Acerca de los pseudoaficionados

La Laguna es un territorio futbolero sin lugar a dudas y el Santos de la comarca es el encargado de darle tanto alegrías como dolores a su afición; es un equipo que en tan poco tiempo desde su fundación, ha logrado posicionarse como uno de los ocho principales del torneo en cada campaña y es por ello que la mayoría de los hogares laguneros sienten esa empatía con el equipo que los hace verse reflejados a lo largo y ancho del país, como ciudad.

Sin embargo, en estas instancias, cuando Santos llega a la final del fútbol mexicano, es cuando los pseudoaficionados salen hasta por debajo de las piedras y tanto la euforia como el extremismo de los mismos no termina en nada bueno, cayendo en el vandalismo vil destruyendo la propiedad de otros sin derecho alguno.

Y es que ya es costumbre que cada que el equipo de casa tiene un pie en la fiesta grande de México, la gente sale a la calle a festejar con banderas, cornetas, matracas y demás para expresar su alegría y apoyo por los albiverdes. Hasta aquí todo bien, es una alegría que hace olvidar por unos instantes los problemas de todos, el detalle surge cuando esos ‘festejos’ se ven opacados por personas que comienzan a atentar contra los bienes materiales de otros aficionados, quienes no pueden hacer nada para detenerlo.

Existe gente que desvirtúa la algarabía comenzando a quebrar calaveras y parabrisas a los coches que por ahí pasan, brincar sobre el cofre o el techo de los mismos dejándolos abollados, destrozar las fachadas de las viviendas por donde se lleva a cabo el paso de la ‘ola verde’ y un sinfín de actos que de ninguna manera pueden justificarse. 

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Es por estos pocos pseudoaficionados que la alegría de ver en la final a los Guerreros se convierte para muchos en todo lo contrario; por este tipo de personas es que muchas familias se abstienen de salir a festejar con sus hijos, porque no es seguro. Es una lástima que por una pequeña cantidad de gente sin educación ni escrúpulos por la propiedad ajena, el resto de los reales aficionados no puedan celebrar sanamente, y todo esto sin contar que esas aglomeraciones en tiempo de pandemia no son para nada buenas.

Los próximos jueves y domingo se llevarán a cabo los dos encuentros que conforman el final de una temporada más y no quiero pensar en los tumultos de personas que estarán festejando en caso de ser campeones y cuántos destrozos más van a ocasionar.

A estas alturas definitivamente la recomendación es mejor quedarse en casa tanto por la pandemia, como por los riesgos que conlleva para nuestra propiedad e integridad física el asistir a estos festejos futboleros. Disfrutemos al equipo de todos desde la comodidad de nuestros hogares y cantemos muy fuerte cada gol que pueda anotar, porque pedir que estos pseudoaficionados dejen de hacer sus destrozos parece algo más que imposible, ya que lo más triste de todo es que en la mayoría de los casos, ni siquiera las autoridades pueden hacer algo debido a la aglomeración, aunque esperemos que el ayuntamiento tome cartas en el asunto después de ver el saldo de los desmanes del festejo del domingo pasado.

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