(CORTESÍA)
Un joven preparatoriano comete un tiroteo escolar y la vida lo lleva a reflexionar sobre el hecho mientras está recluso en la cárcel, a la espera de su juicio. Sus voces internas activan pensamientos intrusivos, que bien podrían calificarse de demonios, los cuales se manifiestan a través de los recuerdos de las personas a quienes asesinó: sus amigos, su exnovia y otros compañeros de su escuela.
Esta es la trama que rige a ¡Bang-bang!… estás muerto, una obra de teatro escrita por el dramaturgo estadounidense William Mastrosimone y montada por la compañía lagunera Colectivo Apolo.
El objetivo de Colectivo Apolo, que ya tiene tres años dentro de la escena de casa, radica en que sus obras ostenten un impacto y crítica social. En anteriores proyectos han abordado las temáticas de violencia de género, depresión conyugal, el bullying, el suicidio y el aislamiento.
Dentro de ¡Bang-bang!… estás muerto, el protagonista pertenece a esta última temática, pues al no encajar socialmente, toma la decisión de agredir a otros.
“Me preguntaba que si era algo que realmente pudiéramos trasladar acá, pero la realidad es que ya es algo que nos está alcanzando a nosotros, y no nada más en el norte del país. Tristemente, ha sido algo que ha sucedido dentro de la ciudad, de nuestra región. Siento que al estar cerca de Estados Unidos sí nos influencia de una forma u otra, y allá los tiroteos no paran. Entonces, más vale empezar a reflexionar de dónde viene todo eso para que tomemos acciones y poderlo prevenir”, comenta Salma Hernández, directora de la obra.
¡Bang-bang!… estás muerto, tendrá un par de funciones este domingo 6 de noviembre en el Teatro Alfonso Garibay a las 18:00 y a las 20:00 horas. Se emplearán a dos elencos protagonizados por Emmanuel Carrillo y Edmundo Hernández García, respectivamente. La entrada tendrá un precio general de 100 pesos.
“Esta obra está preferentemente dirigida a personas mayores de 13 años, porque sí se habla de forma muy directa sobre violencia, sobre idealizaciones suicidas, obviamente está hecha para que sea un motivo de reflexión en el público. No la recomendamos para niños menores de 12 años, sino para gente que ya pueda tener ese criterio un poco más aterrizado y que, en lugar de dejarse deslumbrar por la violencia, pueda reflexionar de dónde viene”.