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¿Y los jóvenes?

SERGIO AGUAYO

A la memoria de Adolfo Sánchez Rebolledo

Nuestros jóvenes están siendo machacados por las fuerzas del mercado legal y por el estado paralelo criminal. Las instituciones los ignoran y ellos responden evadiéndose y acumulando un resentimiento claramente observable en las redes sociales.

El discurso que pronunció Enrique Peña Nieto durante la entrega del Premio Nacional de la Juventud 2015 es revelador. Por un lado, elogió la "actitud revolucionaria, contestataria, desafiante y de transformación" de la juventud. Estaba satisfecho consigo mismo; con sus reformas y sus programas (mencionó a Crédito Joven y al Instituto Nacional del Emprendedor) les ofrece una oportunidad de labrarse un futuro en la iniciativa privada. En ese discurso improvisó -algo poco común en él- e incluyó una idea más acorde con sus pensamientos y sentimientos: "deseamos siempre a veces el que la juventud no sea rebelde, no sea contestataria, realmente se amolde a las normas y principios que tenemos".

Su prototipo de joven aparece en el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve). Peña Nieto nombró como director a José Romero Coello, próspero empresario colimense que llegó al cargo con el peso de una demanda por fraude (se gastó un millón de pesos en remodelar el restaurante donde se cocina el "mejor borrego al pastor de la región"). Renunció hace dos meses, su cargo sigue vacante y la página del Imjuve es reflejo fiel del joven deseado por este gobierno.

Es la típica página de gobierno; abarrotada de discursos, fotos y boletines anunciando que "Sedesol encabeza Primera Reunión de la Honorable Junta Directiva del Imjuve" o que el "Sector Turismo, principal empleador de jóvenes". Es una página autorreferencial que ignora los comentarios de quienes la visitan y que, más importante todavía, guarda silencio sobre la violencia que diezma a la juventud. El Imjuve enmudeció ante la desaparición de cinco jóvenes en Veracruz (con edad promedio de 23.4 años) e ignora las protestas juveniles por Ayotzinapa (el promedio de las víctimas es 20.5 años). ¿En qué se ha gastado y para qué han servido los mil millones de pesos recibidos por el Imjuve los últimos tres años.

La omisión es ofensiva porque 36 % de las víctimas de homicidio son jóvenes de entre 15 y 29 años. Si a la amenaza de muerte le agregamos la escasez de empleos razonablemente bien pagados y la baja calidad de vida resulta lógico que nuestra juventud viva estresada. La Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (2014) encontró que 83 % enfrenta "problemas en su casa, su escuela o su trabajo", que 53 % de los jóvenes entre 12 y 29 años está inquieto o ansioso y consume "alcohol y tabaco", finalmente 38 % tiene "dificultad para concentrarse".

Según esta misma encuesta los jóvenes enfrentan su realidad practicando deportes o bailando (56.5 %), involucrándose en actividades artísticas (25.2 %) y buscando en la religión consuelo (10 %). ¡Sólo 0.8 % participa en actividades partidistas! Se antoja imposible que el presidente del PAN, Ricardo Anaya, logre que los "jóvenes vuelvan a creer en la política" o que los convenza de que el PAN es la "alternativa de cambio responsable".

En realidad, el PRI, el PAN y el PRD hacen hasta lo imposible por cerrar los portones de la vida pública a la participación juvenil. Después del Movimiento del 68, Gustavo Díaz Ordaz ordenó la reducción en la edad legal para votar y ser votado; ahora que se discutirá el Constituyente del Distrito Federal he seguido de cerca las peripecias de un grupo de jóvenes que desean ser candidatos independientes; son vergonzosas las trabas y exigencias que están encontrando. Ante esta cerrazón, me sorprende que algunos líderes cívicos y escritores de impecable trayectoria se hayan prestado a legitimar una farsa democrática.

La juventud agredida y encajonada desahoga su desconcierto y frustraciones en las redes sociales, el principal espacio de libertad que tienen a su disposición. Hace tiempo dejé de ser joven, pero convivo permanentemente con ellos y me siento corresponsable del país que reciben. He estudiado, además, los mecanismos y las dinámicas del cambio social. Por ello, es que considero altamente posibles explosiones de rabia juvenil. Es imposible anticipar el cuándo, el cómo y el dónde, pero de entrada me parece legítimo inconformarse. Un régimen que abandona a sus jóvenes debe ser reformado o sustituido.

Comentarios: www.sergioaguayo.org

Colaboró con información e ideas Rodrigo Peña González.

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Escrito en: Sergio Aguayo

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