Sin duda el cantante se entregó en el escenario y dejó a los laguneros con un gran sabor de boca.Aunque larga, la lista de requerimientos que le hizo al empresario fue modesta y nada complicada, exigiendo tanto para el camarín como para la habitación del hotel agua embotellada, refrescos en lata, fruta de la estación, charolas con bocadillos, vasos de cristal y hielos, entre otras cosas.Si quisiera podría pedir las cosas más raras para su habitación y camerino así como los alimentos más extravagantes, pero Juan Gabriel demostró durante su visita a la región que se trata de un “divo” sencillo.Las canciones ausentes fueron No Tengo Dinero, La Diferencia y La Farsante.Lo malo de la noche fue el sonido, el cual estuvo fallando.La calidad del espectáculo y la entrega de Juan Gabriel así como del público fueron factores clave para el rotundo éxito del show.Hombres, mujeres, jóvenes y adultos disfrutaron de igual forma el show."El divo de Juárez" entonó Así Fue, Te Sigo Amando, Escucha mi Canción y El Noa Noa... la canción con la que puso a bailar a propios y extraños y en donde dejó cambió su saco negro por una chamarra brillosa y gorra del mismo color.Para ese entonces, el marichi ya había hecho su aparición y también los gritos de las emocionadas mujeres. “¡Torreón, Gómez, Lerdo, son un amor¡”, decía constantemente por la entrega del público.La noche era totalmente de él y por lo mismo se le permitía todo, hasta remover los sentimientos de sus seguidores con canciones como Yo no Nací para Amar y Querida, Se me Olvidó Otra Vez, No me Vuelvo a Enamorar, No Vale la Pena, Costumbres Debo Hacerlo, Una Vez Más, Hasta que te Conocí y Abrázame muy Fuerte; pero más que un suplicio, para el público fue un desahogo. La escena fue constante durante todo el concierto: hombres con cerveza en mano reclamando el desamor de las damas y ellas, “recordándoles” su desprecio.Las palabras salieron sobrando durante las tres horas que duró el concierto, los alrededor de seis mil asistentes hicieron sin reparar lo que él les indicaba como si se tratara de su rey... y realmente lo fue.A diferencia de su actuación del año pasado donde comenzó acompañado del mariachi con alegres temas, en esta ocasión la orquesta inició el repertorio con Corazón Sediento, Fue un Placer Conocerte, Para Siempre Adiós y Juro que Nunca Volveré, pero fue con Vienes o Voy cuando comenzó la verdadera fiesta: la del baile sobre la orilla del redondel, la del menear de cadera y la del cabello alborotado.Cuando Juan Gabriel apareció en el ruedo en punto de las 00:25 horas, pasó a segundo término el calor que se sentía en el lugar y el vía crucis para llegar al estacionamiento. El intérprete de No Tengo Dinero convirtió aquel sitio en una verdadera locura desde que puso un pie en la arena, y más al reafirmar su carisma y sus dotes de bailarín.Todos fueron amigos; las vendedoras de cerveza bailaban con la tina sobre sus hombros, el público de la zona general se prestaba los binoculares y los de butacas hacían cualquier cosa para que el “Divo de Juárez” volteara a verlos.Juan Gabriel se dio el lujo de “cederle” el micrófono a la gente para que fuera ella quien entonara sus canciones, se permitió pararse frente a su público sin hacer ni decir nada con el sólo objetivo de disfrutar la imagen de un palenque abarrotado que lo aclamaba sin cesar... honor a quien honor merece, honor a Juan Gabriel.