Madre Teresa de Calcuta ha sido proclamada beata tres días después de que Juan Pablo II haya celebrado sus 25 años de Pontificado. Esta ceremonia está considerada uno de los momentos culminantes de los festejos del cuarto de siglo de papado.Después de la multitudinaria ceremonia de beatificación, el Papa Juan Pablo II presidió un almuerzo que contó con la presencia de 3 mil pobres como invitados de excepción. El acto, un gesto a la labor de caridad de la Madre Teresa de Calcuta, contó además con la presencia de 400 obispos, 150 cardenales, cuerpo diplomático acreditado y más de 400 misioneras de la Congregación de la Caridad.El Papa destacó de la Madre Teresa su predilección por los pequeños y los humildes. "Se inclinó sobre el hombre herido en el cuerpo y el espíritu y versó sobre sus llagas el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. Dios hizo esto en la persona de su Hijo hecho hombre y lo continúa haciendo en la Iglesia, especialmente a través de los santos. Madre Teresa brilla especialmente en este campo", agregó el Pontífice.El papa Juan Pablo II considera a a madre Teresa de Calcuta, a quien se siente muy unido, "sin duda alguna, una de las más grandes misioneras del siglo XX". "No hay duda alguna de que la nueva beata ha sido una de las más grandes misioneras del siglo XX. De esta mujer sencilla, procedente de una de las zonas más pobres de Europa, el Señor ha hecho un instrumento para anunciar el Evangelio a todo el mundo no sólo con la predicación, sino con cotidianos gestos de amor hacia los más pobres", dijo Juan Pablo II en el Vaticano.Entre las primeras filas de la ceremonia de beatificación, un nutrido grupo de delegaciones de México quisieron dejar constancia de su presencia. La más numerosa proveniente de Tijuana, donde la Madre Teresa fundó tres casas de refugio y albergue para inmigrantes, enfermos terminales y pobres. "Yo no estoy muy segura que a la Madre Teresa le habría gustado todo este lujo. Ella siempre vivió con mucha humildad y sencillez", opinó María Celerina Rubio, integrante de una delegación que llego desde Tijuana. "Cuando la Madre Teresa nos visito en Tijuana, el Presidente Municipal le quiso poner un Cadillac a su servicio. Pero la Madre Teresa le dijo que no. Que prefería desplazarse en un coche más modesto porque ella no podía renunciar a su voto de humildad y de pobreza.la Madre Teresa fue admirada por igual por hindúes, musulmanes, y fieles de otras religiones no católicas en todo el mundo. "No es suficiente para nosotros decir: Yo amo a Dios, pero no a mi vecino... ¿Cómo es posible amar a Dios, a quien uno no ve, si no se ama al vecino, al que uno ve, toca y con quien comparte una existencia?", preguntó la monja en su discurso de aceptación del Premio Nobel."La Madre Teresa fue grande para nosotros no sólo por haber sido una hija de nuestra patria Albania. Ella renunció a nuestra bandera y todas las otras banderas por una sola, la bandera del amor", dijo Dod Brokshi, un albanés que viajó a Roma con su familia.Juan Pablo II autorizó que el proceso de beatificación iniciara antes de los cinco años del fallecimiento, ocurrido en septiembre de 1997, como lo establece el Código de Derechos Canónico.la ceremonia, realizada como parte de las celebraciones por los 25 años de pontificado de Juan Pablo II, fue el último paso previo a la canonización de la religiosa, pero antes de que pueda ser declarada santa el Vaticano deberá atribuirle un segundo milagro.Una comisión médica convocada por la Congregación para las Causas de Santos decretó que la curación no tenía explicaciones científicas, aunque los médicos indios que atendieron a Besra aseguraron que sanó en base a una terapia que ellos le aplicaron.La Madre Teresa fue "elevada a los altares" por la curación inexplicable, desde el punto de vista científico, de Mónica Bersa, cuyo cáncer en el estómago desapareció luego de que en 1998 una monja le puso en el vientre una medalla de la religiosa.Al término de la celebración Juan Pablo II recorrió la plaza en un automóvil descubierto y antes de entrar al Vaticano se despidió y bendijo a la multitud que lo aclamaba."Su vida fue una decisión radical y una proclamación del Evangelio", dijo el discurso del Papa. Uno de los momentos más significativos de la liturgia fue una danza de mujeres en vestidos tradicionales de la India que llevaron al altar pétalos de flores, cuyo perfume se mezcló con el incienso.Como es tradicional, el solemne rito incluyó la lectura de la biografía de la beata, la procesión de las reliquias al altar, las lecturas bíblicas y las oraciones en diversos idiomas, incluidos árabe y ruso.Con la beatificación de la religiosa, nacida en 1910 en Skopje, hoy Macedonia, se autoriza el culto local de la religiosa. El culto universal será en cambio posible cuando sea declarada santa.La religiosa fundó las Misioneras de la Caridad en 1950 en Calcuta, India, con sólo 12 monjas y con el tiempo su orden logró contar con más de cuatro mil 500 hermanas en 133 países en los que manejan casas, escuelas y hospitales para los pobres y moribundos.Los asistentes del pontífice leyeron en su lugar el sermón en inglés y en italiano. Fue la primera ocasión en la que el Papa, de 83 años, no leyó una parte de la homilía en una ceremonia tan importante.Juan Pablo II leyó con gran dificultad la fórmula en latín por la que la religiosa, cuyo verdadero nombre era Agnes Gonxha Bojaxhiu, fue proclamada beata (un paso previo a la santificación).Además estuvo presente Mónica Besra, una joven india que aseguró en 1998 que su tumor estomacal desapareció tras rezarle a la madre Teresa.En la Plaza también se encontraban varias de las monjas de la congregación de las Hermanas de la Caridad, fundada por la Madre Teresa y unos tres mil huéspedes de casas de las misioneras.La Madre Teresa, Premio Nobel de la Paz en 1979 por sus décadas de servicio en favor de los pobres, indigentes y moribundos fue proclamada beata ante representantes oficiales de 27 países, unos 150 cardenales del mundo, además de delegaciones ortodoxas y musulmanas."Ella iba donde fuera necesario para servir a Cristo entre los más pobres y ni siquiera los conflictos y las guerras podían detenerla", agregó el Papa.En la homilía, que leyó el sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, Leonardo Sandri, ante la imposibilidad del Pontífice, el jefe de la Iglesia Católica agradeció "a esta mujer valiente que siempre he sentido al lado de mí".El Papa Juan Pablo II beatificó a la Madre Teresa de Calcuta ante unos 300 mil peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro de esta ciudad.