Majestuosa inauguración de la Eurocopa Portugal 2004
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Foto:AP y Reuters
13 de junio 2004.
Rusia pareció resignada al marcador y conforme con un gol en contra, puesto que aunque Joseba Etxeberria y Rodríguez se cansaron de mandar servicios, los delanteros rojos no pudieron concretarlos, además del mal partido que brindó Rubén Barajas en el medio cam.Al estratega Iñaki Sáez (técnico de España) le resultaron los cambios, puesto que el primer balón que tocó Juan Carlos Valerón, lo envió al fondo de la portería defendida por Sergei Ovchinnikov, para marcar el único gol de partido.Ante la superioridad técnica de los ibéricos, la defensa rusa fue amonestada en su totalidad, incluso Roman Sharanov se fue a las regaderas, al impedir el segundo gol de los españoles, en los botines de Fernando Torres.Íker Casillas fue un espectador más, pues los rusos apostaron por el contragolpe, en base a los trazos de Aleksandr Mostovoi, quien nunca pudo encontrar un espacio para surtir de balones al flamante monarca de la Liga de Campeones de Europa, Dmitri Alenichev.El jugador del Valencia, Vicente Rodríguez, fue una constante pesadilla por el sector izquierdo, donde se dedicó a driblar, desbordar y regatear a cuantas playeras blancas se le pusieron enfrente, sólo que Raúl y Morientes no estuvieron acertados en los remates.La Furia Roja, prácticamente jugó como local en de la ciudad de Faro Loulé, la cual está muy cerca de la frontera española y se lanzó al ataque desde el silbatazo inicial del suizo Urs Meier, ante unos rusos muy frágiles en su defensa, debido principalmente a la baja por lesión de su capitán Víctor Onopko.El público pidió a Valerón en el campo, mientras Rusia pegaba leña en el campo. Etxebe desbordaba pero sin precisión. Hasta que en el minuto 59, apareció Valerón. El primer balón que pilló en el área lo mandó dentro. Tuvo imán el jugador canario del Deportivo, que con su gol calmó a España, después de recibir un balón de Puyol desde el lado derecho. Lo que hasta ese momento era imposible, Valerón lo arregló con criterio.El segundo juego de la Eurocopa 2004 fue el de España contra Rusia.
Fiel a su costumbre, España hizo lo necesario para derrotar por la mínima diferencia a una disminuida Rusia, en el segundo partido del Grupo A de la Eurocopa 2004.Luis Figo cambiaba constantemente de banda para enviar sus centros al corazón del área, no logrando su objetivo, ante una defensa férrea capitaneada por Traianos Dellas, aquel jugador que se presentó el dos de agosto de 2003 en el Corona, cuando su equipo la Roma enfrentó al Santos Laguna.El mediocampista del Milán, Rui Costa, pasó desapercibido durante la primera mitad, motivo por el cual el técnico brasileño Luiz Felipe Scolari lo mandó al banquillo para la parte complementaria.Las críticas lloverán ahora sobre Scolari y el defensa del Oporto Paulo Ferreira, que con un pase fallido abrió la puerta a la derrota, pero el próximo días 16 las banderas ondearán de nuevo empujadas por la esperanza de que los rusos no repitan la hazaña, echen al mar los sueños lusos y hundan a los portugueses en la depresión.Los griegos, que serán los próximos rivales de España, habían aguado la fiesta de los portugueses en la víspera de San Antonio y de las elecciones europeas y hasta las típicas sardinas asadas del santo lloraban por la derrota.Resta ahora guardar las banderas, las bufandas y las gorras para la próxima cita de los de Scolari, esta vez con los rusos y en el estadio lisboeta de La Luz, la catedral "encarnada", por los colores del club propietario, el Benfica hasta hace poco de Camacho.La suerte de los colores lusos estaba echada y el debut en el campeonato era ya una tragedia digna de servir de inspiración para el más triste de los fados.Ni siquiera enjugó la pena lusa el gol que, "in extremis" e incluso "in artículo mortis", le endosó al portero griego Nikolaidis el jovencísimo Cristiano Ronaldo, sucesor en el Manchester United del dorsal del ahora madridista David Beckam.Hasta "Kinas", la mascota de la Eurocopa, ataviada con los mismos colores que Figo, Couto o Rui Costa, se quedó con la boca abierta cuando el arbitro italiano Pierluigi Collina pitó el final del encuentro en el que el marcador señalaba un 1-2 adverso a la selección portuguesa.Bastaron 90 minutos de futbol y dos goles de sendos jugadores griegos, Karagounis y Basinas, para que le euforia se tradujera en desolación, sorpresa y abatimiento, y en un estadio de Oporto, el de Dragón, 3.000 hinchas helénicos gritarán más que los cerca de 50.000 portugueses.Los portugueses pasaron en 90 minutos de la euforia patriótica, con miles de banderas, gorras, bufandas, "pins" y otros signos del espíritu colectivo, al fiasco de la derrota de su selección ante Grecia en el partido inaugural de su Eurocopa, que cayó como un "jarro de agua fría".Después, el azul del mar se convirtió en un mar de colores con las banderas de las 16 selecciones que han llegado hasta esta fase final, siempre vigiladas desde el centro del campo por la carabela de esos descubrimientos siempre tan relacionados con el espíritu y la historia de Portugal.De fondo se oía la banda sonora compuesta por Renato Junior para la ocasión e interpretada por la Orquesta Gulbelkian, mientras en las gradas los 60,000 asistentes ondeaban incansablemente unos pompones azules y platas que intentaban ampliar el efecto marino.El mar, símbolo de vida y libertad, fue el protagonista de la ceremonia de apertura de la Eurocopa de Portugal 2004.
Durante unos minutos el Estadio del Dragón se convirtió en un océano, con peces y olas incluidas que fue surcado por una carabela, que capitaneada por los portugueses descubrió, hace más de 500 años, nuevos mundos.
Majestuosa inauguración de la Eurocopa Portugal 2004