Desde que los cubanos están el círculo infantil —el equivalente al kínder— reciben clases de música, de danza, lo que influyó en la pasión de Odriet por el baile. Tomó clases en una Casa de cultura y afirma que lo que veía de ballet o danza era por la televisión.La vida de Odriet dio un giro importante cuando viajó por primera vez de Cuba a México. Sin tener referencias de Torreón, llegó a la ciudad para dar clases en una escuela de danza. Ahí acomoda a sus alumnas, les da indicaciones y las motiva a convertirse en las mejores bailarinas del país.
Autor: MICHEL MORÁN/ EL SIGLO DE TORREÓ, publicada el 13 de marzo de 2017