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El encarecimiento de los festivales en México

Actualmente, con las fases de venta, recargos por servicio y creación de áreas exclusivas, ver en vivo a un artista favorito se ha convertido en un auténtico privilegio.

Crédito: Facebook/ Festival Corona Capital

SILVIA MACÍAS 7 ago 2023 - 17:22

La música en vivo fue una de las industrias que más sufrió durante 2020 y 2021, cuando la pandemia de covid-19 detuvo todas las actividades que implicaban salir de casa. Los conciertos y festivales tuvieron que ser cancelados o reprogramados para 2022, aunque nada aseguraba un panorama favorable para entonces. Sin embargo, la esperanza regresó este año, pues la industria musical se reactivó por completo en México.

Pero, ¿a qué costo? Comenzó a propagarse la “festivalitis”: la oferta de eventos ha crecido exponencialmente en todo el país. Y de la misma forma los costos se han ido elevando. En 2019, si una persona asistía a los festivales Pal Norte, Vive Latino, EDC (Electric Daisy Carnival) y Ceremonia, gastaría en total seis mil 399 pesos en las entradas de los cinco eventos comprando el abono general a precio de fase 1 (sin incluir cargos por servicio). Este año, el costo por asistir a los mismos festivales es de 11 mil 590 pesos.

Es claro que acudir a este tipo de espectáculos no corresponde a una necesidad básica, pero no hay que minimizar el hecho de que el incremento en costos no se ajusta a la situación económica que se vive en el país. El abono general del Corona Capital, que actualmente se encuentra en fase 5, cuesta 10 mil 980 pesos más cargos por servicios, lo que da un total de 12 mil 600 pesos, equivalente a 60.7 días de salario mínimo.

¿TENEMOS EL FESTIVAL MÁS CARO DEL MUNDO?

Tomando el costo actual del abono general del Corona Capital, podemos decir que es el evento en su tipo con el precio de entrada más elevado a nivel global. Este es el costo de la entrada de este año de algunos de los festivales más importantes en el mundo:

  • Coachella (Estados Unidos): nueve mil 400 pesos

  • Glastonbury (Reino Unido): siete mil 355 pesos

  • Primavera Sound (España): cinco mil 970 pesos

  • Estéreo Picnic (Colombia): cinco mil 473 pesos

De acuerdo con un análisis presentado por Animal Político, el Corona Capital es también el que más sube de precio cada año: “La tasa anual de crecimiento promedio para Coachella, Glastonbury, y Tomorrowland desde 2017, calculada en dólar americano con base en el abono general más barato (excluyendo 2020 y 2021, ya que por la pandemia no se llevaron a cabo), es de 5.17 por ciento, 5.50 por ciento y 4.62 por ciento respectivamente.”

Costo del boleto en zona general del Corona Capital. Crédito: TicketMaster
Costo del boleto en zona general del Corona Capital. Crédito: TicketMaster

En contraste, el Corona Capital “calculando la misma tasa, desde su edición de 2017 hasta la próxima edición en noviembre de este año, da un crecimiento anual promedio de 20.20 por ciento”.

¿Existe alguna relación costo-beneficio que justifique el incremento tan agresivo del festival mexicano? La realidad es que algunos de los artistas principales que se han presentado tanto en Glastonbury como en Coachella, también aparecen como headliners en el Corona Capital: el primero tuvo a la banda Foo Fighters en 2017 y ese mismo año también se presentaron en el Autódromo Hermanos Rodríguez; Billie Eilish estuvo en la edición del 2019 del festival mexicano y después encabezó Coachella y Glastonbury en 2022. El año pasado, Arctic Monkeys lideró el Corona Capital y, en la edición de este año, el festival inglés contará con la misma banda entre sus principales actos.

BURBUJA DEL ENTRETENIMIENTO

El encarecimiento de los festivales no es un fenómeno nuevo y tampoco está sucediendo solo en nuestro país. Forma parte de un contexto mundial en el que la inflación y la crisis energética han elevado los costos de numerosos servicios en todo el mundo. Un reporte de Billboard, publicado este año, menciona que los recursos para realizar eventos (luces, personal de logística o transporte) se han vuelto más escasos debido a la alta demanda de bandas y artistas que han regresado a los escenarios. Por consecuencia, los costos de producción han ido al alza.

También existen otros factores que han contribuido a que seamos testigos, víctimas y cómplices del desarrollo de esta burbuja del entretenimiento.

Los promotores justifican el aumento en el precio de sus entradas bajo el argumento de los gastos de organización, los impuestos y los artistas internacionales que están presentando. Sin embargo, no existe una transparencia en cuanto a la venta de boletos por fases, donde se aparta una cantidad específica de entradas que se pone a disposición del público en fechas preestablecidas y, a partir de ahí, el costo del boleto aumenta conforme avanzan dichas fases. Esta dinámica, si bien no es algo nuevo, el año pasado alcanzó el clímax del hartazgo colectivo al convertirse en un dolor de cabeza para los consumidores.

Es muy común encontrar en redes sociales testimonios de personas que cuentan haber estado desde primera hora en la fila virtual de Ticketmaster (la principal empresa boletera de OCESA) y que, aun así, vieron duplicarse el costo de los boletos apenas en la primera hora de iniciada la venta, al agotarse las fases iniciales en cuestión de minutos. Cabe resaltar que nunca se ha compartido públicamente la cantidad de pases destinados para cada fase.

M.I.A. en el Festival Ceremonia 2023. Crédito: El Universal/ Diego Simón Sánchez
M.I.A. en el Festival Ceremonia 2023. Crédito: El Universal/ Diego Simón Sánchez

Además hay preventas exclusivas para tarjetahabientes de bancos afiliados a cada evento. Incluso hay una “preventa de la preventa” para clientes premium, una forma de clasismo que se extiende al interior de los festivales con zonas exclusivas que ofrecen ciertos beneficios a precios más elevados. Es el caso del abono Área Club del Corona Capital, cuyo precio es de 36 mil 620 pesos con cargos incluidos. Aunque los costos son cada vez más excesivos, siempre hay personas que están dispuestas a pagarlos ante una euforia causada por dos años de ausencia de eventos en vivo, alimentada por estrategias de venta que motivan la necesidad de ser los primeros en comprar un boleto: cada minuto de espera se traduce a un precio más elevado o a arriesgarse a que los accesos se agoten.

Existe una duda generalizada en torno a si es legal la venta de boletos por fases y el drástico cambio de precios entre sí. La Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), a través de Sin Embargo, explicó en 2022 que la venta por fases es una práctica completamente permitida: puede considerarse como una preventa. “Profeco sólo está facultada para verificar que se respeten los precios máximos establecidos en términos de la Ley Federal de Competencia Económica, así como los precios y tarifas que conforme a lo dispuesto por otras disposiciones sean determinados por las autoridades competentes, supuesto bajo el cual no están comprendidos los precios para el acceso a espectáculos públicos”.

EL PRIVILEGIO DE ESCUCHAR MÚSICA EN VIVO

También es importante señalar que los festivales de música ya no giran en torno a los artistas que se presenten, sino que se han convertido en experiencias de lujo donde los asistentes pueden reflejar un símbolo de estatus, por ejemplo, al compartir su boleto VIP en redes sociales. Y mientras exista quien pague entradas con valor a seis meses de salario mínimo en México, los precios seguirán creciendo.

Esta tendencia ha dado lugar a una transformación en la industria de los conciertos en vivo, convirtiéndola en un fenómeno imparable que, desafortunadamente, está volviéndose cada vez más inaccesible.

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