El maestro de varios dramaturgos mexicanos y creador de una obra que se caracterizó por su crítica social, murió el 24 de diciembre de 2003, víctima de cáncer. (IMAGEN TOMADA DE INTERNET)
Maestro de varias generaciones de teatreros en México, el dramaturgo mexicano Hugo Argüelles, a quien se recuerda hoy a once años de su muerte, supo echar mano del humor negro para hacer una fuerte crítica a la clase media y sus costumbres.
Nacido el 2 de enero de 1932, en Veracruz, Argüelles estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y, posteriormente Teatro, en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
De acuerdo con sus biografías, realizó una maestría en Letras Españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde impartió cursos en arte dramático. Asimismo, trabajó como profesor en el INBA y en el Centro Universitario de Teatro.
Fue fundador de la Escuela de Bellas Artes en Puebla y se desempeñó como maestro de Filosofía y Letras en diversos centros universitarios del país.
En 1979 fundó su propio Taller de Literatura dramática y fue becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).
Con sus teorías y estilo teatral se formaron, durante la segunda mitad del siglo XX, diversas generaciones de dramaturgos, entre los cuales figuran Víctor Hugo Rascón Banda (1948-2008); Sabina Berman (1955), Jesús González Dávila (1940-2000) y Leonor Azcárate (1955).
Los conocedores de su obra destacan cómo Argüelles fue capaz de sintetizar la crítica a la clase media mexicana y sus dinámicas familiares, incorporando rasgos del teatro del absurdo, como el humor negro, elemento característico de su dramaturgia.
Sus piezas teatrales han sido representadas con gran éxito en México y en el extranjero, y estudiadas por investigadores a nivel internacional. En ellas siguió las tendencias predominantes del teatro del siglo XX.
Varias de sus obras lo hicieron merecedor de numerosos premios nacionales, por ejemplo, en 1957 se hizo acreedor a los premios de la revista literaria "Estaciones" y el Juan Ruiz de Alarcón en 1961 por "Los prodigiosos".
La puesta en escena "Los cuervos están de luto" recibió el Premio Nacional de Teatro 1958 y de Bellas Artes 1959, y la versión cinematográfica obtuvo el reconocimiento a la mejor película del año, en 1960.
Por su parte, "El ritual de la Salamandra" y "Los amores criminales de las vampiras morales" recibieron los premios Sor Juana Inés de la Cruz y el de la Unión de Cronistas y Críticos de Teatro.
Algunas de sus obras han sido traducidas a varios idiomas.
Entre sus principales trabajos destacan, además, "Medea y los visitantes del sueño", "El cocodrilo solitario del panteón rococó" y "La tarántula Art nouveau".
Dedicó también buena parte de su trayectoria al Séptimo arte; su labor como guionista se despliega en más de 20 proyectos cinematográficos, uno de los más populares es el de "Las pirañas aman en cuaresma".
Escribió además los guiones de las cintas "La primavera de los escorpiones", "Las figuras de arena" y "Los amantes fríos".
Preocupado por la preparación de nuevas generaciones, Argüelles dirigió un taller de creación muy concurrido que a fines de 1994 representó uno de sus últimos trabajos: "La esfinge de las maravillas".
El maestro de varios dramaturgos mexicanos y creador de una obra que se caracterizó por su crítica social, murió el 24 de diciembre de 2003, víctima de cáncer.