De manera unánime, los cuatro evangelistas afirman que la muerte de Cristo ocurrió un viernes, pero difieren en cuanto al día del mes en que sucedió. Según los tres sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), Jesús fue crucificado el día 15 del mes de NISÁN (mes del calendario judío que toma una parte de nuestro mes de marzo y otra de abril), en tanto que de acuerdo al cuarto evangelio, el de San Juan, Cristo murió no el 15 sino el 14 de nisán.
Si se toma en cuenta que el 15 de nisán era la fecha en que se celebraba el día santísimo de la pascua judía, es decir, la festividad más solemne en todo el calendario hebreo, significa entonces que para los sinópticos la muerte de Cristo ocurrió exactamente el día de la pascua y para el evangelista San Juan tuvo lugar la víspera de la gran fiesta, o día de la "parasceve" (la preparación), como llamaban al día anterior al de la pascua.
Conforme a los sinópticos, Jesús celebró la última cena la noche inmediata anterior al día de su muerte. Para nuestro modo de computar los días ocurrió el jueves, pero de acuerdo al cómputo hebreo que establecía el inicio de un nuevo día con la caída del sol, fue el viernes 15 de nisán. Por ello, la última cena que Jesús tuvo con sus discípulos fue el banquete pascual, banquete en el que se comían los corderos que eran inmolados en el Templo de Jerusalén a partir de las dos de la tarde del día anterior, es decir, el 14 de nisán.
Por su parte, para el evangelista San Juan la última cena no fue una cena pascual, sino sólo un banquete de despedida. Por lo tanto, la cena de Jesús habría sido el 13 de nisán. Ello con base en que el autor del cuatro evangelio, al referirse al día de la muerte de Cristo, dice que "era la parasceve (o preparación) de la pascua" (Jn. 19, 14), expresión que no puede significar otra cosa que la víspera de la pascua.
Con esa afirmación coincide la actitud de los sumos sacerdotes, que se negaron a entrar al pretorio de Pilatos para no contaminarse y "poder comer la pascua" (Jn. 18, 28), de donde se desprende que aún no la habían comido. En el mismo sentido armoniza la idea de algunos discípulos en cuanto a que Judas, como encargado que era de administrar la bolsa (es decir, el dinero del grupo de los apóstoles de Cristo), abandona la última cena para ir a comprar lo necesario para la fiesta (Jn. 13, 29), o sea, la pascua, lo que hace pensar que ésta no había comenzado.
Como es de suponer, ha habido numerosos intentos para hacer concordar las dos versiones, de tal manera que se pueda salvar la exactitud tanto del relato de San Juan como el de los sinópticos. Sin embargo, numerosos investigadores sostienen que ante las dos versiones ha de preferirse la de San Juan, pues resulta absolutamente improbable que el proceso y ejecución de Jesús hubieran tenido lugar precisamente el día de la máxima festividad de los judíos. Aun suponiendo que todo esto les importara poco a los romanos, habrían surgido enormes dificultades por la parte judía.
Así pues, la crucifixión de Jesús ocurrió el viernes 14 de nisán, no el 15, a la misma hora que en el Templo de Jerusalén se llevaba a cabo la degollación ritual de los corderos pascuales, al tiempo que Cristo aparece como el verdadero cordero pascual.
Con ayuda de cálculos astronómicos se ha llegado a establecer que el 14 de nisán, fecha de la muerte de Cristo, corresponde al 7 de abril del año 30 de nuestra era y si entregó su espíritu a la hora de nona, que comienza a las tres de la tarde conforme a nuestro cómputo, la puesta de sol de aquel viernes, el de la primera pascua cristiana, fue a las 18:23 horas.