En El Lago de los Cisnes del Ballet de Monterrey participan:
Odette y Odile: Dalirys Valladares.
Príncipe Sigfrido: Ángel Laza.
Sir Von Rothbar: Iván Freeman.
Von Rothbar (bestia): Gamal Izquierdo.
Reina Madre: Rosalinda Farías.
Transformación: Mónica Jáuregui.
Dos Cisnes: Claudia Bandín y Rosalinda Moeller.
Cuatro Cisnes: Anissa Curbelo, Lorena Sabena, Mónica Jáuregui y Regina Palomar.
Cuerpo de baile: Alumnas de las academias.
Bufones: Omar Alvarado y Fausto Izzi.
Aparición: Ana Paula Oropeza.
Napolitanos: Yosek Prieto y Sidharta Torres.
Pas de Deux Rojo: Claudia Kistler y Erasmo Pineda.
Pas de Tríos: Anissa Curbelo, Jacobo Castillón y Mónica Jáuregui.
Princesas: Regina Palomar, Brenda Alonso, Deborah Rodríguez, Asenté Lozano, Iván Román, Ricardo Hijar, Claudio González y Adolfo Ríos.
Corte: Alumnas de las academias.Definitivamente, el Ballet de Monterrey se perfila como uno de los mejores de México y el público lagunero pudo ser testigo de ello, en una actividad organizada en el marco del Centenario de Torreón y del segundo aniversario del Teatro Nazas.Se lucen con El Lago de los CisnesYa para la cuarta y última escena, el lago es de nuevo el escenario en donde se reencuentran Odette y Sigfrido, para darse cuenta que su amor es capaz de vencer la maldad de Von Rothbar y dejar testimonio de que la dirección de Robert Hill fue un éxito, tal y como en Nueva York hace apenas unos días.Dos bailarines vestidos de negro aparecen como un mal presagio, se trata de Iván Freeman y la misma Dalirys Valladares, quienes encarnan a Sir Von Rothbar y a Odile, el cisne negro que se hace pasar por Odette y seduce al príncipe que no puede resistirse al gran parecido que ésta tiene con su enamorada.Luego del intermedio el escenario se convierte en un castillo con bufones, princesas y caballeros que se reúnen para celebrar el cumpleaños del príncipe, ocasión perfecta para que elija finalmente una esposa. Y también el pretexto perfecto para que los bailarines demuestren su técnica depurada y la agilidad de sus movimientos.Para la segunda escena los protagonistas tienen su primer encuentro, en el que demuestran una verdadera conjunción y una gran empatía. Es medianoche y en el lago Sigfrido conoce a la bella Odette, quien entre lágrimas le explica que están bajo un hechizo que sólo un juramento de amor podrá romper.Es cuando el Príncipe Sigfrido huye de su castillo al no querer acatar las órdenes de su madre de contraer nupcias; mientras que Odette es convertida en cisne junto a sus doncellas por el malvado brujo Von Rothbar.La primera escena sirve como pretexto para destacar al máximo el talento del cuerpo de baile en cuartetos, dúos y uno que otro solo, y a pesar de una desafortunada caída de una de las bailarines, mantiene el ritmo.También el bailarín principal Ángel Laza se lució en su papel del Príncipe Sigfrido, con su espigada figura y su seguridad escénica, saliendo avante en cada momento en que la coreografía así se lo exigía, pues en varias ocasiones él se encargó de llevar la parte fuerte de la historiaSu técnica limpia y su enfática interpretación le valieron el reconocimiento de la audiencia lagunera en más de una ocasión.Especialmente destacó la actuación de la primera bailarina cubana Dalirys Valladares, quien llevó el rol protagónico con Odette, la bella princesa convertida en cisne, y también de Odile, el cisne negro que se hace pasar por la primera.Enmarcado por la tenue luz de la luna y por frondosos y melancólicos árboles, El Lago de los Cisnes del Ballet de Monterrey exhibió la armonía de los finos movimientos de las bailarinas que graciosamente movían sus tutúes, y de los bailarines que con fuerza y elegancia recorrieron el escenario del Teatro Nazas.