Las ruinas de Ojuela son testimonio de una población única en el mundo, edificada en la cima de las escarpadas barrancas de una enorme montaña. Hoy sólo queda admirar la pendiente de alrededor de tres kilómetros de largo por donde ascendía y bajaba el ferrocarril de cremallera.
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Las ruinas de Ojuela son testimonio de una población única en el mundo, edificada en la cima de las escarpadas barrancas de una enorme montaña. Hoy sólo queda admirar la pendiente de alrededor de tres kilómetros de largo por donde ascendía y bajaba el ferrocarril de cremallera.
Las ruinas de Ojuela son testimonio de una población única en el mundo, edificada en la cima de las escarpadas barrancas de una enorme montaña. Hoy sólo queda admirar la pendiente de alrededor de tres kilómetros de largo por donde ascendía y bajaba el ferrocarril de cremallera.FOTOGRAFÍA EL SIGLO DE TORREÓN