El reloj marcaba las 6:19 de la tarde, la gente estaba desesperada pues la firma de autógrafos debía haber empezado a las cuatro, y hasta ese momento aún no se sabía nada de Kalimba.
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El reloj marcaba las 6:19 de la tarde, la gente estaba desesperada pues la firma de autógrafos debía haber empezado a las cuatro, y hasta ese momento aún no se sabía nada de Kalimba.
El reloj marcaba las 6:19 de la tarde, la gente estaba desesperada pues la firma de autógrafos debía haber empezado a las cuatro, y hasta ese momento aún no se sabía nada de Kalimba.Fotos: El Siglo de Torreón
05 de febrero de 2005.