Botero, de 72 años, es el más importante pintor colombiano vivo. Integra la trilogía de los máximos exponentes de la pintura de este país en el siglo XX, junto a Alejandro Obregón y Enrique Grau, ambos fallecidos.Incluso tuvo que ir más allá de sus convicciones, ya que para él el arte tiene como finalidad "dar placer". La información de prensa fue clave para inspirar estos 50 cuadros pintados entre 1999 y este año.Botero aseguró que como artista no podía ser indiferente a la violencia que sacude a su país, a pesar que hace décadas vive entre Nueva York y Europa.Sus pinturas más tradicionales suelen representar a familias típicas de los pueblos de su Antioquia natal, generales engalanados con medallas, monjas con enormes cofias, mujeres desnudas en actitudes cotidianas y voluminosas naturalezas muertas.Atrás parecen haber quedado las bucólicas imágenes de los aristócratas y campesinos que poblaron por años sus cuadros y esculturas que están repartidas por museos, galerías y colecciones privadas de todo el mundo."La idea de esta exposición es que en el futuro la gente se acuerde del momento más trágico de nuestra historia", explicó el lunes el artista en una conferencia de prensa.Mujeres llorando a sus familiares, cadáveres devorados por buitres, esqueletos circulando por el mundo de los vivos, hombres desnudos maniatados y con los ojos vendados, son algunas de las imágenes recurrentes de las últimas obras de Botero.Así lo refleja la nueva exposición que se inauguró en el Museo Nacional, con 23 óleos y 27 dibujos donados por el afamado artista, que tienen como contexto el conflicto armado provocado por guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes.Las gruesas figuras que se han convertido en el sello del pintor y escultor colombiano Fernando Botero han caído bajo las balas y bombas que desangran a este país hace décadas.