Foto: Marcy Ryckaert
Fathy diseñó, construyó y trabajó con cerca de 112 Proyectos de 1928 a 1989 en Egipto y en otros países, alejado de los reflectores y dentro de un nicho de mercado muy poco valorado por los arquitectos estrella, el de los más necesitados. Su arquitectura social fue de gran impacto ya que cambió para siempre el nivel de muchas personas.
Hassan Fathy, nacido en Alejandría en 1899, fue un Destacado y visionario arquitecto egipcio que desarrolló proyectos que promovieron el desarrollo de la denominada “arquitectura pasiva” (antecedente y fundamento de la arquitectura sustentable), y trabajó especialmente por el rescate del uso del ladrillo de barro o del adobe.
Su formación tuvo lugar en Egipto, en la Universidad del Rey Fuad I (actualmente Universidad del Cairo), donde obtuvo su título profesional en 1926. Trabajó con sus primeros proyectos hechos con adobe a finales de los años treinta y ocupó varios cargos en el gobierno. En 1954 fue nombrado director de la sección de arquitectura de la Facultad de Bellas Artes del Cairo y fue reconocido con el Premio Aga Khan de Arquitectura en 1980.
Fathy utilizó métodos de diseño y materiales tradicionales e integró el conocimiento de la situación económica de las zonas rurales de Egipto con su arquitectura tradicional y su diseño urbanístico. Él mismo capacitó a los habitantes del lugar para hacer sus propios materiales y construir sus propios edificios. Las condiciones del clima, salud pública y los oficios tradicionales también formaron su estilo. Por ejemplo, utilizó gruesas paredes de adobe y patios para conseguir ventilación y refrigeración pasiva dentro de sus edificios y viviendas.
Durante su carrera profesional tuvo un creciente reconocimiento no sólo a nivel local sino también a nivel internacional. Arquitecto cosmopolita, políglota, profesor, ingeniero, músico aficionado, dramaturgo e inventor, diseñó desde diminutos proyectos hasta comunidades completas con una amplia gama de servicios como estaciones de policía, estaciones de bomberos y de médicos, mercados, escuelas, teatros, espacios para el culto y el ocio, entre muchos otros.
La contribución de Fathy al mundo de la arquitectura fue enorme por esa visión que tuvo de revalorar lo tradicional, que va de la mano con el rescate de la identidad de los pueblos. Nueva Gourna, una villa pensada para el reasentamiento de ladrones de tumbas, diseñada para la belleza y hecha de barro, fue una obra muy admirada fuera de Egipto, en países como Inglaterra, España, Holanda, Francia y el resto del mundo. También creó y supervisó los talleres de la Escuela del Ministerio de Educación de Egipto, donde había comenzado a enseñar en 1930, para luego regresar a realizar la sección de arquitectura en 1954. En 1957 viajó a Atenas, Grecia para colaborar con arquitectos y urbanistas internacionales desarrollando los principios del ekistical design bajo la batuta de Constantinos Doxiadis.
Defendió las tradicionales soluciones energéticas naturales de los principales proyectos en comunidades de Irak y Pakistán. Investigó el programa para las ciudades del futuro en África. En 1963 se trasladó a Darb al-Labbana, donde vivió y trabajó el resto de su vida entre sus consultorías y conferencias. Su primera gran aparición pública fue en la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en Boston en 1969.
Su libro sobre Gourna Kurna, publicado en edición limitada en 1969, se hizo más influyente cuatro años después con su nuevo título inglés Arquitectura para los pobres. Participó en la Conferencia Hábitat de las Naciones Unidad en Vancouver en 1976 y ayudó al Comité Directivo del Premio Aga Khan de Arquitectura dando origen a los principios rectores de su Instituto de Tecnología Apropiada.
En 1980 fue galardonado en el Premio Nobel Alternativo y estuvo brevemente casado con Aziza Hassanein y no dejó descendientes directos. Sus sobrinos, conscientes de preservar el patrimonio de su tío, han procurado asegurar que los materiales que transmiten sus ideales y su arte permanezcan disponibles para el beneficio del futuro de su país y del mundo.
NUEVA GOURNA, TODO UN RETO
El lugar fue dividido en dos lados por una línea de tren que va curvándose hacia la esquina sureste. Aquí hay un pequeño alto que obviamente determinó la ubicación del mercado, para los comerciantes y campesinos que quieren enviar o recoger sus bienes en el tren. El mercado ocupó una gran área cuadrada y es la entrada principal a la villa.
Los visitantes cruzarán la vía del tren, entrarán al mercado a través de una puerta y luego irán a un paso arqueado en el lado opuesto del mercado hacia la villa propiamente dicha. Desde esta puerta esta vía pública tiene forma de serpiente hasta llegar al centro de la villa con tres curvas terminando en la esquina opuesta en un pequeño lago artificial y un parque. A la mitad la vía pública se vuelve más amplia y junto con la ancha calle que viene del sur desde la derecha se une para formar la plaza principal de la villa de Gourna.
Alrededor de la plaza se dispuso la mezquita, el khan, la estancia de la villa, el teatro y la estancia para la exposición permanente de la misma. Algunos otros edificios públicos fueron colocados más afuera del centro: la escuela primaria para los niños, por ejemplo, fue situada por el parque en la parte final noroeste y al final de esta vía pública que es fresca y tranquila (para atrapar el viento que proveniente del noreste directamente del parque). La escuela para niñas ocupa una posición similar pero más al este. La escuela de artesanos la puso muy cerca del mercado, en parte para promover las ventas y en parte para que los tintoreros descarguen su agua de desperdicio en una zanja adyacente.
La disposición de las calles principales está separada en cuatro cuartos. En cada uno de los cuartos está alojada una de las principales tribus del viejo Gourna. Aquí se debe explicar que aparte de grupos de familias que son agrupadas en 'bandanas', hay un grupo amplio de tribus y clanes. En el viejo Gourna los cinco grupos tribales están compuestos con la población que vive en cuatro tranquilas y distintas aldeas. En la nueva villa que se planeó se mantiene la distinción física de los grupos tribales en cuatro bien marcadas áreas o cuartos donde los Hassassna y los Atteyat, quienes viven en Assassif (la aldea que está en medio del viejo Gourna), fueron ubicados en el centro de la Nueva Gourna, al norte de la plaza. Los Hassassna es un clan muy viejo, su nombre se deriva de Al Hussein, el nieto del profeta, del cual descienden. De acuerdo a sus ancestros, ellos siempre han sido respetados por ser piadosos y preparados, en el tiempo en cuestión incluyeron en su grupo al Sheik el Tayeb un hombre viejo y muy santo y venerado en toda la región. Este grupo fue ubicado alrededor de los edificios religiosos y de aprendizaje: la mezquita, las dos escuelas primarias y el centro social para mujeres fue colocado junto al dispensario. Con los Hassassna, en el mismo cuarto, se puso a los Atteyat. Esta tribu siempre fue asociada con los Hassassna y vivieron siempre juntos en el viejo Gourna. Los Hassassna y los Atteyat ocuparon un cuarto semicircular en el norte de la plaza.
Al sur del camino principal y alrededor del semicírculo está el largo cuarto de los Horobat. El nombre significa “los guerreros” y ellos fueron de hecho un grupo activo que incluía a los más prominentes ladrones de tumbas. Su cuarto incluyó el mercado, el khan, la estancia de la villa, el teatro, la escuela de artesanos, la estancia de exhibición y la estación de policía.
Los Ghabat, la tercera tribu, tomaron su nombre de la palabra “bosque”. Este cuarto está junto al lago artificial y el parque. Hay una cuarta tribu, los Baerat, los cuales viven principalmente en el vecindario con este nombre, mientras que un número pequeño de familias vivió en Gorent Mora, una de las aldeas del viejo Gourna. Ellos se mantuvieron muy aparte de los Gournis y de hecho viven bajo la autoridad del alcalde de los Baerat. Ellos viven en el extremo oeste de Nueva Gourna separados por una amplia calle del resto de la villa.
REGLAS NO ESCRITAS
Las calles amplias que separan los cuartos fueron dispuestas así para ser rutas de tráfico para conectar los edificios públicos y para hacer convivir la plaza. Para asegurar la buena ventilación y aislamiento de los bloques de casas, así como facilitar el movimiento y la ubicación de los cuartos de la villa se diseñaron estas calles con al menos 10 metros de ancho. En contraste, las calles que dan acceso a las plazas semiprivadas de las diferentes 'bandanas' deliberadamente estrechas (de no más de seis metros de ancho) proveen de sombra y un sentimiento de intimidad e incluidas en muchas esquinas y bandas para despistar a los extraños usándolas como vías públicas. En el plano aparecen interconectados y la intención es facilitar la intercomunicación entre los miembros de las familias y los vecindarios 'bandanas'.
La variación controlada de línea, volumen, forma, color, superficie y textura de la Piazza de la Signoria es el sólido equivalente de la modulación en música. Hay una exacta analogía entre la música y la arquitectura, y las reglas de la belleza en ambas son las mismas. Cuando una sencilla casa podría ser una melodía, todo el pueblo es como una sinfonía, como en Wells, donde la plaza cuadrada asciende, movimiento por movimiento hasta el clímax de la catedral. Pero en música hay reglas para ordenar la armonía y el contrapunto, evitando sonidos feos y produciendo composiciones que le dan placer al oído, mientras que la calidad de la opresión se pudo sentir intuitivamente. Es más poesía que música. Diseñando con este ejemplo se crea o al menos se demuestran las reglas no escritas de la armonía visual.
“Tuvimos el problema personal de arreglar un número grande de diferentes viviendas en sitios con formas curiosas y anguladas; siendo este un problema creativo y que evoca una original y honesta respuesta, mientras que el problema de aplicar cierta belleza a un diseño predeterminado nunca podrá producir más que un plan rancio y no sincero. Nuestro plan hizo una variedad y originalidad en el diseño de constante interés visual e imposibilitó aquellos edificios de rango aburridos de viviendas idénticas que son frecuentemente considerados como los que todos los pobres merecen”, explica el propio Hassan Fathy en su libro Arquitectura para los pobres.