Pese a que las autoridades municipales han diseñado programas y estrategias para intentar erradicar el problema del grafiti, han sido en vano los esfuerzos, pues de poco a nada han servido los recursos aplicados para la concientización de los jóvenes, así como para la rehabilitación de los espacios dañados. Los "rayones" se pueden observar en construcciones, en colonias o sectores vulnerables de la ciudad, en espacios públicos, así como en monumentos históricos. El reglamento municipal contempla sanciones para quienes realizan pintas o grafitis y regula la venta o comercialización de pintura en aerosol, pero es evidente que esto no se cumple, por lo que a decir de algunos ciudadanos, se necesita más severidad en las sanciones. El Centro Histórico sigue siendo presa de este tipo vandalismo, pues en las fachadas de edificios se observan las pintas, que no solo dan mal aspecto, también dañan la infraestructura.