La segunda parte contó con la extraordinaria actuación de un malabarista que sorprendió con la habilidad con que manejó las clavas, pelotitas y aros. Hacía parecer que su acto era muy fácil, cuando al contrario, requiere una gran concentración.
La segunda parte contó con la extraordinaria actuación de un malabarista que sorprendió con la habilidad con que manejó las clavas, pelotitas y aros. Hacía parecer que su acto era muy fácil, cuando al contrario, requiere una gran concentración.Foto: El Siglo de Torreón 01 de octubre de 2006
publicada el 02 de octubre de 2006