El capitán Paulo da Silva recibió el trofeo para desatar por fin toda la emoción, alegría y felicidad contenidas y festejar al máximo ante un estadio convertido en la extensión de un manicomio.
El capitán Paulo da Silva recibió el trofeo para desatar por fin toda la emoción, alegría y felicidad contenidas y festejar al máximo ante un estadio convertido en la extensión de un manicomio.Fotos: AP, El Universal, Jam Media. 14 de Diciembre de 2008.
publicada el 14 de diciembre de 2008