Viven laguneros Vía Crucis en el Cerro de las Noas
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Foto: Ramón Sotomayor
09 de abril de 2004.
En ese momento hasta los vendedores dejan de gritar para ver cómo Cristo muere y su cuerpo es bajado para posteriormente colocarlo en el sepulcro.El silencio se hace presente después de recorrer más de un kilómetro del Cerro de las Noas. Jesús es clavado en la cruz.La tercera caída es la más dolorosa para los asistentes. Y es que la cruz golpea la cara de Jesús. Las exclamaciones de la gente son de indignación como hace más de dos mil años, sobre todo cuando es despojado de sus vestiduras y los soldados se reparten sus ropas.La procesión sigue y en momentos el Alcalde logra captar la atención de los asistentes. El dolor de Jesús se olvida por unos segundos. Es que Guillermo Anaya Llamas da entrevistas a los medios de comunicación aprovechando las paradas en cada estación. La gente lo escucha hablar sobre sus principios católicos.Después de que Verónica limpia el rostro de Jesús, cae por segunda vez. Los asistentes pelean por sacar la mejor fotografía o video. Entre la procesión empujan y se tropiezan, para captar el momento cuando las mujeres de Jerusalén lloran por Él.El calvario continúa en la cuarta estación. El encuentro de María con Jesús, conmueve a más de uno. Las lágrimas y el silencio, se hacen presentes una vez más antes de sentir un alivio cuando Simón el Cirineo ayuda a cargar la cruz a Cristo.Y justo cuando Jesús cae por primera vez, algo más llama la atención de los católicos: es el Alcalde, quien sonriente y caminando en medio de los soldados, arriba 20 minutos más tarde de lo programado. Pero Guillermo Anaya se da tiempo para saludar al Obispo y platicar un poco con el padre José Rodríguez Tenorio.Más de uno cierra los ojos cuando el primer latigazo cae sobre la espalda de Cristo. Algunos suspiros, lágrimas y súplicas, dejarían escapar más tarde durante las 14 estaciones distribuidas en el Cerro de las Noas.La fe no puede esperar más. Diez minutos más tarde, el Obispo decide comenzar la procesión sin la presencia del Alcalde. Con la narración de la primera estación y el rezo de un Padre Nuestro da inicio la pasión, muerte y resurrección de Jesús.Son las once de la mañana y la hora de la partida de la procesión se retrasa. Y es que el alcalde Guillermo Anaya Llamas, no llega. El Obispo José Guadalupe Galván Galindo, lo aguarda pacientemente, los fieles también.Pero en un Viernes Santo no importa. La fe está antes que el lugar de donde uno viene. Por eso en la carretera del Cerro de las Noas, lo mismo caminan personas con zapatos gastados que vestidos con ropa de marca.Nadie diría que quienes participan en la escenificación de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, viven en las colonias más conflictivas de Torreón: Benito Juárez, Guadalupe, San Joaquín y Jacobo Meyer. Ahí donde las calles estrechas y la poca iluminación, son perfectas para esconder delincuentes.Miles de fieles y un cerro que, en un Viernes Santo, se convierte en el camino hacia la fe y la reflexión. Cada paso, para ellos, es un acercamiento con Dios. A lo lejos se ve una ciudad con menos contaminación y tráfico: es Torreón. Municipio donde se representa el segundo Vía Crucis más grande de México.
Viven laguneros Vía Crucis en el Cerro de las Noas