacia nuevos rumbos en el cine dentro de la ciencia ficción, la aventura y la acción, que se animó a imaginar un mundo propio, irreal pero creíble, que no se pareciera a ningún otro. Aquí hay naves espaciales, guerras galácticas, rebeliones históricas, disputas interplanetarias y viajes al espacio, como también hay relaciones familiares que se quiebran, anhelos y sueños que se persiguen, movimientos sociales a favor del cambio o la búsqueda por encontrarle el sentido a la vida. Es decir, este mundo futurista es tan ficticio como imaginativo porque hay mucha invención creativa en su universo, pero a pesar de ello las bases que conforman su narrativa responden a las inquietudes de cualquier sociedad pasada o presente, personajes en busca de justicia, de equidad en el trato, de vivir conforme a sus aspiraciones o deseos, de bienestar y tranquilidad, fraternidad y amor, o de un objetivo mayor por el cual luchar y vivir. Tal vez una sociedad libre de control, vigilancia y explotación.

George Lucas escribió y dirigió la película, protagonizada por Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, Peter Cushing y Alec Guinness en los papeles principales. Algo que queda claro desde el principio es que este relato tiene un pasado, presente y futuro propios, es decir, una particular sucesión de hechos cronológicos a los que el espectador está a punto de entrar pero en el punto medio, el ‘Episodio IV’, indicativo de que la narrativa, como la vida misma, tiene memoria histórica, su entrelazamiento en tiempo y espacio, con personajes que operan bajo sus propias reglas, decisiones, espacio y evolución. Esta perspectiva como devenir histórico de la humanidad en busca siempre de una sociedad distinta, mejor desde valores solidarios, permite construir justo lo que el subtítulo anuncia, una nueva esperanza, porque nos plantea que cualquier sociedad viene de pasados convulsos, con conflictos sociales internos y enfrentando amenazas externas. Pero que, no obstante, las nuevas generaciones pueden encontrar en la experiencia histórica los fundamentos para resistir, rebelarse e impulsar cambios favorables al conjunto de la humanidad. Tampoco está de sobra aclarar la gran influencia que tiene en el trazo de la trama el filme de Akira Kurosawa ‘La fortaleza escondida’ (Japón, 1958), material que sirvió como inspiración para el desarrollo de esta historia, según ha confesado el propio George Lucas. Esto se aprecia porque en ambas historias se abordan temas de autodescubrimiento, identidad, sacrificio, ética y heroísmo.

La novedad que rodea al mundo Star Wars no siempre está en su historia o premisa sino en el desenvolvimiento de su concepto e ideas bajo particularidades más llamativas que el estereotipo. Por eso lo verdaderamente más importante, recordado y trascendente que las personas encuentran en ‘Una nueva esperanza’ son los detalles que rodean la historia, sus sonidos, colores, lenguaje simbólico, metafórico, cinematográfico y literal, porque esas pequeñas peculiaridades son lo que deja huella en la mente de la gente y es lo primero que piensan cuando alguien menciona el universo Star Wars. Para algunos serán, por ejemplo, las letras gigantes que aparecen en escena al iniciar cualquiera de las películas de la saga; para otros son los sonidos de las batallas galácticas cuando una nave viaja al espacio o el momento en que un personaje utiliza un sable de luz (una espada muy propia de este universo creado) durante una pelea.

Asimismo, los Caballeros Jedi, los guardianes de ‘la Fuerza’, son personajes que sólo existen en este mundo ficticio, con su evidente inspiración en otros conceptos más reales, es decir, las películas de samuráis en Japón denominas ‘jidai-geki’, que después se transformó en el concepto ‘Jedi’. Incluso la Fuerza misma, un poder o energía metafísica y omnipresente, casi espiritual, es un concepto que se usa solamente en esta saga, creado para ella. Se aprecia que todo elemento conceptual aquí es complejo, arriesgado y distintivo, por eso único y simbólico, porque cada idea, módulo o unidad sólo existe dentro de La Guerra de las Galaxias, no fuera de ella y, aunque puede trascender más allá, no puede deslindarse de su origen.

En ‘Una nueva esperanza’, el Imperio Galáctico, un sistema opresivo y autócrata (imperialista en el pleno sentido de despojo, expropiación, expansión territorial, saqueo de recursos naturales y sometimiento de la población por medio de la violencia) mantiene un control basado en la explotación y marginación de millones a lo largo del universo, lo que ha propiciado una revuelta de parte de grupos rebeldes que buscan un cambio en el orden de las cosas, exigiendo justicia a fin de poner un alto a la dinámica de represión y tiranía hasta ahora establecida, que procede con planes de dominio y enriquecimiento. 

Los planes de la Alianza Rebelde consisten en debilitar al bando contrario una vez que han adquirido los planos robados de la Estrella de la Muerte, una estación espacial convertida en arma capaz de destruir planetas enteros. Entendida como un símbolo de poder, su aniquilación no sólo significaría una importante victoria para los rebeldes, sino un camino viable al éxito de la revolución, o como dice el título de la cinta, una simbólica señal de esperanza en la lucha contra el Imperio Galáctico.

La historia comienza cuando la Princesa Leia se ve forzada a enviar los archivos que ocultan la clave para la destrucción de la estación espacial, a un antiguo Jedi llamado Obi Wan-Kenobi, quien Leia espera pueda llevar la información de manera segura hasta el cuartel general rebelde, estratégicamente escondido y alejado del alcance del enemigo. 

En el proceso, los androides encomendados con el mensaje, C-3PO y R2D2, son capturados y luego vendidos a una familia local del planeta Tatooine, los granjeros Owen y Beru Lars, quienes cuidan de su sobrino Luke Skywalker. Luke lleva el mensaje a un viejo conocido, Ben, quien no sólo resulta ser el Jedi en cuestión, sino también conocido y aliado de la Princesa en otros tiempos. Luke eventualmente se une en la misión, una vez que sin nada más que perder, sin motivo por qué luchar o una motivación de vida que perseguir luego de la muerte, o más bien asesinato de sus tíos a manos de las fuerzas militares del Imperio, se convence de que pelear por una causa justa como la de la Alianza Rebelde es el único camino que le queda por recorrer, la de ayudar a las personas en lugar de replegarse, la de hacer algo en lugar de anhelar poder hacer algo.

Es entonces que se conforma el grupo clave de los personajes principales, Luke y Leia al lado de Han Solo y Chewbacca, estos dos últimos contrabandistas contratados por Ben como medio de transporte. Y en su camino se enfrentan a Darth Vader, un Sith, ex caballero Jedi convertido al lado oscuro, que ahora lidera las tropas imperiales bajo la misión de derrotar a la Alianza Rebelde y aniquilar a todos sus partidarios, específicamente frustrando sus planes de destruir la Estrella de la Muerte para, en cambio, usarla para acabar con los recursos de los rebeldes y devastar su base de operaciones.

Los ideales que mueven a ambos bandos son claros y la lucha entre las dos fuerzas de poder también. La Alianza Rebelde se opone a un sistema opresor, a un orden que se mueve guiado por la militarización de los procesos y el sometimiento a partir de la violencia y la represión. Esto deja claro el motivo de la lucha, la lucha por la libertad. El Imperio representa el poder opresor, totalitario, el control absoluto, el sometimiento de planetas enteros en beneficio de Emperador y sus planes de trascendencia eterna. Los rebeldes buscan la emancipación, propia y de toda la población sometida y explotada. La pregunta entonces no es por qué sino cómo; cómo avanzar hacia adelante cuando el enemigo es más fuerte, más experimentado y más vil y cruel en sus acciones. ¿Puede la esperanza realmente mover montañas, simbólicamente hablando, o respaldar y motivar partidarios que estén dispuestos a sacrificar todo por un mejor mañana?

La simplicidad de la idea de fondo, de la trama en sí, es parte por lo que la historia funciona tan atractivamente, en esencia es la vieja lucha entre el bien y el mal; quizá la película sorprende con todos sus efectos especiales, imaginación y aventuras llenas de acción, pero en el fondo trata de algo con lo que es sencillo empatizar, simpatizar, entender e involucrarse, la lucha de un grupo de personas convencidas en hacer lo correcto en un mundo en el que desafiar la norma, el orden o el poder es castigado y a pesar de ello, arriesgarse, unirse, solidarizarse y apoyarse es la única respuesta viable entre personajes que están seguros que el bien siempre debe triunfar contra el mal; un pensamiento tan sencillo y entendible como las enseñanzas de los relatos y fábulas más conocidas de los cuentos clásicos, pero llevados a un universo tan lejano como supuestamente posible.

La historia es divertida, emocionante, visualmente espectacular y totalmente envolvente, incluso si no se es aficionado a la ciencia ficción; a reserva, desde luego, del debate relacionado con qué tanto la saga pude ser catalogada como ciencia ficción o si es más bien un relato de fantasía ambientado en un futuro distópico. ¿Puede objetivamente llamarse ciencia ficción tomando en cuenta que el género narrativo se define como un imaginario posible y creíble sustentado en estudios científicos? Los viajes interplanetarios o la convivencia entre especies provenientes de diferentes planetas son, por ejemplo, aspectos imposibles en el mundo real, sin embargo, son elementos clave dentro del universo Star Wars.

En esta misma línea, el elemento más notable dentro de Star Wars, el motor que envuelve a la saga y que trasciende más allá de ella, es su filosofía, más abierta a interpretaciones que concreta en sus justificaciones, pero para que cada individuo le dé el significado que quiera o necesite darle, porque eso es lo que la hace relevante, su universalidad: el uso de la Fuerza, entendido como una habilidad para entender el mundo, para transformarlo, para creer en algo, aprender o educar y crecer como personas. 

La Fuerza en Star Wars se define de manera técnica como un campo de energía que se encuentra en todo el universo, todo ser vivo, lugar o momento alrededor de la galaxia, así que no sólo une especies, también las comunica y les permite evolucionar. La Fuerza puede usarse para bien o para mal, así que son ideas, decisiones, convicciones, emociones, sabiduría y fe, incluso la confianza en uno mismo o la esperanza en los resultados correctos lo que le otorga sentido. Los Jedis suelen usarla para cosas buenas: protección, seguridad, conciliación, reflexión, por mencionar algunos ejemplos, pero en el opuesto, los Sith suelen aprovecharla para fines más perversos, al servicio, además, del poder totalitario que represente el Imperio.

Entonces en esencia la Fuerza es todo y está en todos, la clave es entenderla y aprovecharla para un bien mayor, lo que anima al espectador a creer que esa ‘fuerza’ puede hacerse una realidad, no para tener poderes especiales como los Jedi, sino para adoptarse como una ideología o filosofía de vida; la Fuerza es comprender, es solidaridad, permite aprender, avanzar y decidir, tomar acción y soñar que todo es posible. La fuerza es el impulso vital que sostiene el espíritu rebelde en busca de justicia y equidad, pues busca en el interior de cada ser nobleza y generosidad.

Transportar este concepto creado dentro de un imaginario cinematográfico hacia algo real es ilusorio pero también poderoso y esa es una hazaña que no todas las películas logran o consiguen. La guerra de las galaxias, comenzando con Una nueva esperanza, es una fantasía lejana, imaginaria, irreal e imposible, pero tan mágica, llena de aventura y elementos únicos que trasciende el espacio y el tiempo, dejando en ello su huella no sólo en el séptimo arte sino también en la cultura e historia de la humanidad. Representa un anhelo de que en otros tiempos, aunque sobrevivan los usos y abusos que llevan al establecimiento de poder autoritario, dictatorial, corruptor y violento, siempre existirá espacio para la resistencia, porque nuestra fuerza interior también sobrevive en la convicción de que otro mundo es posible, un mundo de colaboración, solidaridad y afecto. Lo esencial es tener el carácter y la valentía para luchar por ello.

Es una historia y una saga que se siente tan familiar como novedosa, tanto ahora como varios años atrás. Este siempre ha sido su distintivo, la sensación de que se trata de un relato quizá ya conocido por su trazo y desarrollo, sin embargo, contado de una manera que se siente nueva y diferente. No hay muchas películas en la historia del cine que puedan verse y volver a verse y, a pesar del tiempo, sentirse tan frescas como la primera vez, ni tantas películas que continúen emocionando y evolucionando por generaciones. Star Wars: La guerra de las galaxias es parte de esta selectiva lista, siempre más atrayente cuando elige ser ingeniosa y distintiva, en lugar de comercial y complaciente. 

El reto es sumergirse en todo el universo creado, para conocer los mecanismos de conformación del imperio, los conflictos familiares y crisis personales de los personajes principales, los acontecimientos que marcaron sus vidas y el destino de sus pueblos, así como el papel de las guerras y la violencia en el devenir humano. Un ejercicio que tal vez, sólo tal vez, permita a cada quien ver con otra perspectiva la propia historia de la sociedad en que vivimos.

Ficha técnica: La guerra de las galaxias - Star Wars: A new hope

Fotos más vistas en 15 días

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok