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El Mecanismo

Retratar a los delincuentes de cuello blanco

Foto: Netflix

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YOHAN URIBE JIMÉNEZ

“En Brasil todos creen que ser policía es entrar en las favelas y pelear con los narcotraficantes a balazos. Eso no es ser policía. Eso es ser un policía estúpido. No es la violencia en las favelas lo que jode a este país, tampoco es la falta de educación ni el fallido sistema de salud, ni el déficit público o las tasas de interés, el problema de nuestro país es la causa de todo eso, la corrupción”, con esa sentencia se presenta Marco Ruffo, protagonista de la más reciente producción del director brasileño José Padilha. El mecanismo, thriller policíaco, invita al espectador a mantener los ojos fijos en la pantalla negra durante los ocho capítulos de su primera temporada.

El director, productor y documentalista brasileño José Padilha está de regreso en la plataforma de Netflix, con una nueva y polémica producción. Una historia donde el retrato de la fauna criminal ya no recurre a las favelas y zonas marginales de Brasil porque los delincuentes se mueven en autos de lujo, viven en mansiones, ocupan oficinas dignas de la mejor arquitectura carioca y abordan aviones privados como quien coge un taxi. Padilha recrea la historia de corrupción que puso en jaque el sistema político brasileño en 2004 con la operación Lava Jato (Autolavado).

La aceptación de la serie en Brasil satisfizo las expectativas de la producción. Está bien montada, su banda sonora es excelente, la fotografía es impecable y las actuaciones de Selton Mello (Marco Ruffo), Caroline Abras (Verena Cardoni), y Enrique Díaz (Roberto Ibrahim) son fuertes, comunican y logran despertar emociones desde el primer episodio.

El mecanismo, además de un relato proclive a la polémica, es una propuesta colectiva, Padhila comparte el crédito del guión con Elena Soarez y la dirección de los capítulos con nombres como Marcos Prado, Felipe Prado y Daniel Rezende.

Padilha utiliza la voz en off de los dos detectives protagonistas (Ruffo y Cardoni) para darle variedad a la narración. Las secuencia son acertadas y de fácil lectura para el espectador.

Las aristas de la investigación y las tramas secundarias del relato son, al final, variaciones sobre el mismo tema, un cáncer que todo lo puede, tal simbolismo tiene una presencia permanente. Se trata de definir como la corrupción invade, carcome y destruye una sociedad llena de desigualdades, contrastes sociales y falta de oportunidades, enfermedad común de los sistemas latinoamericanos.

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Foto: Netflix

La operación Lava Jato de la realidad no es tan distante de la que Padilha, creado de la exitosa serie Narcos (también de Netflix) lleva a la pantalla chica. De modo similar a lo ocurrido con el sistema de corrupción que había en Brasil, lo sorprendente no es que se evidenciaran las malas practicas de la clase política o de la delincuencia, ya no sorprenden a nadie, sino que tocara precisamente al tercer engranaje del padecimiento: los empresarios.

La producción siembra en el espectador la curiosidad natural por ver lo que se viene en la segunda temporada. En la primera va cobrando relevancia el personaje de Brecht, uno de 13 empresarios involucrados en la mesa redonda de los sobornos para obtener contratos, personaje basado en la figura del empresario Marcelo Odebrecht. Se deduce que será en la próxima entrega donde se cuente la historia del hombre que hizo doctorado en corrupción transnacional.

El thriller se desarrolla en el pasado reciente, en el periodo de 2003 a 2014, cuando el Estado brasileño fue gobernado por dos representantes de la izquierda, del Partido de los Trabajadores, Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.

ALIMENTAR UN THRILER

La tensión del serial recae principalmente en el suspenso que marca el avance de la investigación. El director brasileño logra, sin escenas de disparos o persecuciones, mantener al espectador atento a una acción policíaca que se desarrolla más en los escritorios que en las patrullas.

Sin meter la quinta velocidad y sin la intrepidez de una fuerza élite, la fluidez de los diálogos ayuda a construir la esencia de El mecanismo. Y aun cuando se muestra como la corrupción empresarial y el poder político logran comprar casi todo, sin caer en la cursilería de la moraleja, los héroes de carne y hueso muestran una esperanza

Un detective, Ruffo, en condiciones económicas muy limitadas, su hija requiere costoso tratamiento médico, se arma de terquedad para vencer, con ayuda de algunos compañeros, a un sistema hecho para lastimar y acabar con cualquier buena intención.

Lo mismo sucede con el juez del caso, llamado Paulo Rigo en la ficción. Si bien la prensa lo criticó por buscar los reflectores con este caso, lo cierto es que sentó un precedente tanto en la realidad como en la ficción.

La construcción de los personajes, por parte de los actores principales, es sólida. Que los artífices de Lava Jato están vivos, tanto los buenos como los malos, anden por ahí abona a borrar la frontera entre la realidad y la ficción, pero, ninguno de los actores buscó un acercamiento para perfilar su interpretación.

Más allá de polémicas, la producción de Netflix entrega al espectador los elementos para concluir que la corrupción carece de ideología y que el dinero es capaz de comprar tanto a los de derecha como a los de izquierda, a los gobernantes y a la oposición.

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Foto: Netflix

POLÉMICA POLÍTICA

La serie advierte al espectador que es una obra de ficción basada en hechos reales y que el guión fue construido a partir del libro Lava Jato: el juez Sérgio Moro y los bastidores de la operación que sacudió a Brasil, del periodista Vladimir Netto.

A través de su cuenta de Twitter, la expresidenta brasileña, Dilma Rousseff, recreada como el personaje de Janete Ruscov, arremetió contra la plataforma de streaming y la acusó de hacer política: “El Mecanismo de José Padilha para asesinar reputaciones. Cineasta propaga 'fake news' en la serie de televisión lanzada por Netflix. Dilma desenmascara las mentiras”, e invita a leer un texto de su autoría.

El estreno del programa trajo consigo la creación de una campaña para que los brasileños cancelen su suscripción al servicio de emisión en continuo. El director de películas premiadas como Tropa de élite, respondió a la que consideró una descalificación “patética” durante una entrevista y señaló: “No creo estar esparciendo noticias falsas. ¿O será que la corrupción gigante que el PT, PMDB y PSDB (algunos de los principales partidos de Brasil) operan en el país son 'fake news'?”

La polémica ha beneficiado a la serie tanto dentro como fuera de las fronteras brasileñas. Si dejaramos la ficción de lado, lo cierto es que el expresidente Lula da Silva, Joao Higinio en la serie, fue condenado, en el marco de la operación Lava Jato, a doce años de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero; Dilma Rousseff fue destituida por el Congreso brasileño en 2016 por maquillar las cuentas públicas.

Haciendo eco a su amiga, colega y compañera de partido, Lula da Silva anunció que denunciaría a la compañía estadounidense de streaming por El mecanismo o, cómo él la ve: "una pieza que es una mentira más”, eso dijo el político durante un acto público en la ciudad de Curitiba, en el estado de Paraná, escenario donde transcurren varios episodios de la serie.

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