ME HABRÍA GUSTADO CONOCER A IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS, MATADOR DE TOROS.
García Lorca lo inmortalizó en un poema. La mejor manera que un torero tiene de inmortalizarse es que lo mate un toro. A Ignacio lo mató uno, "Granadino" que le desgarró el muslo derecho.
A más de ser torero Sánchez Mejías fue poeta. Todos los toreros lo son. Cada una de sus faenas es un poema de vida y muerte. Pero el diestro sevillano alternó en la poesía con Federico, y además con Rafael Alberti, Gerardo Diego, Luis Cernuda. Se dice que él fue quien dio nombre a la llamada generación del 27.
Creo recordar unos versos que Sánchez Mejías dedicó a su pequeña hija:
Diez mil toros mataría
por quitarte una pena, niña mía.
Cien mil toros mataré
Para que nunca sepas lo que sé.
Me habría gustado conocer a Ignacio Sánchez Mejías.
Fue torero y fue poeta.
Eso es ser dos veces torero y dos veces poeta.
¡Hasta mañana!...