Renzo Piano

Piano es un maestro italiano de la transparencia, ligereza y de la vibración de la luz; por medio de su arquitectura contemporánea ha podido inventar nuevas soluciones a problemas concretos al establecer un equilibrio de tensión entre la tierra y el cielo.

Renzo Piano nació en Génova, Italia en 1937 dentro de una familia de constructores. Durante sus estudios en la Universidad Politécnica de Milán trabajó en la oficina de Franco Albini. En 1971 inició el despacho Piano & Rogers en Londres junto con Richard Rogers, con quien ganó la competencia para el Centro Pompidou en Francia y posteriormente se trasladó a París. Desde principios de 1970 hasta los años noventa, trabajó con el ingeniero Peter Rice, compartiendo el taller Piano & Rice de 1977 a 1981. En 1981 fue establecido el Taller de construcción Renzo Piano con un equipo de 150 personas en París, Génova y Nueva York. Ha recibido numerosos premios y reconocimientos entre los que están la Real Medalla de Oro de la Riba, en Londres en 1989; el Premio Kioto en Kioto Japón en 1990, el título de Embajador de la Buena Voluntad de la UNESCO en 1994, el Premio Imperial de Tokio, Japón en 1995, el Premio Pritzker en 1998, el León de Oro en Venecia, Italia en el año 2000, la Medalla de Oro de la AIA en Washington en 2008 y el Premio Sonning en Copenhague, Dinamarca en 2009. Desde 2004 también ha estado trabajando para la Fundación Renzo Piano, una organización sin fines de lucro dedicada a la promoción de la profesión de la arquitectura a través de programas y actividades educativas. Sus nuevas oficinas principales fueron inauguradas en Punta Nave en Génova en junio de 2008. En septiembre de 2013 fue elegido para ser senador vitalicio en su país y en mayo de 2014 recibió un grado honorario de la Universidad de Columbia en Nueva York.

ARQUITECTURA EN EQUILIBRIO

Su talento indiscutible radica en la diversidad de escalas, materiales y formas que maneja de manera magistral. También es de la idea de controlar todas las facetas del proceso de construcción, no sólo el diseño de un concepto. Al provenir de una familia de albañiles tiene una relación muy profunda con el arte de 'hacer'. Piano es un niño que se fascina con la magia que parte de la nada y termina en un todo arquitectónico. Para él, la arquitectura es un arte que utiliza la técnica para generar emoción y lo hace con su propio lenguaje, un lenguaje construido con espacio, proporciones, luz y materiales. Por ejemplo, la ligereza (y no solamente desde el punto de vista físico) es una propiedad de la arquitectura que la hace presente en muchas de sus obras. De ella nos habla: “cuando empiezas a entender la ligereza descubres que es una actitud de espíritu. La inteligencia puede ser pesada o ligera, y con la edad uno descubre que la inteligencia ligera es mucho más interesante”.

La arquitectura de Piano se mueve sin esfuerzo hacia la luz como si sus edificios la buscaran. Pero lo más valioso y destacable es su equilibrio. Es como si fuese un equilibrista de la arquitectura, todo lo controla, todo lo mantiene en un perfecto balance, en una armonía casi perfecta. Sus edificios parecen listos para levantar el vuelo porque no pesan, son como cometas que un niño sostiene desde el suelo.

Piano rehuye a las recetas, al estilo definido, no se aferra a él, busca la originalidad, la autenticidad. “El estilo es como una jaula de oro en la que uno se encierra. ¿Acaso al emprender un nuevo proyecto debería tratar desesperadamente de diseñar un edificio de 'estilo Piano' en lugar de abordarlo con total libertad y felicidad? No me gusta la palabra estilo, pero no cabe la menor duda de que en mis obras siempre busco la coherencia”, dice al respecto.

INFLUENCIAS

Después de su graduación, Piano inició una fase de formación durante la cual trabajó en las oficinas de Louis Kahn en Filadelfia y del ingeniero polaco Zygmunt Stanislaw Makowski en Londres. Tiene una profunda admiración que va más allá de la mera curiosidad por ingenieros como Pier Luigi Nervi, Jean Prouvé y Buckminster Fuller, inventor de la cúpula geodésica.

Su relación laboral con hombres como Peter Rice dan fe del enriquecimiento que ha introducido en su arquitectura al ahondar en el rigor aplicado del ingeniero.

Pese a su orientación técnica, Piano estuvo influido por la imaginación y el optimismo de figuras como Peter Cook y Cedric Price (Archigram) a quienes visitaba durante los tres años que impartió clases en la Architectural Association de Londres. Si uno imagina los trabajos de Archigram, los de Louis Kahn y las formas de Nervi o de Fuller, vislumbra las influencias del joven italiano, quien a pesar de que desafió las convenciones de la forma arquitectónica con una búsqueda constante de elasticidad y movimiento nunca ha sido víctima de la posmodernidad.

A Renzo Piano, de entonces 35 años de edad, al igual que a Richard Rogers de 38, ganar el concurso para la construcción del Centro Pompidou en París en 1971 le reportó fama internacional casi inmediata.

“Beaubourg pretendía ser una alegre máquina urbana, una criatura que podría haber emergido de un libro de Julio Verne o un extraño barco en un muelle seco (…) Beaubourg es una provocación doble: un reto para los eruditos y una parodia del conjunto de imágenes tecnológicas de nuestro tiempo. Considerarlo alta tecnología es un error de interpretación”, concluye. El Pompidou buscaba acabar con la visión elitista de la cultura.

En Estados Unidos se encuentra uno de los mejores edificios proyectados por Piano, el edificio de la Menil Collection que tiene un aspecto modesto pero maravillosamente simple. En Italia aplicó un enfoque de ampliación en Lingotto, que se basaba en la conservación de su perfil inicial y se ajustaba a los deseos del cliente (Fiat) y en sus ampliaciones rebatió muchos preceptos modernos. En Japón, el aeropuerto de Kansai fue un instrumento de precisión, fruto de las matemáticas y la tecnología que se extiende por la isla como un planeador, un verdadero eslabón perdido entre la tierra y el avión.

En el país del sol naciente aseguró también que “la arquitectura es capaz de metamorfosearse cuando se basa en el juego y en la vibración de la luz. La Maison Hermés de Tokio es un edificio que no está hecho de nada y, sin embargo, cambia mil veces al día. La idea de la ligereza o el vuelo es demasiado sencilla para describirla. Nace de la maravillosa tensión que existe entre la permanencia y la fugacidad. Lo efímero es belleza en estado puro”.

Acerca de otra de sus famosas obras, el edificio del New York Times de Nueva York, el arquitecto dijo que “en este trabajo en Manhattan, la idea fundamental es aceptar la geometría simple y nítida de un edificio. Aceptamos esa lógica. La complejidad llega de la mano de la textura, la vibración, la capacidad metafórica del edificio para transformarse, cambiar, respirar (…) En realidad, el edificio es muy simple. Pero la complejidad procede de la piel, la superficie que realmente vibra e interactúa con el clima”.

UNA OBRA INTEGRAL

El Centro Cultural Jean-Marie Tjibaou en Numea, Nueva Caledonia de 1993 a 1998 es una de sus obras más originales. Si la singular falta de 'estilo' de Piano pasaba desapercibida en sus obras hasta principios de la década de 1990, su Centro Cultural Jean-Marie Tjibaou lo puso de relieve. En dicho trabajo afrontó el desafío de construir un centro cultural dedicado a la civilización kanak. Tras estudiar en detalle la cultura lugareña propuso crear un “poblado” integrado por diez espacios de distintos tamaños y funciones. Las estructuras en su mayoría de unos 28 metros de altura máxima dan por el lado de la fachada a la “calle” principal, mientras que sus partes posteriores redondeadas y de madera quedan expuestas a los vientos procedentes del mar. Aprovechando al máximo la ventilación natural, Piano se aventuró con el Centro Tjibaou en el área que se denomina arquitectura sostenible. Al igual que el desarrollo sostenible este concepto tiene muchas variantes pero existe un respeto implícito por la naturaleza que Renzo Piano no desoye nunca.

Como él mismo ha comentado: “La naturaleza no está hecha a medida del hombre. A mí me encanta el mar, pero, aunque llevo cuarenta y cinco años navegando, todavía lo temo y lo respeto. Si el hombre no se protegiera de la naturaleza, la naturaleza lo derrotaría. El hombre se siente más cómodo construyendo esta nueva naturaleza. Sin embargo, sucede que la naturaleza original es tan poderosa que solo interpretándola y siguiendo sus propias normas se puede crear otra”.

Este extraordinario y original centro fue construido en honor del líder político de la Nueva Caledonia, asesinado en 1989, el Centro Cultural Jean-MarieTjibaou rindió homenaje a la cultura kanak basándose en las tradiciones y conocimientos locales sobre la construcción antigua y moderna de la región. La comprensión del desarrollo de la cultura kanak era parte vital del proyecto además de familiarizarse con la historia kanak, el medio ambiente y las creencias que hicieron posible el diseño de un conjunto que encajó perfectamente dentro de este contexto. Además se promovieron estrechas relaciones de trabajo con la población local, con Marie-Claude Tjibaou (la viuda de Jean-Marie Tjibaou) y el antropólogo Alban Bensa, que fueron parte esencial de este proceso de este aprendizaje arquitectónico. Piano se inspiró en los profundos lazos del pueblo kanak con la naturaleza y buscó cumplir con dos objetivos principales que eran representar el talento local para la construcción y el uso de materiales modernos como el vidrio, el aluminio, el acero y tecnologías modernas junto con la madera más tradicional y el uso de la piedra.

El Centro es un conjunto de chozas y pequeños pabellones junto a espacios llenos de árboles. Está situado en una lengua de tierra llamada la Península Tina, rodeada de agua por tres lados que tiene exuberante vegetación, misma que se cortó para formar senderos y caminos entre los cuales hay 'pueblos'. Son grupos de edificios con fuertes lazos con su contexto y su diseño semicircular define zonas comunes abiertas. La estructura y la funcionalidad de las chozas de Nueva Caledonia se reprodujeron y se adaptaron arquitectónicamente así como socialmente al sitio. Hay diez cabañas de tres tamaños diferentes, desde 20 hasta 28 metros de altura, todas interconectadas por un sendero. Dentro del Centro Cultural estas chozas sirven para diferentes funciones. El primer grupo comprende los espacios de exposición, en una segunda serie hay áreas de investigación, una sala de conferencias y una biblioteca y en la última serie de chozas hay estudios de música, danza, pintura y escultura.

Estos edificios tienen una forma curva que hace referencia a las construcciones tradicionales kanak pero aquí en lugar de usar fibra vegetal tejida de forma tradicional, los edificios están hechos de costillas de madera y listones exteriores dentro de los cuales se proporcionan todos los beneficios de la tecnología actual. Para un bajo mantenimiento se eligió madera de iroko que es repelente para las termitas. Los edificios tienen un sistema de ventilación pasiva altamente eficiente que elimina la necesidad de aire acondicionado mecánico.

Gracias a la fachada exterior doble el aire circula libremente entre las capas de madera de listones. La pesca de las aberturas de la fachada exterior fueron diseñadas para aprovechar los vientos del monzón que vienen del mar que son los vientos predominantes. El flujo de aire se regula por las persianas ajustables que se abren para permitir el paso de aire fresco pero se cierran cuando la velocidad del viento aumenta demasiado. Después de que fue diseñado, esta solución única fue probada en modelos a escala en un túnel de viento.

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