Principalmente en las oficinas, las grapadoras han llegado a ser indispensables. (ARCHIVO)
En la mayoría de las oficinas es un artículo indispensable, pero también se usa con fines domésticos, gracias a la posibilidad que proporciona de mantener orden en los documentos importantes.
Es la grapadora, también conocida en otros países como engrapadora, corchetera o abrochadora, y cuyos orígenes se remontarían al siglo XVIII.
Según fuentes como Saberia.com o MuyHistoria.com, es en ese tiempo cuando se habría creado el primer diseño de la grapadora, la cual habría sido utilizada por el rey Luis XIV, y tendría como distintivo el que cada grapa iba grabada con la insignia real gala.
Ya en fechas más cercanas, en 1866, se ubica el estadounidense George W. Mcgill como quien obtuvo la patente de la que podría considerarse como la grapadora moderna, aunque fue su compatriota Samuel Slocum quien, en 1841, presentó el primer dispositivo de este tipo.
Cabe señalar que esa primera grapadora consistía en una pequeña máquina de cobre y zinc que atravesaba los papeles con una grapa metálica; sin embargo, esos modelos sólo permitían usar una grapa por vez, por lo que había que recargarlos constantemente.
Este primer diseño fue perfeccionado rápidamente hasta llegar en 1879 al momento en que McGill desarrolló el primer prototipo que se alimentaba automáticamente con una tira de grapas y que fue el precedente más inmediato a las grapadoras actuales.