Derrame. Lo que más preocupa a los especialistas es un incremento en la toxicidad.
Cada uno de los metales vertidos en el río Sonora a consecuencia del derrame tiene su propia toxicidad, pero combinados pueden resultar todavía más peligrosos, advierte Federico Páez Osuna, especialista en biogeoquímica.
Académico del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, de la unidad académica Mazatlán de la UNAM, Páez asegura que la combinación de esas sustancias provoca un "incremento de su toxicidad", que potencia sus efectos.
El Laboratorio de Calidad del Agua de la Conagua informó el viernes 22 de agosto que el río Sonora sobrepasaba la Norma Oficial Mexicana (NOM) correspondiente (127-SSA1-1994) en los niveles de aluminio, arsénico, cadmio, cobre, fierro y mercurio.
Omar Arellano, especialista en evaluación de riesgo ambiental y ecotoxicología, considera que uno de los problemas más serios en el caso del río Sonora es que pasó casi una semana entre el primer aviso de los ciudadanos y la intervención de las autoridades.
Durante ese tiempo, dice, hubo contaminación permanente con riesgos de exposición muy altos de la gente y los animales.
"Es un problema producto de una falta de cultura de la prevención", añade Arellano, quien es coordinador del Programa Observatorio Socioambiental de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS).
Entrevistados por separado, los especialistas explican que hay detectados casos de cáncer en la piel entre personas que, sin saberlo, consumieron agua contaminada con arsénico.
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) clasifica el arsénico como una de las sustancias cancerígenas más peligrosas.
El aluminio, por su parte, puede producir alteraciones en el sistema respiratorio al inhalarlo. Recientemente, además, se descubrió que su consumo en grandes cantidades está asociado con la enfermedad de Alzheimer.
Los científicos coinciden en que el cobre y el zinc son necesarios para muchos procesos enzimáticos. Sin embargo, en niveles altos se vuelven tóxicos y pueden producir problemas de hipertensión, así como afectaciones al hígado y el riñón por efecto del cobre en particular, dice Arellano.
Páez advirtió también que la inhalación y consumo de cadmio puede causar problemas pulmonares. Entre ellos, explica Arellano, neumotitis, edema pulmonar, degeneración en los túbulos renales alteraciones y la muerte, si alcanza altos niveles. En Japón, destaca Páez, hubo un derrame de mercurio en un río, ocasionado por una planta de producción de plásticos de la empresa Chisso Corporation. El consumo de peces provenientes de ese río provocó problemas neurológicos como la ataxia, daños en fetos de mujeres embarazadas y, en algunos casos la muerte. La llamaron la enfermedad de Minamata, dice el investigador.
Arellano advierte que los síntomas por contaminación de metales pesados pueden aparecer meses después, por lo que recomienda un monitoreo constante y evitar que la población quede expuesta al agua del río.
Por eso es importante, dicen monitorear de manera constante los productos agrícolas relacionados con los suelos o aguas del río Sonora, durante los siguientes tres años.
Cuando se vierten tóxicos de esas características, hay contagio en la flora, fauna y los sedimentos del río, mientras que la parte disuelta en el agua se traslada y contamina otras corrientes conectadas con el río, advierte Páez.
Mientras no limpien el río, todo el agua que entre en contacto con los sedimentos ya contaminados portará y esparcirá las sustancias tóxicas, lo que puede prolongar por años el problema, advierte el académico.
Como un método de remediación eficiente, el especialista recomienda cubrir los sedimentos contaminados con una capa de algún material disponible en la región, como la hematita, el óxido de manganesio, el zinc o alguna arcilla para mitigar el esparcimiento de los metales pesados.
"Es costoso e implica una buena cantidad de kilómetros de recorrido del río, pero es necesario", dice.
Páez advierte que las lluvias pueden contribuir a la limpieza natural del río porque diluyen las sustancias, provocan el acarreo de suelos más limpios y la disgregación de rocas. Sin embargo, sería necesario tres veces más lluvia de la usual en Sonora para surta efecto.
Con las prolongadas sequías que afectan a entidades como Sonora, explica, esta limpieza "puede durar más de tres años y se complicará más la situación, según mi diagnóstico".
Arellano, por su parte, explica que la lluvia acelera el proceso de "escorrentía" de las sustancias tóxicas hacia los mantos friáticos. Por ello mira un lado positivo en la sequía: mantiene los contaminantes estacionados donde se sedimentaron, haciendo mucho más fácil su remoción de forma mecánica.
Arellano destaca la importancia de hacer un manejo integral del ecosistema dañado, tomando en conjunto al río y los bosques aledaños que fueron dañados.
En una visita que hizo a la zona afectada, el especialista pudo observar muchos cuerpos de agua que no fueron afectados y otros que sí. Por ello subraya la necesidad de una evaluación de riesgo mediante inspecciones de sedimento e inspecciones visuales, para identificar las zonas más afectadas y después poder hacer un proyecto de recuperación y restauración ecológica.
Este proyecto incluiría la remoción del sedimento contaminado y posteriormente el saneamiento del agua mediante ósmosis inversa, floculación iónica, o través del manejo de organismos que absorben los contaminantes.
El lunes 15 de septiembre la Secretaría de Desarrollo Social anunció el uso del Programa de Empleo Temporal para contratar a la ciudadanía local en labores de limpieza del río Sonora. Esto preocupa a la UCCS, dice Arellano, porque recurren a personas que no están capacitadas, y a quienes no otorga el equipo apropiado.
Esto, asegura, los expone gravemente a la contaminación, ya que sus síntomas probablemente no aparezcan sino hasta dentro de algunos meses. Por ello, dice, se debe asegurarles un respaldo para su salud a largo plazo.
Páez Osuna, a su vez, recomienda a las autoridades recurrir a la comunidad académica para solucionar el problema. "Son pocos cuadros de especialistas, pero sí los hay".