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Fiebre de chikungunya

Crece la alerta en México

Fiebre de chikungunya

Fiebre de chikungunya

María Elena Holguín

Hasta hace poco tiempo la fiebre de chikungunya era una enfermedad prácticamente desconocida en nuestro país, pero en los últimos meses su incidencia se ha vuelto más frecuente a grado tal que es necesario estar informados sobre todo lo que tenga que ver con sus características, tratamiento y prevención.

La fiebre de chikungunya es una enfermedad transmitida por un virus del mismo nombre, y se contagia a través de la picadura de un mosquito infectado que provoca un cuadro febril agudo que generalmente se resuelve sin complicaciones.

Fue descrita por primera vez en 1953, en Tanzania y poco después se descubrió que se trataba de una enfermedad endémica en África. De ahí el origen de su nombre, que en el idioma kimakonde, significa “doblarse”, en alusión al aspecto encorvado de los pacientes debido a los dolores articulares.

Desde entonces se habían diagnosticado casos principalmente en India y el resto de Asia, con pequeños brotes epidémicos en otras partes del mundo, siempre relacionados con viajeros procedentes de ese continente.

Pero a partir de 2014, el número de casos se ha multiplicado, sobre todo por la epidemia que ese año se extendió en República Dominicana, un destino turístico; aunque es una infección relativamente nueva en los países de Europa y América, se han descrito casos en Venezuela, Cuba, Panamá, Puerto Rico y otros latinoamericanos. También se han presentado en Italia, España, Francia y Estados Unidos.

Es conocido desde hace décadas y afecta principalmente a los países subdesarrollados donde no hay un registro del número de casos, aunque se considera que las personas afectadas llegan a millones en 40 países diferentes de África.

Esto la ha convertido ya en una enfermedad infecciosa global por lo que las autoridades sanitarias de todo el mundo se han puesto en alerta.

TRANSMISIÓN

El virus del chikungunya pertenece al grupo de los arbovirus, un tipo de virus que se transmiten por picaduras de artrópodos.

El virus se transmite de una persona a otras mediante la picadura de mosquitos hembra infectados. Generalmente los mosquitos responsables de la transmisión son Aedes Aegypti y Aedes Albopictus, dos especies que también pueden ser portadoras y transmisoras de otros virus, entre ellos el del dengue.

Los mosquitos suelen picar durante todo el período diurno, aunque su actividad puede ser máxima al principio de la mañana y al final de la tarde. Ambas especies pican al aire libre, pero el Aedes Aegypti también puede hacerlo en ambientes interiores.

Cuando el mosquito pica a las personas infectadas, absorbe el virus y después contagia a otras personas sanas a través de una una picadura.

La enfermedad suele aparecer entre cuatro y ocho días después de la picadura de un mosquito infectado, aunque el intervalo puede oscilar entre los dos y doce días.

SÍNTOMAS

La fiebre chikungunya puede ocasionar síntomas a varios niveles del cuerpo humano, muy parecidos a los del dengue y a los que provocan otros virus transmitidos por mosquitos; de ahí que inicialmente se dificulte el diagnóstico al confundirse con alguna otra de estas enfermedades.

Se caracteriza por la aparición súbita de fiebre, generalmente acompañada de dolores articulares. Otros signos y síntomas frecuentes son los dolores musculares y de cabeza; náuseas, cansancio y erupciones cutáneas. Los dolores articulares suelen ser muy debilitantes, pero generalmente desaparecen en pocos días.

La mayoría de los pacientes se recuperan completamente, pero en algunos casos los dolores articulares pueden durar varios meses o incluso años.

Se han descrito casos ocasionales con complicaciones oculares, neurológicas y cardíacas, y también con molestias gastrointestinales. Las complicaciones graves no son frecuentes, pero en personas mayores la enfermedad puede contribuir a la muerte.

Es frecuente que los pacientes sólo tengan síntomas leves y la infección pueda pasar inadvertida o diagnosticarse erróneamente.

Los menores de un año son uno de los grupos de edad con más probabilidades de contagiarse por el virus chikungunya, por eso conviene identificar la aparición de los síntomas en los niños pequeños y ponerle remedio lo antes posible, ya que puede afectarles de manera severa.

Este contagio en los menores suele producirse con más frecuencia debido a que en muchas zonas las siestas durante el día son más habituales a estas edades, o suelen pasar más tiempo jugando al aire libre, lo que hace que los pequeños sean un blanco más fácil para las picaduras de mosquitos infectados.

El contagio puede producirse también en bebés si la embarazada está infectada en las fechas próximas al parto. En estos casos la enfermedad suele dar la cara al quinto día de vida del recién nacido.

Uno de los signos más evidentes en estos casos, son las erupciones cutáneas, ya que más que sarpullidos, en este caso tienen un aspecto más similar a las ampollas.

También puede mostrar un carácter irritado o falta de apetito y sus ojos pueden incluso presentar inflamación. Ante la aparición de alguno de estos síntomas, y sobre todo fiebre alta, dolor articular y cansancio evidente del niño, se debe acudir al médico para prevenir o ser diagnosticados correctamente.

TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN

No existe ningún tratamiento específico contra la fiebre chikungunya, pues sólo es para aliviar los síntomas, entre ellos el dolor articular, con antipiréticos, analgésicos óptimos y líquidos, ya que no se comercializa ninguna vacuna contra el virus.

La cercanía de las viviendas a los lugares de cría de los mosquitos vectores es un importante factor de riesgo tanto para la fiebre chikungunya como para otras enfermedades transmitidas por las especies en cuestión.

La prevención y el control se basan en gran medida en reducir los depósitos de agua naturales y artificiales que puedan servir de criadero de los mosquitos.

Durante los brotes se pueden aplicar insecticidas, sea por vaporización, para matar los moquitos en vuelo, o bien sobre las superficies de los depósitos o alrededor de estos, donde se posan los mosquitos; también se pueden utilizar insecticidas para tratar el agua de los depósitos a fin de matar las larvas.

Como protección durante los brotes, es recomendable llevar ropa que reduzca al mínimo la exposición de la piel a los vectores. También se pueden aplicar repelentes a la piel o a la ropa, respetando estrictamente las instrucciones de uso del producto.

Para quienes duerman durante el día, sobre todo los niños pequeños, los enfermos y los ancianos, los mosquiteros tratados con insecticidas proporcionan una buena protección. Las espirales insectífugas y los vaporizadores de insecticidas también pueden reducir las picaduras en ambientes interiores.

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