Salvador Álvarez expuso que en un primer momento puede pensarse que la obra va de un internado donde la vida es un infierno para los niños, pero no. La casa de huérfanos de Alma Delia es un refugio, ahí encuentran amistades, lecturas, amor. El peligro para ellos está afuera, en la sociedad, y de él no es fácil escapar.Más que una escritora, Alma Delia Murillo es una experiencia. Introducirse en El niño que fuimos, su más reciente novela, es tanto adentrarse en una obra literaria como visitar un laboratorio para observar el resultado de los pensamientos destilados o puestos al fuego o mezclados con emociones en fórmulas que causan reacciones atrayentes.
Autor: EL SIGLO DE TORREÓN, publicada el 20 de julio de 2018