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Alicia en el País de las Maravillas

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, es una novela literaria escrita por el matemático y escritor británico Lewis Carroll, cuyo nombre real fue Charles Lutwidge Dodgson (1832-1898). Publicada en 1865, cuenta la historia de una niña, Alicia, que es transportada a un mundo extraño de fantasía en el que habitan tanto humanos como seres antropomorfos. Se trata de una realidad imaginaria que juega con la lógica, el sentido común, la imaginación y la creatividad, incluso el sinsentido, ya sea en la definición de la palabra, lo absurdo, como en su forma literaria, una prosa que quebranta las reglas de sintaxis y semántica.

El sinsentido, cabe observar, tiene como cometido motivar al lector y a la mente, retando el pensamiento con figuras retóricas y otros recursos lingüísticos y narrativos, a fin de invitar a encontrar deducciones, conclusiones y formas de análisis fuera de lo tradicional, incluso de lo racional, pero para aterrizar en un nuevo orden o entendimiento metódico; es decir, que pide al cerebro encontrar nuevos caminos, soluciones e interpretaciones más allá de los del molde establecido.

Este libro de Lewis Carroll y su continuación (titulado: A través del espejo y lo que Alicia encontró allí), presenta personajes, acertijos, ideas y escenarios que con el tiempo se volvieron parte clave dentro del género narrativo de la fantasía e incluso dentro de la cultura popular, en gran medida porque es una aventura surreal completamente abierta a interpretaciones, tan ricas y peculiares como la imaginación misma lo permita.

“Si yo hiciera mi mundo, todo sería un disparate porque todo sería lo que no es. Y entonces al revés, lo que es, no sería, y lo que no podría ser, sí sería”, dice Alicia en la película de Disney, Alicia en el país de las maravillas (EUA, 1951), versión cinematográfica del libro lanzada en formato de animación sobre una niña que se adentra a un mundo imaginario y lleno de creatividad, aunque en la distancia parezcan extrañezas o disparates; un proyecto en su momento criticado, eventualmente aplaudido, por su decisión de convertir el relato en una historia familiar e infantil y para algunos por eso mismo ‘simplificada’.

La frase, una de muchas también muy emblemáticas, es lo más significativa para entender no sólo la cinta y a sus personajes sino también la intención propia del cuento, pues de alguna manera refuerza la noción de que todo está abierto a interpretaciones, que cada lector, o cada espectador en este caso, puede darle el sentido que quiera a lo que tiene enfrente, porque ese es ‘su’ sentido o su forma de ver, absorber y meditar la realidad y lo que percibe a su alrededor.

La historia en esta instancia, a través de la reflexión de Alicia, nos dice que todos somos ella, en el sentido de que toda persona descifra el mundo conforme su entendimiento, además de que todos vemos y contamos lo que sucede, lo que nos sucede o lo que suscita en nuestra vida, a partir de nuestra propia lógica, experiencia y reflexión. Cada persona vive en su mundo y bajo sus reglas, según sus propios parámetros, expectativas y vivencias. Y así como Alicia, todos queremos que las cosas se acomoden a nuestra lógica, gustos e intereses, por ello, aunque por ejemplo lleguemos a la misma conclusión que el de junto sobre cualquier interrogante o problemática, el camino recorrido hasta aterrizar ahí es muy propio de cada quien, como una huella dactilar. En breve, es nuestra propia experiencia la que va conformando tanto nuestra interpretación del mundo, así como la forma en que interactuamos con la naturaleza y en la sociedad.

Alicia lo reflexiona todavía más allá, motivada por cambiar las cosas de una forma tan contraria al molde convencional que así se pierde el sentido lógico tradicional de sus explicaciones, a fin de que todo lo establecido pierda validez hasta forzar que aquello que es diferente se convierta en la nueva norma o normalidad. La historia que cuenta es ‘su’ historia y al final, ¿no se trata precisamente de eso? Cada persona cuenta su versión de los hechos, su visión de las cosas, sus vivencias, sus anhelos.

Este juego con la lógica racional que se presenta puede ser tan absurdo como inofensivo: animales que visten zapatos y sombreros o flores que hablan y cantan como forma de socialización, es lo que Alicia imagina y luego encuentra en su camino cuando es transportada al ‘país de las maravillas’. La imaginación no se encuentra limitada por el pensamiento racional. Al mismo tiempo, el sinsentido también puede hablar  de una realidad en la que la ironía, el absurdo y el disparate se conviertan en la repetición habitual de cada día hasta en que se vuelve la regla y ya no la excepción, sea por ejemplo leyes que se contrarían entre sí, cánones caducos que ya no tienen función en la sociedad actual o la burocracia tan rebuscada que hace obsoleto su propio propósito de existir, por mencionar algunos escenarios que tienen directamente un eco con la actualidad.

El mundo puede ser un disparate, no hace falta viajar al mágico imaginario como hace Alicia para verlo y entenderlo; la diferencia es que ella crea esta ficción como un escape de esa realidad con la que no está conforme. Es su forma de asimilarla, reconstruirla y darle un nuevo significado. También es, en el fondo, un simple proceso creativo en el que Alicia construye algo propio a partir del mundo tangible en el que vive, algo que cualquier persona hace análogamente con su propia existencia.

Explorando temas como la identidad, el tiempo, la trascendencia, la autoaceptación y el autodescubrimiento, los desafíos, la angustia, la necesidad de cuestionar y desafiar a la autoridad, la naturaleza, la vida y la naturaleza de la vida o de las cosas, incluyendo a las personas, la cinta, así como el libro, está llena de frases reflexivas y sutiles. “¿Por qué es que siempre eres demasiado bajo o demasiado alto?” es, por ejemplo, una sencilla pero poderosa línea de diálogo que refleja no sólo la constante insatisfacción que una persona puede tener consigo misma cuando se inclina por anhelar en lugar de valorar, por fijarse en la apariencia o la imagen más que en su carácter o personalidad, reflexionando también sobre la importancia de aceptarse más allá de las expectativas. Cada persona es única y por eso especial, pero es común que la gente se queje por todo lo que no tiene, en lugar de apreciar lo que sí.

“Si cada uno cuidara su propios asuntos, el mundo giraría mucho más rápidamente” o “Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará allí”, son otras frases que aparecen en la película y que hablan tanto de la importancia de reconocer las cosas como son, valorarlas, apreciarlas, como de comprender, respetar y estimar a los demás, para de esta manera conformar las propias convicciones, centrado en lo que se quiere y se tiene, no en lo que no se ha logrado o alcanzado.

“No estoy loco, simplemente mi realidad es distinta a la tuya”, es otra afirmación clave que ahonda en el respeto entre partes pero, sobre todo, en la amplia posibilidad de perspectivas y puntos de vista alrededor de un mismo tópico que no necesariamente tienen que ser contrarias u oponerse, o que, si lo son, no significa que sean irreconciliables, pues, como se sabe, las contradicciones llevan en si la propia esencia de su resolución. Pensar diferente no es pensar ‘mal’ o ‘bien’ en una relación comparativa, significa más bien que, como diría el dicho, ‘cada cabeza es un mundo’ y cada uno de esos mundos es absolutamente válido. Lo significativo es que los diferentes puntos de vista puedan conciliarse en la convivencia mediante el diálogo y el entendimiento.

Entre otras frases igual de reflexivas que encontramos también en la película están: “La imaginación es la única arma en la guerra contra la realidad”. Que  parece sugerir la importancia de analizar  con ideas creativas el universo en que existimos. “Todo tiene una moraleja, sólo falta saber encontrarla”. Sin duda una propuesta para aprender siempre y en todo momento de lo que nos toca vivir. “Si no piensas, no hables”. Antigua referencia que exhorta a meditar lo que pretendemos decir. “Todos eventualmente se separan de lo que más aman”. Significaría que en el fondo todos los seres vivos tenemos fecha de caducidad y deberíamos aprovechar al máximo el tiempo para expresar nuestros afectos.  “Nada es imposible”. En sentido estricto no es cierto, porque hay límites para los saberes y las capacidades físicas, pero impulsa la idea de luchar por alcanzar lo anhelado y buscar hacer posible lo imposible.

“Alicia: ¿Cuánto es para siempre? El Conejo Blanco: a veces, solo un segundo”. La relatividad del tiempo, a fin de cuentas una convención socio-cultural, que las sensaciones personales relativizan cómo sentimos ese transcurrir del tiempo cronológico determinado por el reloj. “Si conocieras el tiempo tan bien como yo, no hablarías de perderlo”, dice en algún momento el Conejo Blanco al que Alicia persigue, interesada e intrigada por conocer qué compromiso aqueja a este peculiar personaje como para tenerlo tan apresurado y pendiente del reloj.  El punto es que el tiempo es relativo, no es igual para a un niño que para un anciano, para alguien con muchos planes que para alguien con poco qué hacer; así que el reloj puede sólo aprisionarlo, nunca realmente descifrarlo.

Observamos que en muchos sentidos los temas se acercan más al análisis del comportamiento humano, la búsqueda por respuestas y soluciones como parte de un proceso de comprensión y asimilación, y hasta el tiempo como un concepto ambiguo mucho más profundo que una simple escala de medición. “¿Quién soy en el mundo? Ese es el verdadero misterio”. “Ese es el problema conmigo. Doy muy buenos consejos, pero rara vez los sigo”. “¿Quién decide qué es lo que es apropiado? ¿Y si decidiesen ponerse un salmón en la cabeza, lo usarías?”. “No tiene utilidad volver al ayer, porque entonces era una persona distinta”. “Sabía quién era esta mañana, pero he cambiado varias veces desde entonces”. Estas son a su vez algunas de las frases dichas en voz de la propia Alicia, una serie de comentarios suficientemente existenciales sobre la condición humana como para entender que reflexionar sobre la vida y la trascendencia, las normas y la importancia de cuestionarlas y romperlas, es algo universal, no excluyente o limitado.

En la película, la historia inicia cuando Alicia se encuentra al aire libre con su institutriz en clase de Historia, aburrida, inquieta e imaginando, hasta crear un puente entre el mundo tangible y el inventado, o aparentemente irreal, al que eventualmente se transporta. Lo interesante es que todo eso que ella llama ‘tonterías’, todo aquello con lo que se encuentra a lo largo de su travesía, es en sí un recorrido hacia una simbólica libertad guiada por la curiosidad.

Los personajes excéntricos y extraños, como una versión exagerada y alocada de sí mismos y del mundo real que los inspiran, son también la representación simbólica de lo cotidiano en la sociedad en general, especialmente la época victoriana en la que vive Alicia, convertidos en algo mucho más disparatadamente ingenioso gracias a la invención de una mente como la de esta protagonista quien, como niña que es, no limita su imaginación, al contrario, la ve como una posibilidad. ¿Son las flores reunidas en un jardín que le cantan a Alicia, reflejo de la sociedad excluyente más interesada en la imagen banal que en el compromiso social para con aquellos que consideran ‘inferiores’ a su clase? ¿Son las aves con cuerpo de jaula una ironía explícita o una crítica simbólica alrededor de una realidad en la que libertad muchas veces significa la apariencia de que esa prisión no existe?

Al reflejar la realidad y sumergirla en la fantasía, los personajes tienen una relación directa con aspectos muy tangibles con los que se puede analizar la vida misma. Por ejemplo, aquella figura de autoridad intransigente y dictadora que desea que todo se haga tal como dice, lo representa el personaje de la Reina de Corazones, más que bien desdibujada a través de sus icónicas frases: “Es mucho mejor ser temida que amada” o “Que le corten la cabeza”. O el personaje del Sombrerero Loco, inconformista, rebelde, desenfadado y de espíritu artístico, con reflexiones como: “En un mundo de locos, tener sentido no tiene sentido”.

Versiones cinematográficas de Alicia en el País de las Maravillas hay muchas, algunas visionando la travesía como un relato de terror, de acción, de aventura o de desarrollo personal. Aquí, el enfoque infantil intenta, o intentaba en su momento, atraer a un público específico con un producto que pareciera tan inofensivo como imaginativo, algo que en la época de lanzamiento de la cinta no se logró con éxito, en específico por un tratamiento narrativo que parecía ajeno y extraño. Irónicamente eso es lo que hace a la historia tan interesante y eventualmente tan apreciada, las posibilidades imaginativas y creativas que plantea.

Las críticas también han sido muchas; algunos notan en Alicia una niña caprichosa con la que es difícil empatizar por sus actitudes que se pueden sentir maleducadas y berrinchudas. Asimismo, la cinta cuenta con tantos directores y escritores (3 y 13 respectivamente), que su trama casi parece una serie de segmentos sucesivos sin nada en común, más que la presencia de Alicia, desconectados y al mismo tiempo conectados entre sí que puede ser un laberinto para algunos o, por el contrario, como una falta de cohesión para otros. Es a partir de ello que el relato parece para ciertas personas más un viaje psicodélico que uno surrealista y creativo.

Los colores y las excentricidades en pantalla ayudan a reforzar la idea de que esa realidad a la que Alicia viaja no sólo no es posible, sino que por eso, precisamente, sí puede serlo. La simplicidad de las explicaciones, la lógica de la ilógica, el sinsentido tan divertido, creativo y astuto, todo es parte de lo que significa también pensamiento inductivo-deductivo y crítico con ingenio. Los sueños son así, las pesadillas también <al fin sueños>, la imaginación, el subconsciente y hasta la mente misma. “Cómo me gustaría que para variar, algo tuviera sentido”, dice eventualmente Alicia, en el momento en que está cansada de estar perdida entre un mar de cosas sin sentido, que, hasta entonces, sí lo tenían. El punto es que la comprensión de las cosas, de los procesos, de la vida propia, cada quien lo debe encontrar, o mejor dicho, darle significado y perspectiva.

Por tanto la historia es todo menos que sencilla; es mucho más que una niña viajando a un mundo paralelo nacido de su imaginación. Habla del interés humano por combatir lo que percibe como aburrido, monótono y convencional; también habla sobre abrirse camino en un escenario desconocido, sobre el poder de la magia y la fantasía visto como creatividad y curiosidad productiva, o sobre el infinito poder, no sólo en los niños sino en general en las personas, cuando su iniciativa e ingenio están enfocados a descubrir y construir, porque una mente así es vida, es vitalidad. Y así en la narrativa las aventuras de Alicia, las opciones que tiene son infinitas, porque de lo que se trata es de romper con los cánones y las reglas establecidas, a veces impuestas, a veces seguidas por inercia.

Este mundo es un cuento en el que todo es posible, no hay fronteras, no hay barreras, especialmente aquellas tan usualmente autoimpuestas. Hay quien piensa que así es la realidad para los niños, abierta a las posibilidades, incluso a las imposibilidades; a diferencia del adulto, siempre preocupado porque todo tenga sentido y una explicación, preocupado porque la razón sea ‘su’ razón y donde el caos pareciera una equivocación en lugar de una oportunidad de cambio. Al final tal vez hace falta ver las cosas más como Alicia y sus amigos, inspirados por sus frases como: “A veces pienso hasta en seis cosas imposibles antes del desayuno” o “Siempre se llega a alguna parte si caminas lo suficiente”.

Ficha técnica: Alicia en el país de las maravillas - Alice in Wonderland

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