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¿Un milagro? Eso es lo que piensan las miles de personas que han acudido a ver con sus propios ojos el cuerpo de la monja Wilhelmina Lancaster, fallecida hace cuatro años pero cuyo cuerpo no se descompuso.
Visitantes de todo Estados Unidos se han trasladado a la localidad de Gower, en la zona rural de Missouri, tras enterarse del caso de la hermana Wilhelmina, fundadora de las Hermanas Benedictinas de María, Reina de los Apóstoles, y fallecida en 2019, a los 95 años.
La monja fue sepultada bajo las tradiciones católicas, en un féretro de madera, y el cuerpo no fue embalsamado ni recibió algún tipo de trato especial. Sin embargo, cuando las monjas exhumaron el cadáver, en abril pasado, para trasladarlo a un nuevo lugar, en la capilla del monasterio, se llevaron una sorpresa mayúscula.
En vez de huesos, se encontraron el cuerpo intacto y "el hábito religioso perfectamente preservado", dijeron las Hermanas en un comunicado. "El personal del cementerio nos dijo que esperáramos solo huesos en las condiciones, ya que la hermana fue enterrada sin embalsamar y en un simple ataúd de madera", según dijo a Newsweek una de las hermanas del monasterio. Pero no fue así.
Las monjas querían mantener el hallazgo como algo privado, pero un correo electrónico interno sobre el tema fue filtrado y la noticia se extendió a todas partes.
Para muchos católicos, la única explicación es que se trata de un milagro. Y han acudido en masa para ver y tocar a la hermana. De acuerdo con el diario estadounidense The New York Post, se esperaba la visita de entre 10 mil y 15 mil personas a la capilla donde fue colocado el cuerpo y está a la vista pública. El cuerpo fue cubierto con cera protectora y hasta este lunes la gente podía tocarlo, pero se preveía fuera colocada una cubierta de cristal.
Las autoridades locales advierten de la presión que significa la cantidad de visitantes, en un pueblo de poco menos de 2 mil habitantes. No hay, señalan, infraestructura para recibir tanta gente, por lo que ya se trabaja en abrir espacios cerca del monasterio para estacionar autos, baños, etcétera.
Quienes han acudido a ver "el milagro" salen impactados. "Fue muy impresionante", dijo al Post, Samuel Dawson, quien viajó con su hijo desde Kansas. "Se veía muy en paz. Todo muy venerable".
Muchos católicos señalan que Lancaster podría ser una santa. "Sentí que la presencia de Dios estaba allí en cuanto entré al monasterio. Es un verdadero milagro", dijo a FOX4 Rita Cospelich, de Blue Springs, Missouri. "Dios trabaja de extrañas maneras con los milagros".
Sin embargo, la diócesis de Kansas está tomando el caso con cautela. "La condición de los restos de la hermana Wilhelmina Lancaster ha generado, comprensiblemente, un gran interés", señaló en una declaración. "Al mismo tiempo, es importante proteger la integridad de los restos mortales de la hermana para permitir una investigación exhaustiva.
"La incorruptibilidad ha sido verificada en el pasado, pero es muy rara. Hay un proceso bien establecido para seguir la causa de la santidad, pero en este caso, no se ha iniciado aún", añadió la diócesis.
El proceso para verificar si una persona califica como santo sólo puede empezar cinco años después de la muerte de dicha persona, señalaron por su parte las hermanas benedictinas.
"Nuestra Iglesia Católica tiene procedimientos para investigar supuestos milagros y las causas de la santificación. Es importante recordar que estos procesos son lentos y prudentes. No ha habido declaración de milagro, ni se ha iniciado el proceso para considerar la causa de canonización de la hermana Wilhelmina Lancaster basado en virtudes heroicas", subrayó en una declaración el obispo W. Shawn McKnight, Obispo de Jefferson City.
Los científicos también piden tomar este causo con la cautela debida. Rebecca George, instructora de antropología en la Universidad Western Carolina, en Carolina del Norte, señaló al Post que los cuerpos humanos se descomponen a diferentes ritmos, dependiendo de ciertas variables, y que un cuerpo no se descomponga después de varios años no es del todo raro.
"Por lo general, cuando enterramos a las personas, no las exhumamos. No ves los cuerpos un par de años después. Al paso de 100 años, puede no quedar nada. Pero cuando han pasado unos cuantos años, esto [lo que pasó con la hermana], esto no es inesperado".
La hermana Wilhelmina fundó, a los 70 años, esta orden benedictina conocida por sus álbumes de canto gregoriano y de himnos católicos clásicos que se convirtieron en éxitos musicales.
Nacida el 13 de abril de 1924 en St. Louis, segunda de cinco hermanos, Wilhelmina -nombre que adoptó cuando realizó sus votos- tuvo una "experiencia mítica" a los nueve años de edad, de acuerdo con la biografía que publicaron de ella las hermanas. Fue en su Primera Comunión, cuando, contó, se le apareció Jesús y la invitó a unirse a él.
A los 13 años escribió a las Hermanas Oblatas de la Providencia, en Baltimore, y solicitó unirse a la orden, pero le respondieron que "era demasiado joven".
Wilhemina -bautizada como Mary Elizabeth Lancaster-, fue discriminada y blanco de burlas no sólo por su color de piel, sino por ser la única católica en una comunidad bautista y metodista.
Ingresó finalmente a las Hermanas Oblatas de la Providencia, una de las dos únicas órdenes religiosas donde se permitía el ingreso de mujeres negras o hispanas. Permaneció con ellas durante 50 años.
Sin embargo, los cambios del Concilio Vaticano II fueron demasiado para ella. Enamorada del hábito, y del latín, decidió fundar su propia comunidad: las Hermanas Benedictinas de María, Reina de los Apóstoles, que inició en 1995. Wilhelmina (o Guillermina, en castellano) era una conocida devota de la Virgen María.