"Un demagogo no debe ser ni honesto ni educado; tiene que ser ignorante y canalla".
Aristófanes,
"Siempre mantén a la gente a tu lado, ablandándole con palabras que quiere escuchar".
Aristófanes,
"Posees todos los atributos de un demagogo: una voz horrible y chillona, una naturaleza intratable y perversa, y un lenguaje de mercado. En ti confluye todo lo necesario para gobernar".
Aristófanes,
"Apelas a la guerra para evitar que la gente vea a través de tus crímenes".
Aristófanes,
"Ustedes [demagogos] son como los pescadores de anguilas; en aguas quietas no atrapan nada, pero si remueven el cieno su pesca es buena; del mismo modo, es solo en tiempos turbulentos que ustedes se llenan los bolsillos".
Aristófanes,
"Llevarlos a la ruina es fácil: les encanta sentirse halagados y enteramente engañados por cada orador que engrandecen".
Aristófanes,
"Este heraldo es ingenioso, un artífice en el arte de la palabra ... pero escúchenme: nada es más perjudicial para una ciudad que un déspota; ahí donde existe no hay leyes comunes a todos los hombres, y sólo uno es el tirano. En sus manos, y sólo en ellas, reside la ley. Lo cual destruye la igualdad".
Eurípides,
"La loca audacia se consideró honorable lealtad; la prudente vacilación, especiosa cobardía; la moderación, máscara de la pusilanimidad; el temerario arrebato, patrimonio de un hombre de corazón; la deliberación precavida, un pretexto disuasivo; el exaltado, un hombre siempre fiable; su contradictor, un sospechoso ... Raíz de todos estos males era el afán desmedido de preponderancia y honores... La bondad, nacida por lo general de la honradez, se esfumó escarnecida".
Tucídides:
Historia de la Guerra del
"La principal causa de las revoluciones en las democracias es la intemperancia de los demagogos. En algunos casos, por su política de delaciones individuales, incitan a los ricos a unirse (ya se sabe: el miedo común coaliga aun a los peores enemigos). En otras ocasiones, atacándolos como clase, concitan contra ellos al pueblo. Que así ocurre, puede verse en multitud de casos".
Aristóteles,
"En los tiempos antiguos, cuando el demagogo era también general, la democracia se transformaba en tiranía; la mayoría de los antiguos tiranos fueron primero demagogos. La causa de que así sucediera entonces y no ahora es que entonces los demagogos salían de entre los generales (pues aún no se conocía la habilidad oratoria). En cambio ahora, con el auge de la retórica, quienes dirigen al pueblo son los que saben hablar...".
Aristóteles,
"Cuando los estados son gobernados democráticamente de acuerdo a la ley no hay demagogos y los mejores ciudadanos se hallan firmemente al mando; pero donde las leyes no son soberanas, aparecen los demagogos. El pueblo se vuelve un monarca ... y como tal, no siendo controlado por la ley, apunta al poder único y se vuelve autoridad".
Aristóteles,
"Si quieren razonar y acertar en lo que conviene a la ciudad, pongan mayor atención a quienes se oponen a su dictamen y no a quienes lo aprueban. A éstos les es fácil seducirlos: les dicen lo que les agrada escuchar y su discurso sirve como de nube para impedirles ver lo mejor... ".
Isócrates,
Oración de la paz
"Y entonces, aprovechando la ocasión, ... el orador reaparece como una ráfaga inesperada ... con énfasis y sin pausa hilvana las palabras y las frases que ha acumulado ... pero son inútiles, no persiguen nada bueno, se dirigen a lastimar a éste o aquel ciudadano, y al descrédito de toda la comunidad".
Demóstenes, sobre la Corona, 18/312
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