EL SIGLO Fotografía
NACIONAL
Fotos: AP 29 de mayo 2006.
"¡Os pido que permanezcáis firmes en vuestra fe! ¡Permaneced firmes en vuestro amor! Amen", concluyó el Papa, quien habló en polaco, en el último día de su viaje.
El pontífice alemán estaba rezando bajo la lluvia sobre placas que recuerdan a los aproximadamente 1.5 millones de personas asesinadas en el campo durante la Segunda Guerra Mundial cuando, repentinamente, dejó de llover, salió el sol a través de las nubes y pudo apreciarse el arcoíris encima de los edificios y del alambre de púas del extenso lugar.
No estaba claro si el pontífice se percató del fenómeno meteorológico, pues tenía la cabeza inclinada en oración en dirección opuesta. Pero algunos de los sobrevivientes al horror nazi y otros que asistieron a la solemne ceremonia observaron el arcoíris en silencio.
En el Antiguo Testamento, un arcoíris era la señal dada por Dios a Noé de que no acabaría con la vida en la Tierra con otro diluvio.
Dijo que así como su predecesor Juan Pablo II visitó el lugar como polaco, él lo hacía como "hijo del pueblo alemán".
"Hablar en este lugar de horror, en este lugar donde se cometieron crímenes masivos sin precedentes contra Dios y el hombre, es casi imposible, y es particularmente difícil y perturbador para un cristiano, para un papa alemán", dijo.